-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂ

c u a t r o

2010년 4월 30일

— Tendréis entonces que entregarme vuestro proyecto el día 16 de marzo recordad que-

Mi atención dejó de centrarse en la voz grave del profesor de literatura, mi cabeza últimamente solo pensaba en volver a la librería a por algunos libros y en el chico converse. Parecía que no había nada más integrante en mi vida.

Siempre me había sentido inusual en cuanto a la demás gente de mi edad, y la pequeña probabilidad de que aquel chico fuese algo parecido a mí me había estado comiendo la cabeza las últimas semanas. Lo veía todos los días, menos los fines de semana, a la misma hora. Siempre escribiendo, por lo cual descarté que escribiese algún tipo de carta, ya que nadie tardaría dos semanas en hacerlo.

"Cosas que alguna vez me gustaría preguntarte, Chico Converse"

Escribí en una hoja, con tal de desahogar y vaciar un poco mi mente.

"¿por qué estás siempre ahí?"

Escribí lentamente. Sí, quería saber su nombre y su edad, pero si solo pudiese saber una sola cosa sobre él, sería la razón por la cual va siempre a Yeouido.

"¿tienes mi edad?"

"¿cómo te llamarás?"

"¿en qué instituto estás?"

"¿escribes sobre alguien?"

"¿eres solo un estudiante agobiado al igual que yo?"

Continué escribiendo, pensando que realmente no habría oportunidad de preguntarle aquellas cosas, era solo para quedarme más tranquila, si no las podía preguntar, las escribiría, tal y como haría él.

Desgraciadamente aquel ruido que indicaba el final de las clases por hoy me distrajo, haciendo que guardase el papel en el libro que continuaba leyendo.

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Caminé a paso ligero, sola, por aquella calle de Seúl para llegar a casa, mientras llovía y mi paraguas rojo me protegía de mojarme.

Iba sola porque, aparentemente, todo el mundo tenía planes aquella tarde. Pero no era ningún problema para mí, pensando que podría pasar la tarde descansando.

Al llegar a casa, opté por una mochila más pequeña con lo necesario para salir un rato por la tarde, como siempre.

— HyeRi — oí la voz de HyeJin y unos golpes en la puerta.

— ¿Qué pasa? — abrí la puerta, encontrando a mi hermano, intentando echar un vistazo a la habitación, sus ojos pararon el recorrido cuando vieron mi mochila, sabía que iba a salir.

— No pretenderás salir hoy — me dijo completamente extrañado — sabes que está lloviendo, ¿no?

— No HyeJin, a parte de estúpida soy ciega — le solté con sarcasmo — quiero salir un poco, es viernes — intenté justificar — ¿tú no tienes planes?

— Vale sí pero-

— No te preocupes — le solté — solo iré a un café, supongo.

— ¿No quedas con EunJi? — me miró inocentemente.

— Está con JiHyun, haciendo compras o yo qué sé — fui sincera mientras sonreía, para luego alborotarle el pelo y despedirme.

Afortunadamente, la lluvia había cesado, y caminar escuchando música mientras llegaba a Yeouido se volvió sumamente agradable. Inconscientemente había llegado a aquel lugar de nuevo, tenía el camino tan asimilado que podría ir con los ojos cerrados.

Disfruté de una media hora debajo del árbol, el que ya me había apropiado, el chico estaba allí cuando yo llegué, hoy era de los días en los que parecía que estaba de buen humor.

No había casi nadie, por no decir que éramos los únicos allí, y era obvio que la gente no iba a un parque cuando se preveía una tarde llena de lluvias fuertes.

Y tenían razón, tenían la razón absolutamente.

Guardé el libro cuando noté como varias gotas mojaban la página que leía, para luego caer el doble, el triple y así hasta formar una tremenda lluvia en minutos. Seguí guardando mis cosas y cuando me quise dar cuenta, había desaparecido. Aquella única persona que estaba en Yeouido se había largado sin más, y yo pensaba en qué podía hacer.

Sabía que debía ir a casa, pero, tampoco debía enfermarme a lo largo del camino andando por aquella lluvia. Lo único que pasó por mi cabeza fue un café. Era la único cercano con lo que iba a poder hacer tiempo.

Empujé la puerta metálica mojada, produciendo un sonido de una campanita. Miré alrededor, dándome cuenta de que las personas que estaban cerca de Yeouido habían hecho lo mismo, y la cafetería se encontraba cerca del punto turístico, con lo cual estaba completamente aglomerada, lo que hizo que replantease si si quedarme o no, pero mi mente cambió de opinión al visualizar a lo lejos un gorro rojo, uno que ya sabía distinguir muy bien desde lejos.