c u a r e n t a y u n o (ii)

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— ¿Quieres que lleve eso también? — señaló amablemente una de las bolsas que cargaba yo, aunque fuesen menos de las que llevaba él

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— ¿Quieres que lleve eso también? — señaló amablemente una de las bolsas que cargaba yo, aunque fuesen menos de las que llevaba él. Su sonrisa iluminaba la oscura noche que se había instalado una vez salimos del local en el que compramos la cena.

— No hace falta, pero gracias — intenté sonreír igual que hacía él todo el tiempo, ahí me di cuenta de lo difícil que era.

— Oye... — su tono cambió, y clavó su mirada en el suelo mientras caminábamos, ya no sonreía de oreja a oreja y no me miraba directamente — ¿pasa algo con NamJoon? — dirigí mi mirada hacia él, algo sorprendida por la pregunta, tal vez más por su seriedad inusual.

— ¿Con NamJoon? — volví a repetir algo incrédula, a lo que él asintió aún sin dirigir su mirada hacia mí — no que yo sepa, ¿por qué?

— Ah, no, es que... — bajé esta vez yo la mirada al suelo, estábamos a nada de llegar a casa, todo el camino con HoSeok había sido agradable, pero no comprendí la razón de esa pregunta — solo pensé que erais más cercanos, a lo mejor era mi impresión y-

¿No lo éramos? ¿O sí? Comenté en mi propia cabeza, pero HoSeok pareció arrepentirse de aquella pregunta así que cambio de tema en cuanto pudo, sin dejar rastro de la pregunta para la que no había respuesta. Al menos podía admitir que aquel chico tenía el don de hablar con la gente, no se había quedado sin tema de conversación en todo el camino, no había hecho las cosas incómodas -excepto por aquella pregunta la cual no entendí-, y si el hilo de la conversación hubiese dependido de mí, no creo que hubiese durado ni cinco minutos.

Regresamos a los pocos minutos a casa, y nada más entrar todos los ojos de aquellos chicos brillaron, sobre todo al ver cómo sacábamos los recipientes de comida, los dejábamos en la mesa y el aroma inundó toda la casa. Aunque poco duró, pues devoraron absolutamente todo en un tiempo récord, ni siquiera era consciente de que tuviesen tanta hambre. Me alegré de que HoSeok me hubiese acompañado y me hubiese recomendado pedir más comida de la que yo tenía pensada, me alegré bastante.

En cuanto terminaron regresaron al salón y probaron un videojuego que había salido hace poco, lo sabía porque oía aquella conversación cuando recogía los restos que había en la cocina. Para mi grata sorpresa, NamJoon se ofreció a ayudar, pero rechacé la ayuda lo mejor que pude, a lo mejor me estaba equivocando y debía hablar con él. Sentía que nos habíamos distanciado y solo habían pasado algunos días, pero no nos habíamos visto, él estaba ocupado y yo estaba... ¿triste? ¿reconectando conmigo misma? Ni siquiera entendía mis propios sentimientos, menos iba a entender lo que ocurría entre el Chico Converse y yo.



──────────



Cada vez me pesaban más los ojos, hacía un gran esfuerzo por seguir entendiendo las últimas líneas del capítulo de un libro, sabía que me estaba quedando dormida. Hacía horas que no escuchaba ruido ni conversaciones en el salón, tal vez porque eran cerca de las cuatro de la mañana y ya se habían quedado absolutamente dormidos. Había un íntegro silencio -a veces interrumpido por algún que otro ronquido-, y supuse que no se habían ido.

Cerré el libro de golpe y sucesivamente mis ojos, disponiéndome a dormir de una vez.

Pero no podía. Igual que ayer. Que antes de ayer. Y que otros días. Parecía una racha de insomnio por la que tendría pasar, o a lo mejor mi ciclo de sueño estaba tan alterado que ya no era ni un ciclo.

Dejé que un suspiro se escapase de mis labios y volví a abrir los ojos, clavándolos en la ventana y en cómo la luz lunar iluminaba débilmente mi habitación. Pronto escuché mi teléfono vibrar en mi mesa, hesité si debía mirar la notificación, pero mi aburrimiento y mi carencia de sueño hizo que alargase el brazo para mirar qué notificación había saltado en mi móvil.

Chico Converse

Estás despierta?
03:59

No
03:59

Por qué?
04:00

En cuanto pulsé el botón de enviar, unos golpes sonaron en la puerta de mi habitación, como supe quién era, me levanté de mi cama y caminé por el frío suelo hasta abrir la puerta, para encontrar un NamJoon en un suéter gris y pantalones deportivos, con su móvil en el mano y unos ojos brillosos, carentes de sueño pero rebosando sentimientos.

— ¿Pasa algo? — le pregunté seca, pensando que igual necesitaría algún tipo de ayuda y solo había venido a eso. Él se encogió un poco ante mi tono y sus ojos se cargaron aún más de brillo.

— No puedo dormir — se inclinó hacia mí, quedando sus labios a unos escasos centímetros de mi oído, habló mucho más bajo que yo, susurrando, pero manteniendo su tono de voz grave, haciendo que notase un escalofrío por mi columna vertebral — todos están dormidos — dijo cuando recobró una postura más alejada,  se apartó del marco de mi puerta, haciéndose a un lado para que viese la sala de estar, y llevaba razón, todos estaban dormidos profundamente.

— ¿Qué quieres que haga? — le pregunté aún sin mirarle, agradecí a la oscuridad que mi sonrojo no fuese tan patente, y observé las divertidas posiciones en las que se habían quedado dormidos, pero sin saber qué esperaba el chico converse de mí en esos momentos.

— No sé, ¿no teníamos una conversación pendiente? — sugirió como plan para un domingo a las cuatro de la madrugada, por parte llevaba razón, teníamos un charla pendiente, pero me parecía que no era el mejor momento.

Yo solo suspiré y creo que dejé obvio con mi rostro que no quería hablar con él, llevaba todo el día evitándolo y mi yo de las cuatro de la mañana era aún más vulnerable que mi yo del día, por la noche todos éramos más sinceros y más reales. Y eso me gustaba, pero me asustaba por igual.

Pareció comprender que no era mi primera opción y que quedaba ridículo lo que acababa de sugerir, pero yo me lo estaba replanteando todavía — vale, es igual, déjalo, lo siento — soltó con un tono más apenado y vergonzoso, trató de darse media vuelta y regresar con los demás, y en cuanto vi cómo hacía el amago de alejarse supe qué hacer.

Salí detrás de él, cosa que debió impactarle, pues se giró de inmediato y frunció su ceño, sin pronunciar palabra alguna. Yo solo le indiqué que guardase silencio, temí porque alguien se despertase, porque los dos éramos demasiado torpes como para deambular por una casa a altas horas de la madrugada y no despertar a nadie.

Me siguió confuso, pero hizo todo lo que le dije, se calzó y se colocó el abrigo que llevaba siempre, y salimos del apartamento con el mayor sigilo posible. Preguntó dos o tres veces adónde le estaba llevando mientras subíamos unas escaleras que había en el edificio, yo solo le respondí que por favor confiase en mí. Como esperé, lo hizo.

-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora