d i e c i o c h o

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Mis planes, los cuales eran dormir y no hacer nada durante todo el fin de semana fueron interrumpidos varias veces, estaba claro que no me querían dejar descansar. El sol de mayo iluminaba mi habitación por completo, y al abrir los ojos escuché dos sonidos consecutivos de mi teléfono.

No quería contestar, no lo iba a hacer. No tenía nada en contra de la persona que llamase, pero quería tomarme mis días de descanso y de no hacer absolutamente nada.

Eso pensaba.
Eso pensaba hasta que el sonido de una segunda llamada comenzó a sonar.

— ¿Sí? — respondí sin siquiera haber mirado el nombre del contacto que me llamaba.

— Chica Cerezos — escuché su voz, cosa que me sorprendió gratamente, y sentí mi corazón dar un vuelco — supongo que hoy no tienes planes.

— Oye — le dije con mi voz ronca todavía — ¿qué te hace pensar que mis domingos no son ocupados? — le respondí.

— El hecho de que te pasases domingos enteros en Yeouido y no faltases nunca — se defendió, sorprendiéndome por segunda vez.

— ¿Qué ocurre ahora, molesto amigo Converse? — le pregunté por el motivo de su repentina llamada.

— Quiero ir a ver una película y una exposición — soltó, sin más.

— ¿Y necesitas mi aprobación o algo? — pregunté sarcásticamente, levantándome de la cama y estirándome.

— ¿Puedes- — hizo una leve pausa mientras yo bostezaba — venir? — finalmente sugirió.

— Verás, Kim NamJoon, — le nombré — tenía un plan perfecto para este fin de semana: no hacer absolutamente nada — le contesté, sin remordimiento alguno.

— Bueno, vale, perdón entonces — me contestó con un tono más bajo, sin dejar su aire educado, y finalizó aquella llamada que me había despertado.

Fui directa al cuarto de baño y me enjuagué toda la cara con agua fría, despertándome por completo, pero volviendo a ser interrumpida por un sonido proveniente de mi teléfono móvil.

— Kim NamJoon, — hablé sola dirigiéndome a la pequeña mesa de mi habitación, donde mi teléfono se estaba cargando — no sé qué voy a tener que hacer conti- — callé después de leer el nombre de EunJi en mi pantalla.

"Hye"
"Vamos al cine hoy??"
"Realmente quiero ver una película:("
"Me lo debes!"

No sé en qué momento le debía a EunJi nada, pero le negué el plan, al igual que al chico Converse, pero EunJi, a diferencia de NamJoon, siguió insistiendo.

"Ya, Song HyeRi"
"No crees que me lo debes?"
"Siempre estoy ahí para ti"
"Es lo único que te pido"
"Nunca te das cuenta de todo lo que
la gente hace por ti?"

El hecho de que EunJi me estuviese hablando de esa manera me desconcertaba, "Nunca te das cuenta de todo lo que la gente hace por ti?" .
Igual EunJi no era la única a la que le debía algo, ni a la que le había negado lo único que me estaba pidiendo.

Me sentía mal, me sentía malditamente mal por EunJi, pero había alguien que me había ayudado mucho y ni siquiera se lo había pedido.

Contactos.
ChicoConverse.
Llamar.

— Oye, NamJoon — le nombré en cuanto atendió la llamada — igual... — dejé una pausa, ya que no sabía cómo continuar.

— ¿Chica Cerezos? — preguntó NamJoon, al notar mi silencio.

— Que voy contigo — solté de golpe — dime un sitio y una hora.

— ¿Qué te está haciendo cambiar de opinión? — me preguntó curioso.

— Respóndeme antes de que me arrepienta — le dije.

— Estación de bus enfrente de Yeouido, tienes treinta minutos — me respondió finalmente.

— ¡Kim NamJoon! ¿¡Treinta minutos!? Son las ocho de la mañana, domingo, ¿qué pretendes? — le respondí, esperándome que me propusiese quedar por la tarde o al medio día.

— Solo pretendo desayunar antes de ir al museo, ya me lo agradecerás — afirmó.

— Más te vale — finalicé mi llamada.


──────────

Cuando aparecí aquel domingo a las ocho y media de la mañana en la parada de autobús acordada, unas converse rojas no tardaron en aparecer de seguido, yendo al sitio de la anterior vez para desayunar.

— Entonces, ¿el plan es desayunar, ver una película y una exhibición? — le pregunté, mientras daba un sorbo a su café con hielo.

— Sí, exactamente — respondió serio.

— ¿Era yo tú única víctima? — le dije sarcástica — tú eres el que está a punto de tener un grupo.

— Sí, pero — dejó la taza, ya vacía, en la mesa — de momento solo hay un chico definitivamente, y normalmente no quiere ver exhibiciones conmigo. Además está bastante ocupado — me empezó a explicar, apartando la mirada y dirigiéndola a una ventana — pero no nos vendría mal salir juntos, tendremos que acercarnos, digo yo. Pasaremos mucho tiempo juntos en cuanto tengamos el debut — terminó por decir.

— ¿No os lleváis bien? — le pregunté curiosa, ya que le veía dispuesto a explicarme más.

— Nos llevamos bien, pero el nivel de cercanía es mínimo — empezó — de todas formas probablemente en cuanto empezamos a entrenar para el debut nos acercaremos. Pero por ahora ni siquiera sabemos mucho los unos de los otros.

— ¿Todavía no tenéis pensado fecha del debut y demás? — seguí preguntando, totalmente inmersa en la conversación.

— YoonGi y yo quedamos muy a menudo para tener clara la canción, el concepto... — me respondió.

— ¡Ah YoonGi! — reconocí aquel nombre — ¿no fue el que pusiste como excusa cuando viste aquel día a JiHyun? — sonreí.

— Sí — me sonrió, cerrando sus ojos, lo cual me pareció un gesto adorable, igual que el hoyuelo que se le marcaba en la mejilla — es al que más conozco, de momento.

Siguió comentándome más cosas, hablábamos y disfrutábamos del café esa mañana de mayo, como si fuese mi amigo de la infancia. ¿Desde cuando eres cercano, chico Converse?

-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora