En cuanto empujé la pesada puerta que hacía tiempo no veía la fría brisa de enero nos azotó suavemente el rostro, NamJoon me seguía detrás, y quedó aturdido ante el paisaje nocturno de Seúl que ya se veía una vez se atravesaba la puerta de la azotea. Fijó su mirada en los edificios, en el cielo, las estrellas, la luna y cada diminuta luz de cada casa que se distinguían de la ciudad, y luego devolvió su mirada hacia mí, le brillaban los ojos y su hoyuelo estaba a punto de aparecer, su semblante irradiaba una leve felicidad. Podía decir que él brillaba incluso más que la luna.— ¿Y esto? — me preguntó con su mirada fija en mis ojos, con aquel brillo excepcional de su mirada y sus hoyuelos a juego, retorciendo mi estómago de ternura y haciendo que me arrepintiese de casi decirle que no.
— Solía venir con HyeJin cuando era más pequeña — suspiré, dejando de mirarle y sentándome apoyando mi espalda contra el muro del que formaba parte la puerta — era de mis sitios favoritos, pero hacía mucho que no venía. Me ha sorprendido que sigan dejando esta puerta abierta — NamJoon no tardó en imitar mi gesto, sentándose junto a mí, apoyando su espalda en el mismo muro y fijando su mirada en el bonito paisaje.
— Me caes bien por este tipo de cosas, eres de las personas más impredecibles — sentí como sonreía mientras miraba mi rostro, quise sonreír por el comentario pero mis comisuras no se levantaron en ningún momento, me concentré en observar las diminutas luces que había por toda la ciudad. Él, al ver que no obtenía ninguna respuesta de mi parte después de unos instantes, intentó romper el hielo — ¿estás bien, HyeRi?
Aquella pregunta fue como un golpe de realidad, no podía responderla, ni siquiera me salieron palabras por segundos hasta que pude reaccionar. Un nudo ataba mi garganta, sin dejarme formular palabra, y otro cargaba mi corazón sin dejarme sonreír siquiera y demostrarle que con él sí que estaba bien, con él siempre estaría bien.
— Yo tampoco lo sé — le comenté tras un tiempo, sabía que me estaba mirando, pero yo no podía mirarle a él, debía mantener la mirada fija en otro sitio, y las estrellas me hacían un favor en ese momento.
— Quiero que confíes en mí — sentí como reposaba su mano en mi antebrazo, y se acercaba más, al igual que su rostro, que buscaba mi mirada ya desesperadamente. Pero Namjoon me conocía de sobra como para saber que mirarle solo me ataría la garganta más.
— Y lo hago — dije aún sin mirarle a los ojos por más que buscase mi mirada, seguía notando su contacto en mi brazo, como dudoso.
— ¿Sabías que cuando mientes nunca me miras? — carcajeó, no parecía estar de mal humor, al contrario, solo parecía querer ayudarme de verdad. En cuanto escuché su risa dirigí mi mirada hacia él por fin, su mirada sí que irradiaba preocupación — ¿qué ocurre? — me preguntó cuando dejó de sonreír.
— Sólo quiero encontrar mi propio camino y mi propio objetivo — comencé a explicarme, mi voz no sonaba para nada fuerte, era floja y suave, como si con eso consiguiese que fuese inaudible para NamJoon, pero él me escucharía aunque susurrase por lo bajo — quiero saber quién soy. Todos tenéis vuestro camino, tú eres un trainee, EunJi conoce las escuelas las que va a asistir, HyeJin conoce lo que le apasiona y se dedicará a ello, JiHyun tiene un talento innegable para lo que le gusta... es complicado tener ese alrededor cuando tú no sabes ni quién eres ni qué propósito tienes en esta vida — le expliqué, comencé a sentir un cúmulo de lágrimas en mis ojos y mi labio superior temblar levemente, sin embargo NamJoon parecía ensimismado con la conversación, jamás había presenciado la expresión que tenía ese día, nunca — es... todo muy difícil — y fue cuando mi voz quebró por completo, a mí dejándome sin aliento y con lágrimas acumuladas en mis ojos, al borde de derramarse, y a él, lo dejó con un brillo y una expresión que en mi vida había visto.
NamJoon dejó de mirarme y devolvió su mirada a las estrellas que había esa noche, y yo, al contrario, dejé que las lágrimas que se acumulaban en mis ojos por fin se resbalasen de manera silenciosa, aprovechando que ahora no me miraba.
— No me preocupa — comentó después de un tiempo, cuando yo ya había empezado a tener que sorber mi nariz y limpiar mis ojos, — pero porque eres cómo eres.
— ¿Qué dices? — sus palabras fueron otro golpe más, como un tirón del nudo que ataba mi garganta y mi corazón, no entendí aquellas frases y comenzaba a frustrarme, era ridículo el llorar en una azotea a las cuatro de la mañana un domingo y que encima la persona con la que estuvieses te dijese que no importaba.
— Si fueses alguien sin ningún tipo de talento o valor me preocuparía por ti — dijo doblando sus piernas y llevándose las rodillas al pecho, abrazándose a sí mismo. Hablaba con una lentitud pasmosa que calmó mi respiración e hizo que inconscientemente me encontrase mejor — pero eres inteligente y tienes una personalidad difícil de encontrar en los demás — jugaba con sus dedos mientras soltaba tales palabras, yo solo le miraba sin dar crédito a lo que decía — sé, sin ninguna duda, que cuando encuentres lo que quieras hacer, vas a triunfar en ello, y brillar — sentí nuevas lágrimas recorrer el mismo trazo húmedo que habían dejado las anteriores por mi rostro, pero estas eran diferentes — está bien si no tienes un sueño, no corras, ¿qué tipo de prisa tienes? — había ladeado su cabeza, como acostumbraba a hacer cada vez que hablaba con más sentimiento.
No respondí, sólo intenté ahogar todo mi llanto aunque mis lágrimas lo dijesen todo por mí. Él se quedó estático todo el tiempo, pude ver que observaba el cielo como si encontrase en él una belleza y consuelo, lo que yo había encontrado en sus palabras y su manera de decirlo.
— Se me olvidó darte las gracias por el cuaderno — le comenté después de un rato. No sabía cuántos minutos habían podido pasar, diez, quince, tal vez veinte, o a lo mejor llegaba a la media hora. Con NamJoon perdías la noción del tiempo. Solo sabía que había pasado el suficiente tiempo para parar mis lágrimas y recobrar un tono de voz estable.
— ¿Lo estás usando? — dejó de ladear su cabeza y esta vez sentí como me miraba, aunque yo no dirigía mi mirada hacia él.
— Muchísimo — solté un tipo de carcajada irónica, nunca me imaginé a mí misma articulando tales palabras — creo que ahora te entiendo y te conozco un poco mejor— aquellas palabras parecieron hacerle sonreír lo suficiente como para entrecerrar sus ojos y darle paso a la aparición de sus hoyuelos.
Solo contemplé aquella escena. NamJoon sonreía con sus hoyuelos marcados en una simple capucha grisácea que se había puesto por el frío de la azotea y que ocultaba un cabello despeinado. Sus ojos brillaban igual que las estrellas que hacían de fondo y las débiles luces iluminaban su tez con una luz amarillenta, pero haciendo que se viese completamente etéreo. Subió su mirada hacia mí de nuevo y por un momento me sentí comprendida, escuchada, amada. Afortunada. No todo el mundo tenía un NamJoon en su vida.
El chico de ojos estrellados que iluminaba las noches más oscuras.
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-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂ
FanfictionA ti, Chico Converse, o Kim NamJoon: ¿Quién imagino alguna vez que realmente te convertirías en la persona más brillante, en esa que siempre quisiste ser? Y cuando pensaba que no volvería a verte, no, no lo hice. Pero tus canciones, ya escritas y...