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Casi una hora y Yoongi todavía no convencía al terco Jimin de que cancelase su concierto, y cada vez le preocupaba más la idea de que algo ocurriese. 

-Yoongi, te agradezco mucho que te preocupes por mí, de verdad... Pero...

-Tú en mi lugar hubieses hecho lo mismo, ¿No?

-Por supuesto, y tú también te hubieses negado a cancelar un concierto...

-Eso es verdad, pero...

Para tranquilizarle, el peliazul cogió una de las grandes manos de Yoongi entre las suyas haciendo que la diferencia de tamaño entre sus manos y las del rapero fuese de lo más evidente.
Ante ese gesto, el pelinegro levantó la mirada para verle.

-Confía en mí... Por favor... No quiero decepcionar a mis fans... No puedo hacerlo... Además... Gracias a ti estoy en el mundo de la música... Gracias a ti soy feliz y... No quiero decepcionarte a ti tampoco...

-No digas tonterías... -Respondió rápidamente el mayor apretando un poco las manos de Jimin. -Tú nunca podrías decepcionarme... La única persona que consigue decepcionarme cada día soy yo mismo, porque tengo delante al chico más dulce, cariñoso, atento e inteligente frente a mí casi todos los días y no soy capaz de decirle lo mucho que le amo y que el pasado me importa una mierda... Y ahora que la relación entre ese chico y yo está mejorando, no quiero perderle...

Jimin se quedó perplejo ante esas palabras, no esperaba que de la conversación surgiese una declaración.
Sus ojos estaban como platos, sus manos temblaban ligeramente, su corazón latía con fuerza y en su estómago revoloteaban millones de mariposas.
El rapero suspiró al no obtener respuesta, y con cuidado, soltó las manos de Jimin saliendo después de la cafetería cabizbajo y avergonzado, ¿Cómo se le había ocurrido semejante estupidez en ese momento? Y encima, como si el mundo le odiase en ese momento, había comenzado a llover con fuerza. El cielo se había oscurecido y parecía de noche, la gente corría de un lado a otro tratando de resguardarse, con cada trueno llovía más y más fuerte, y sin embargo, ahí estaba Min Yoongi, bajo la lluvia sin importarle que se estuviese empapando, simplemente se odiaba en esos momentos, pero de repente, como si de un ángel se tratase, Park Jimin agarró su brazo, el rapero rápidamente se giró y al verle, volvió a bajar la mirada y la cabeza avergonzado, lo cual le hizo más fácil al mejor alcanzar sus labios para poder besarle suave y lentamente mientras que dejaba sus manos en la nuca del contrario y se pegaba a él todo lo posible sintiendo como la lluvia caía sobre ellos.
El mayor no daba crédito, ¿De verdad eso estaba pasando? No tenía muy claro si era un sueño o la misma realidad, pero no quiso averiguarlo en ese momento, simplemente rodeó la cintura de Jimin con sus brazos para acercarle aún más y así continuar con ese dulce beso que cada vez se hacía más apasionado.

Mientras el resto del mundo huía de la lluvia como si de agua radiactiva se tratase, ellos disfrutaban con cada trueno, con cada relámpago, con cada gota que empapaba su ropa, su piel y sus labios haciendo el beso mucho más húmedo.
La última vez que estuvieron juntos bajo una lluvia así, fue una pesadilla, una pesadilla que acabó con su romance, e irónicamente, esa lluvia que se lo llevó, lo trajo de vuelta llevándose consigo el agua todo el odio, el rencor, el orgullo, y dejando solo espacio a lo que sentían.

No hacían falta palabras, simplemente un beso servía para reparar cada pieza de sus rotos corazones.
Aquella noche fue catastrófica, pero ese día estaba siendo el mejor, era como si el universo les adorase, como si hubiese tirado de los hilos rojos para unirles impidiendo que volviesen a separarse.

Sex Contract 2 • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora