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• Dedicado a todos mis maravillosos lectores :3 💜 •

Ambos cuerpos exhaustos descansaban sobre la cama. Los chicos respiraban de forma entrecortada y sus pechos subían y bajaban con rapidez, estaban acalorados a pesar del frío que hacía fuera de la casa.
Lentamente el joven Jimin se giró encarando al de ojos felinos, dejó una de sus piernas descansando sobre las del contrario y este acarició el muslo con suavidad utilizando sus dedos.
Poco a poco, iban relajándose pudiendo por fin hablar.
Los dos reaccionaron al mismo tiempo y terminaron riendo. El peliazul le cedió la palabra y Yoongi comenzó a hablar sin dejar de acariciarle el muslo.

-No sé si después te arrepentirás de esto... Pero te aseguro que yo no... Jimin... Me da igual el pasado... Me da igual si preferiste a Jungkook... Me da igual si dudaste de estar conmigo... Te quiero... Te amo... Yo también he cometido muchos errores... Yo también he perdido mucho por mi orgullo... Y te pido que me perdones... Te pido que vuelvas a ser lo primero que vea nada más despertar y lo último antes de acostarme... Yo...

-Shhh... Calla... Hablas mucho... -Cortó Jimin sin poder evitar reír para después acariciar las mejillas del contrario mientras que le miraba con un brillo en los ojos. -Yoongi... El pasado se puede ir a la mierda... Yo quiero vivir el presente... Quiero vivirlo contigo...

Sin decir más, comenzó a besarle nuevamente.
Era un beso sincero, lleno de amor, libre de rencores, dudas u orgullo, el cual Yoongi no dudó en corresponder notando como su corazón volvía a latir... Como el cantante le había dado cuerda sincronizándolo con el suyo propio...
El hilo rojo se enreda, se llena de nudos, se tensa, pero nunca se rompe, pues es símbolo de que sin importar lo que ocurra, dos personas destinadas a estar juntas, acabarán estándolo antes o después.
Pero el de ellos no era el único hilo rojo, pues Taehyung y Hoseok, también habían encontrado el suyo propio.

-¡¿De verdad antes tenías el pelo rojo, Tae?! ¡Vuelve a teñirlo de ese color, así iremos a juego!

La emoción de Hoseok hizo que Taehyung asintiese de la misma forma sin dudarlo. El dulce pelirrojo y él habían pasado de bailar a hablar de temas triviales, olvidando que uno era famoso y el otro un profesor de canto.
Ambos estaban sentados en el suelo muy cerca el uno del otro, y por lo tanto, al instar levantarse, unos particulares llaveros sobresalieron se sus bolsillos y las hebillas, ambas rojas, se enredaron haciendo que no pudiese levantarse.

-¡Gudetama! -Exclamaron ambos al unísono para después sacar sus llaveros del bolsillo y ponerlos juntos todavía enredados debido a las rojas hebillas.

-Vaya... ¿También te gusta? -Preguntó Hoseok mirando con curiosidad al contrario.

-Me encanta... De niño tenía pósters por toda la habitación...

-Kim Taehyung, ¿De verdad no eres mi alma gemela o algo parecido? ¡Yo también tenía muchísimos!

Ambos se miraron muy sonrientes, con un brillo en los ojos y la ilusión de un par de niños como en un día de Navidad, ellos ya tenían su propio hilo rojo, o más bien, llaveros rojos, Gudetama los unía, y ellos no se molestarían en separarse.

Por otra parte, Namjoon y Seokjin se encontraban en la cafetería donde este trabajaba, hablando y hablando como si nada más existiese.
Ya llevaban dos cafés y tres pastelitos, y no se aburrían de mirarse, reír o hablar de cualquier cosa.

-Voy a recoger esto. Tenemos la mesa invadida... -Dijo Jin riendo levemente. -No tardo...

Justo en ese momento, cuando el pelinegro estaba a punto de levantarse, algo se lo impidió.
Namjoon y él se fijaron y vieron un lacito rojo que tenían los pastelitos en el envoltorio, se había enredado en sus meñiques, ambos rieron y las mejillas de Seokjin se pusieron completamente rojas, pues él era fiel creyente de la leyenda del hilo rojo, o en este caso, del lazo.
El rapero fue a desenredarlo, pero sin querer, acabó rompiendo un poco uno de los extremos haciendo que ambos estallasen en risas.
Jin se encargó de terminar de desenredarlo y lo guardó en su bolsillo.

-Al final va a ser verdad que eres el dios de la destrucción, Namjoon...

-Eso parece...

De nuevo, volvieron a reír. El pelinegro sabía perfectamente lo torpe que era el contrario, y le encantaba.
Daba igual si el rapero rompía cosas a menudo, Seokjin sabía que nunca rompería su corazón.

Y así fue ese día, probablemente el más feliz para los seis chicos, aunque... Para Jungkook tampoco fue tan mal, pues en Busan había empezado a sentir cierto interés por un amable chico de la estación de autobuses que le prestó un paraguas en ese lluvioso día... Un paraguas con mango rojo...

Sex Contract 2 • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora