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Ha llegado la hora... El peliazul debía ir ya a la casa del rapero, y por alguna razón, se encontraba frente al espejo de la habitación tratando de arreglar su pelo lo mejor posible, también había escogido una ropa algo formal; camisa blanca y pantalones de cuero negros con botas del mismo color.
Sí, quizá iba demasiado arreglado para una simple charla, pero simplemente sentía la necesidad de que debía ir así.

-¿Te vas...?

La voz del castaño sobresaltó al cantante, el cual al girar la mirada, vio que su novio estaba recargado en el marco de la puerta mirándole con los brazos cruzados y cierta seriedad, no era tonto, y obviamente sospechaba algo, pero ni él tenía muy claro el qué, simplemente se lo decía su intuición

-Eh... Sí... Cena de empresa... No creo que tarde mucho... -Respondió como excusa el peliazul poniéndose su chaqueta de cuero mientras se miraba al espejo.

-Ya... Pues... Que te diviertas...

Sin más, Jungkook salió de la habitación haciendo suspirar al cantante el cual se quedó mirando al marco de la puerta donde antes estaba su novio recargado.
A penas unos segundos después, el pequeño Haru llegó corriendo yendo hacia Jimin el cual se acuclilló para coger a su gatito en brazos dejando un beso en su cabecita.

-Espero que esto se solucione... Tu Papi Jungkook sospecha algo... Estoy seguro... Pero no te preocupes... Yo me encargo de arreglarlo...

Tras esas palabras, Haru maulló mirando a Jimin con sus grandes y brillantes ojos haciendo sonreír a su dueño.
Después de darle otro beso más en la cabeza, le dejó en el suelo de nuevo y se reincorporó para luego salir de la habitación.

Jungkook no estaba en el salón así que supuso que estaría cocinando, por lo tanto, el cantante salió de la casa sin decir nada, pues sabía que su novio no estaba de humor para despedidas.

A medida que se acercaba hacia la casa del pelinegro, el corazón del joven Jimin se aceleraba dándole vueltas una y otra vez en su cabeza a las palabras que le diría a su exnovio, pero ese tiempo de meditación no duró mucho más, pues por fin llegó a la casa, así que respiró hondo y llamó a la puerta.
Unos escasos segundos después, esta se abrió y Jimin se encontró con la penetrante mirada del rapero.
Sorprendentemente, él llevaba una camisa negra junto con unos pantalones y zapatos del mismo color, y eso en cierto modo hizo que el menor se tranquilizase, pues no era el único que se arregló.

-Al final has venido...

-Tú me lo pediste...

-Lo sé... Pasa...

El pelinegro se echó a un lado y Jimin entró a la casa agradeciendo pudiendo observar después de tanto tiempo ese salón y esas escaleras hacia el piso de arriba.
Su corazón dio un vuelco en cuanto observó la puerta del comedor entreabierta dejando ver una cena de lo más completa.
Era todo tal y como lo recordaba, nada había cambiado.

-He preparado la cena... ¿Quieres cenar y luego hablamos...?

El peliazul estuvo a punto de negar, pero en cuanto su mirada se encontró con la del mayor, no pudo resistirse, pues ya que se había esforzado, no podía rechazarlo.

-Claro... Dejaré el abrigo y vamos...

Yoongi asintió, y antes de que Jimin pudiese quitarse la chaqueta, el mayor se puso detrás suya para ayudarle acelerando el corazón del más joven.
Sus gestos hacia él tampoco habían cambiado nada, seguía siendo igual de caballeroso, y ahora, le tocaba enfrentarse a las acciones cometidas durante esa mañana, pues no le cabía duda de que el pelinegro no había olvidado ese beso, y que no lo dejaría pasar así sin más.

Sex Contract 2 • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora