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Izuku tenía un problema.

—¡¿Por qué tienes a un niño en tu habitación!?

Bueno, Izuku tenía dos problemas.

—¡Uraraka-san! ¡Midoriya-san! ¡¿Sucede algo?! —Se escuchó la voz de Iida detrás de la puerta

OK, Izuku tenía muchos  problemas.

Miró como Shōto parecía tranquilo manteniendo contacto visual con la chica castaña, quien ahora de mantenía callada. La puerta volvió a abrirse dejando ver a el de lentes, quien de igual forma preguntó por aquel niño con orejas y cola felinas.

Midoriya no podía sentirse más nervioso, miró a los que irrumpieron en su habitación y después de darle una mirada rápida a el pequeño sobre su cama comenzó a explicar el estado sobre este, tal y como el se lo dijo.

—¡Se ve demasiado lindo!

Exclamó Uraraka mientras corría hacia Shōto para cargarlo a apretarlo a ella en un abrazo mientras gritaba lo lindo y tierno que ahora se veía Todoroki.

—¡Uraraka-san, deja de gritar y deja a Todoroki-san!

Exclamó Tenya mientras hacía sus característicos movimientos robóticos. La castaña claramente lo ignoró y siguió apretujando a el niño contra su pecho.

El Todoroki menor volvió a sentirse incómodo a pesar de que ya conocía a la chica. Miró a el peliverde que miraba nervioso la escena y estiró los brazos hacia él mientras colocaba sus pies sobre el abdomen de la castaña para empujarla e intentar escapar de los brazos de esta.

—¡Necesitamos decirle sobre esto a Aizawa-sensei!

Volvió a hablar Iida sin dejar de agitar los brazos. Midoriya, con un tono rojizo apareciendo en sus mejillas, tomó a Shōto quien rápidamente se acomodó entre sus brazos y se aferró a este. Ochako simplemente se resignó a alejarse del heterocromático mientras ignoraba a su amigo de cabello azul, que aún seguía moviendo las manos como robot.

—Midoriya, tengo hambre

¿¡Shōto!? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora