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—¿Mi culpa dices? —Preguntó el héroe Endeavor mientras veía a su pequeño hijo con una cara de clara indignación por aquello que de le acusaba y él no tenía nada que ver —No me pediste que te llevara

—Pues tú tampoco te ofreciste, por eso es tu culpa —Respondió el menor sin siquiera mirarlo, solamente arrugando la nariz.

Enji no era tonto y sabía que podía aprovechar la situación para mejorar la relación con su hijo, no es como si no lo hubiera intentado ya, pero Shōto era alguien, bueno, complicado.

Al llegar a el supermercado el de ojos heterocromáticos se vio obligado a tomar la mano de su padre y caminar cerca de este para no perderse entre la gente. Mientras tanto el pelirrojo mayor había tomado una canastilla, pues no sería mucho lo que su hija le había pedido.

Cuando terminaron y se dirigían a pagar, las orejitas del menor se elevaron con curiosidad al pasar frente a unas estanterías, deteniéndose y haciendo que el mayor también se detuviera y lo mirara buscando una explicación por aquello.

—¿Me lo compras? —Preguntó el de cabello bicolor jalando la mano de su padre a la vez en la que señalaba un pequeño panda de felpa con brillantes ojos azules.

El más alto tomó a el animalito y lo analizó con una mueca de desagrado bajó la mirada atenta de su hijo, no pasaron muchos segundos cuando lo volvió a dejar en donde se encontraba para después volver a tomar la mano de Shōto y continuar caminando.

—Es feo —Habló haciendo que el pequeño bajara sus orejitas pegándolas a su cabecita.

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Avísenme si hay un error ortográfico o si los guiones se cambian por unos más cortos.

¿¡Shōto!? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora