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—¡Oe! ¡Maldito Deku! ¡¿Qué clase de mierda es esa que estás cargando?!

Exclamó el rubio de ojos carmín cuando entró a la cocina con un pelirrojo siguiéndolo por detrás, la atención de los dos había sido captada por el grito de la chica pelinegra de su clase.

—¡Bakubro! ¡No tienes que salir corriendo!

Habló Kirishima pasando su brazo por los hombros del rubio, el cual simplemente chasqueó la lengua y cruzó los brazos sobre su pecho.

—K-Kacchan, no llames así a Todoroki-kun...

Habló Midoriya sintiendo a el pequeño en sus brazos removerse con levedad para mirar a el rubio explosivo.

—¡¿Cómo te atreves a llamarlo así!? ¡Maldita bomba con patas! ¡Es adorable!

Gritó Ochako al ver la carita que el heterocromático hacía mientras miraba a el rubio, ignorando las palabras de Iida.

—¡¿Qué mierda haz dicho, cara redonda?! ¡¿Cómo carajo el maldito bastardo mitad-mitad puede ser adorable?! ¡¿Acaso eres idiota?!

El pelirrojo abrazó a el rubio antes de que este saliera disparado hacia la castaña para explotarle la cara.

—Midoriya, sigo teniendo hambre

La voz de Shōto junto a leves tirones en su camisa hizo que dejara de hacer caso a las demás voces que se escuchaban para poner su atención en el pequeño de cabello bicolor.

—Y-Yaoyorozu, me preguntaba sobre tenías algún conocimiento sobre como preparar soba...

Habló el peliverde acercándose a esta mientras pegaba a el menor a su pecho llevando su mano hasta una de las orejas peluditas de este comenzando a dar leves caricias. Shōto se recostó sobre el hombro del ojiverde y comenzó a ronronear antes de escuchar un grito de parte de Uraraka y alguien más.

—¡¿Ronronea?!

—¡¿Pero qué carajos?!

¿¡Shōto!? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora