Capítulo 12.

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Capítulo 12.

El entrenamiento.

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La sala de entrenamiento era un lugar amplio con piso de madera gastada, paredes altas, cuerdas colgando de las vigas, aparatos de entrenamiento y mares de armas en el ala oeste del Instituto. Una de las paredes era de cristal de arriba abajo, ofreciendo una vista espectacular a las costas de arena blanca y el atardecer reflejado en el agua.

Por alguna razón, Amber se sentía bastante tranquila ahí. Estaba esperando a los hermanos Monteverde llegaran. Isabelle y Marceline estaban ahí también, conversando de cosas un tanto absurdas.

― ¿Qué es lo que le gusta a la gente como tú? ― le preguntó Marceline a Isabelle mientras se hacía una coleta.

― ¿"Cómo yo"?

― Si, siempre he pensado que los mundanos son totalmente diferentes a nosotros los Nefilims.

Isabelle meditó su respuesta.

― Nos gusta salir con nuestros amigos, ir de compras, comer, ir a ver una película, ir a la playa... Cosas totalmente normales, creo.

― Bueno, creo que no somos tan diferente, a excepción de que a mí me han enseñado latín, lenguas demoniacas, he entrenado muy duro para ganar la condición física de un Cazador de Sombras promedio, investigar en fiestas ilegales, y muchas cosas así ― explicó Marceline.

― Me gustaría una vida así de interesante como la tuya ― admitió Isabelle, con los ojos brillando de emoción.

Marceline suspiró.

― No es tan divertido como se escucha. Siempre tengo que estar en custodia de Jem y Gideon, no puedo hacer nada. Por eso casi no tengo amigas.

― Me tienes a mi ― Isabelle la abrazó y ambas rieron.

Amber sintió una oleada de celos, pues hablaban como si ella no estuviera ahí. En ese momento se sentía reemplazada por su mejor amiga, como una niña de seis años que no quería que otra persona le hablara a su única amiga, y se sentía ridícula por todos esos celos.

Pero prefirió ignorarlas.

― Hola, chicas ― dijo alguien desde la entrada.

Las tres voltearon al mismo tiempo. Ahí estaban los hermanos Monteverde, quienes eran diferentes en todo sentido; Garrett se mostraba de mal humor y se notaba que prefería estar muerto a estar ahí, mientras Logan se veía animado y sonriendo. Se acercaron a ellas, esperando a dar instrucciones.

Logan se aclaró la garganta.

― Bueno, como ya saben, somos Logan y Garrett, y les haremos el favor de...

― ¡Qué emoción! ― exclamó Garrett sarcásticamente ―. Primero nuestro padre nos deja en este deprimente edificio en lugar de nuestra preciosa casa, y para colmo tenemos que entrenar a unas chiquillas novatas ¿Gideon y el estúpido no pueden hacer eso o qué? ― el chico apretó sus brazos cruzados contra su pecho, y un anillo de plata con motivo de un volcán le brilló en la mano derecha con la intensidad de una estrella.

― Cállate, por favor. Ellos están ocupados en otros asuntos, en los que también ayudaremos en un rato ― le reprendió su hermano. Después volvió a hablar con las muchachas ―. Bueno, son tres, así que yo me puedo encargar de dos.

― Gracias ― Garrett giró los ojos.

― Trabajaré con Marceline y... ― Logan Monteverde señaló a Isabelle ― contigo.

Corazón Metálico || Shadowhunters || No. 1 (Primera edición en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora