ADIÓS

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El se fue sin voltear en ningún momento, ella solo lo dejo marcharse no podía detenerlo sabiendo que su madre está enferma, no sería justo pedirle que se quede sabiendo eso, mejor cerró el ventanal y se recostó, ya no quería llorar mejor se puso a pensar que esta situación debe resolverse ya, por el bien de todos, pero sobre todo por el bien del corazón de Candy.

Ya en la mañana se prepara para el día de clases, como siempre se siente abrumada en ese gran cuarto es por eso que desde que regreso del castigo se apresura a alistarse para pasar el menor tiempo posible. Sigue su día con Terry y Anthony en la cabeza.

--¿Cómo saber a quién elegir? – Pensaba, ahora estaba tan distraída que no pudo llevar el paso a las clases y esto no fue desapercibido por las monjas puesto que le llamaron la atención en repetidas ocasiones, causando la burla de la mayoría de sus compañeras, en el caso de Eliza sus risas venían acompañadas de miradas amenazadoras era obvio que estaba más que molesta por no lograr que las sacaran del colegio, a pesar de todo eso Candy sonreía con Paty, que ahora a ella se le veía mucho más feliz y segura.

Transcurrió el día ya sin contra tiempos, termino su última comida para salir de allí pronto no quería ver el atardecer, camino sin mirar nada más, pero una mano la jalo del brazo llevándola a un pilar para esconderla

--¡Anthony, me asustaste ¡

--Lo siento, pero era la única forma de traerte aquí sin llamar la atención de las demás

--Lo entiendo, ¿Estas bien? ¿Necesitas algo?

--Necesito saber cómo esta, solo se lo que Paty me responde, necesitaba verte

--Gracias Anthony, estoy mejor solo debo cambiar mi dieta es todo—Ya se estaba cansando de decir lo mismo a todos

--Me da gusto Candy, entonces puedes decirme ¿Te gusto mi regalo?

--Claro que sí, es hermoso lástima que las monjas se lo quedaron

--Así es, la verdad es que no pensé en nada mas cuanto decidí entregártelo solo anhelaba verte feliz y prometo recuperártelo

--Ya no te metas en más problemas por mi culpa

--No son problemas, por ti haría lo que fuera por verte sonreír

--Anthony, no sigas

--¿Por qué no Candy? –Se le acerco más—Tu sabes lo que siento por ti

--Por qué no es justo para ustedes que estén sufriendo por mi indecisión

--Pues yo no te dejare sola, está más que claro eso, mi vocación está en Madrid, pero tú no estaba allá, vine a recuperarte, no como el que te ha dejado sola, se fue del colegio sin importarle nada mas

--No puedes decir eso él no se fue por que quisiera, no creo que sea correcto que hables así sin saber

--De acuerdo me disculpo contigo, pero de verdad Candy nunca te has preguntado ¿Qué hubiera sido si no nos hubieran separado?, nada de esto estaría pasando tu y yo seguiríamos juntos, él no existiría, yo sé que no me olvidas

--Pero si paso, por esa razón también esta Sahara –Anthony titubeo un poco, recupero la compostura y continuo

--Si, si está pasando, yo sé que fue mi error el que provoco todo esto, que debí defenderte desde el inicio, por favor Candy si estuvieras enamorada de él no tendrías duda alguna, esto solo es una prueba para nosotros –Le tomo las manos se acercó un poco más, después le acaricio la mejilla

--No te haré daño yo siempre estaré a tu lado

--Anthony --Ella dio un paso hacia atrás

--¿Por qué Candy?, tu sabes que tengo razón el solo llego en un momento vulnerable para ti si yo hubiera estado el jamás hubiera tenido oportunidad contigo, debes darte cuenta de eso, no es un buen muchacho no le importa nada solo se dedica a gastar el dinero de su padre, él no tiene de que preocuparse en la vida, en cambio yo si busco hacer las cosas bien pero no te das cuenta de eso, ese solo se aprovechó de mi equivocación y ahora que estoy aquí huye, eso quiere decir que no está dispuesto a luchar por ti como yo lo estoy haciendo

UtopíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora