HERMANO

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Durante esa semana Candy fue y volvió en un par de ocaciones al "Hogar de Pony" se paseaba por los pasillos observando cada rincón, cada detalle para ver que mas hacía falta, pensaba en que tal vez podría ser carpintera ya que los desperfectos nunca acababan o tal vez plomera, el drenaje se tapaba porque ya era viejo y estaba muy oxidado.

Cada que regresaba a la mansión atiborraba a Albert con las quejas y con las cosas que se le ocurrian para solucionarlas, pero él siempre le recordaba que debía encontrar un punto medio, aunque ella siempre decia que estudiaría de todo para arreglarlo todo, Albert siempre sonreía cada que escuchaba eso.
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-A nosotros nos resta un año mas aqui, que tortura - se quejó Archie
-Si, lo sé - replicó Anthony - al menos ya es menos, no se desanimen - caminaban Archie, Anthony y Stear rumbo al pozo
-Bueno no todo es tan malo tenemos cosas que contar, ¿recuerdan la vez que Roberto se tropezo en el comedor haciendo que la comida le cayera a la Hermana?  eso nunca lo olvidare - Anthony les dijo haciendo que los tres soltaron carcajadas.
-Si, lo recuerdo, pobre mujer se tuvo que ir a cambiar de inmediato, el jugo de ciruelas le manchó toda la ropa - acompletó Archie
-Roberto tuvo que ser auxiliado para levantarse ya que seguia resbalándose cada que lo intentaba- Anthony seguía contando la historia
-Tremendo chichon que le salió, le duro mas de dos semanas
-También cuando la Hermana Hortensia se quedó dormida en misa - Stear tenía mas que contar- la Hermana Greg se puso verde del coraje
-Ja ja ja - los tres reían con sus recuerdos graciosos que les llegaban.
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Toda una semana estudiando sus libretos sin ninguna distracción aprovechando que no conocía a nadie en el barco, los memorizó sin problema, en las últimas horas de viaje, ensayó como si estuviera frente al publico, solo imaginando el teatro lleno lograba no pensar en lo que se avecinaba, esto lo hacía para calmar sus nervios.

El personal del barco comenzó a gritar que solo era cuestión de minutos el bajar del barco, Terry se abrigó, ahora no fue necesaria la boina y la bufanda para esconderse, tan solo uso guantes y abrigo, tomó la maleta, salió del camarote, se dirigió a la salida del barco para no perder tiempo esperando a que los demás salieran, estaba cada vez mas ansioso mientras abrian.

Entre empujones de la gente queriendo salir y un ruido ensordecedor caminaba observando a su alrededor para encontrar pronto un carruaje desocupado y tomarlo antes de que alguien más le ganara. Como fue uno de los primeros en salir no tuvo que batallar mucho para divisar y encontrarlo, apresuró el paso al ver que un señor con cara de pocos amigos también quería abordar el mismo.

Ya dentro del transporte Terry se quito los guantes para poder acomodarse la ropa, se revisaba en repetidas ocaciones para ver que todo estuviera en su lugar, echaba un ojo a sus zapatos, después a su pantalón lo estiraba para deshacerse de cualquier arruga que solo él notaba, seguía con el saco que también estiraba de las mangas y solapas, con su cabello hizo algo parecido, lo peinaba con los dedos hasta cansarse.

El chofer le habló para decirle que habían llegado, su corazón se aceleró, como pudo, bajó observando el gran porton con el par de leones, sin dejar de mirarlo y con mano temblorosa saco con dificultad las monedas que le entregó al chofer dándole las gracias, de nuevo reviso su ropa solo así pudo apartar la vista del porton, con maleta en mano caminó hacia el lado izquierdo rodeando el colegio.

Encontró la barda trasera con un gran árbol pegado a ella, comenzó a escalarlo con un poco de trabajo por la maleta que en cuanto pudó la arrojo al interior, terminó de escalar, se sentó en una rama, suspiró al ver los grandes edificios, se puso de pie sobre la rama y saltó a la barda sosteniendose de las ramitas mas largas para no caer.

Una vez ya acomodado dió un gran salto al arbusto que le ayudó a amortiguar la caida; se levantó por completo y salió de entre las plantas, miró su ropa y se quejó al ver un poco de pliegues en el pantalon y una que otra mancha pequeña, con molestia comenzó a sacudirse la tierra y todo lo que se le había pegado.

UtopíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora