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- La nena anda llorando - puedo reconocer esa voz aún medio inconsciente. Tal y como me encuentro en el suelo de esa habitación - ¿Joel ya no está interesado por ti?

- Joel y yo... - intento decir pero me cortan

- Joel y tú nada - sentí otro golpe, esta vez me cogieron del cabello y me dieron un golpe contra el suelo que hizo que perdiera el conocimiento allí mismo.

Horas más tarde

Despierto y me veo rodeada de paredes blancas. ¿Dónde estoy? Intento incorporarme, pero alguien me coge de la mano y noto un peso en ese brazo, peso que antes no había notado. Miro hacia esa dirección y veo a Joel sentado en una silla al lado mío, cogiéndome de la mano y su cabeza apoyada en mi brazo. Está dormido. Sonrío al verle, se ve adorable, con la otra mano le acaricio el cabello hasta que veo que se mueve y sus ojos se abren poco a poco. Al verme despierta se reincorpora de golpe sin soltarme la mano.

- Estás despierta - dice sonriendo y asiento de forma obvia - no sabes el susto que me has dado. Cuando entré a la habitación y te vi ahí tirada inconsciente se me partió el corazón - ¿tanto le importo?

- Estoy bien. No te preocupes - sonrío y él sonríe de vuelta

- Temía no ver de nuevo esa sonrisa - dice agachando la cabeza. Yo le aprieto la mano y vuelve a poner sus ojos en mi

- He dicho que estoy bien, tranquilo - suspira y asiente 

Pasamos horas hablando, entre risas y tonterías. Me encanta estar así con él. Siempre estamos bajo la mirada de alguien o enfadándonos por cualquier tontería, pero al fin podíamos pasar rato los dos solos sin nada más que diversión.

Al día siguiente

Me despierto y suspiro al no ver a Joel a mi lado. Se escucha que pican a la puerta, les doy permiso para pasar y me quedo sorprendida al ver a mis amigas frente a mí o bueno las que eran mis amigas hasta ayer.

- Hola - susurra Nina. Ninguna se digna a mirarme

- Hola - contesto

- ¿Cómo estás? - Pregunta Hannah

- Bien, o eso creo, me di varios golpes. En realidad no sé como he acabado aquí - me sincero y todas me miran con los ojos abiertos

- ¿No recuerdas nada? - pregunta Danielle 

- Lo último que recuerdo es discutir con Sarah, salir de la habitación, encontrarme a Joel, irme después de gritarle y sentir un golpe

- ¿Nada más? - Vuelve a preguntarme Danielle y asiento

- T/N, sobre nuestra pelea...

- Tranquila, está todo arreglado. Tienes toda la razón Sarah, estoy enamorada de Joel y por más que quiera negarlo, es evidente no engaño a nadie. Ni siquiera a mi misma. Pero esa no es la razón por la que no quisiera vengarme de Jessica y sus amigas. Solo estoy cansada de jugar a las amenazas y las peleas. - me encojo de hombros y ella viene a abrazarme.

- Lo siento, de verdad - me dice con la vez rota y puedo notar que está llorando. La abrazo más fuerte sin darle importancia al dolor que empiezo a notar en el lateral derecho.

- Dices que no te quieres vengar de Jessica y de sus amigas, pero cuando te contemos esto vas a cambiar de idea - dice Nina haciendo que nos separemos, yo la miro atenta y ella suspira - La razón por la que estás aquí es por ellas. Mientras caminabas te agarraron y tiraron dentro de su cuarto con la mala suerte de que te diste con una de sus camas. Por si eso no bastara, después una pequeña discusión Jessica te cogió y tiró haciendo que te des un golpe contra el suelo.

- Menos mal que Joel pasaba por al lado y las escuchó histéricas. No sabían que hacer contigo, pensaban dejarte fuera tirada, pero él no lo permitió. Entró y te recogió, condujo dos horas hasta llegar a este hospital y no lo hemos visto de vuelta hasta esta mañana que vino a buscarnos para que pudiéramos venir a verte. Lo tendrías que haber visto T/N, estaba muy preocupado - me explica Nina

- Se nota que te quiere - me sonríe Sarah y yo le sonrío, pero esa sonrisa se borra al recordar todo lo que me ha explicado Nina. Se han pasado, esto es otro nivel, pensaban en dejarme tirada, ¿qué creían? ¿Qué nadie me buscaría? Es absurdo - sé lo que piensas y pensamos darle su merecido a las tres - niego

- No les hagáis nada. Al menos no hasta que yo vuelva - todas asienten y sonríen - ahora sí que me las van a pagar

Nos quedamos hablando de otras cosas hasta que llega Joel y dice que se tienen que ir, un coche las espera abajo. Una a una se despiden de mí y salen. Él las acompaña y en menos de dos minutos vuelve a entrar a la habitación, cerrando la puerta tras él. Lleva una sonrisa inmensa, nunca lo había visto tan contento.

- ¿Y a ti que te pasa? - le miro entrecerrando mis ojos para intentar averiguar que es lo que piensa

- "Estoy enamorada de Joel" - Dice con una voz aguda intentando imitar la mía y yo le miro con los ojos abiertos

- ¿De dónde has sacado eso?

- Estaba detrás de la puerta - se ríe y se sienta al lado mío volviendo a coger mi mano

- ¿Espiando? Que maduro Pimentel - ruedo los ojos y vuelvo a mirarle, su sonrisa no se esfuma de su cara

- Lo que tú digas, pero ¿Es verdad? - dice dudoso como con miedo de mi respuesta

- Tú sueñas - giro la cabeza hacia el otro lado, pero me obliga a mirarle - solo lo he dicho para que me dejaran en paz

- "Por más que quiera negarlo, es evidente no engaño a nadie. Ni siquiera a mi misma" - vuelve a poner esa voz aguda y yo suspiro. ¿Cuánto rato ha estado ahí?

- Ya te lo he dicho es para que no molestaran

- Entonces... - se levanta y acerca a mí - si me acerco a tus labios... - empiezo a notar como mi respiración se acelera y mis ojos pasan a sus labios - y te beso. ¿No te molestará? - susurra y yo no digo nada. No puedo impedirle que haga algo que tengo tantas ganas que haga.

Se va acercando más y cuando nuestros labios están a punto de tocarse se escucha que pican a la puerta y Joel se separa de golpe para volver a sentarse a mi lado. Una enfermera entra con lo que va a ser mi cena y yo suspiro irritada.

EL GUARDIA | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora