35

161 11 5
                                    

Es extraño. No consigo acordarme del momento en el que me había vestido y había llegado a las calles de mi ciudad natal, Miami.

Camino sin rumbo fijo, observando la gente que camina a mi alrededor mientras pienso en si sus vidas son igual de lamentables que la mía o si, por otra parte, tienen la gran suerte de poder hacer lo que quieran sin temer que alguien les separara del que consideran amor de su vida.

Mientras paso al lado de una cafetería, algo me llama la atención. Un chico, alguien que nunca creí volver a ver dadas las circunstancias, pero, sin embargo, ahí está, Joel Pimentel, ha tan solo unos metros de mí. Sin ni siquiera pensar lo que le diría, mis piernas ya se dirigen hacia donde está, y a medida que se acerca temo la reacción que tendrá al verme.

Mi corazón late aún con más fuerza cuando sube su mirada hacia mí, notando mi presencia, acercándose, y me dedica una de esas sonrisas que tanto me gustan y me hacen sentir en casa; haciendo por un momento que me olvide de la situación que vivimos.

- T/N, ya pensé que no llegarías - dice el pelinegro levantándose para apartar la silla permitiendo que me siente delante de él - por un momento pensé que te habías olvidado.

Su comentario me hace volver a la realidad. ¿Me había estado esperando? ¿Cómo podía ser eso posible? No recuerdo haber quedado con él y aunque hubiera querido no hubiera sido posible porque alguna de las personas que nos mantienen separados no lo habrían permitido.

- ¿A qué te refieres? - digo una vez estamos ambos sentados

- Nuestra cita. Pensé que lo habías olvidado, pero estás aquí y es lo que importa - dice mientras coloca la mano sobre la mía encima de la mesa

- ¿Cómo es esto posible? No recuerdo haber quedado en vernos - frunce el ceño sin entender mi respuesta- Joel, la última vez que nos vimos nuestros papás nos separaron. Tú te quedaste en Londres y a mí me enviaron de vuelta a Miami. No es posible que hubiéramos planeado esta ¿cita, dijiste? - su cara cambia completamente y comienza a reír, así que ahora era mi turno de fruncir el ceño sin entender que era tan gracioso.

- Amor, sabía que eras olvidadiza, pero no pensé que tanto - ¿amor? ¿Desde cuándo nos poníamos nombres amorosos para referirnos el uno al otro? - hace unas semanas conseguí venir a la ciudad sin que mis papás lo supieran y llevamos viéndonos en secreto desde entonces.

- Eso no es posible. Desde que llegué mis papás han estado pendientes de cada movimiento que hago. Con suerte me dejan respirar en paz

- Bueno, años de entrenamiento te han servido para poder escapar sin ser descubierta - dice con una sonrisa burlona

- Pero...

- Mejor olvidemos eso y disfrutemos de este momento juntos - dice sin dejarme hablar

Cuando voy a volver a hablar el mesero llega interrumpiéndome de nuevo para que pidiéramos nuestra comida.

La situación no tenía ningún sentido, pero decidí relajarme y disfrutar del momento como Joel decía, sobre todo por el miedo de que todo se desmoronara de nuevo en cualquier momento y me separarán de él de nuevo.

Pasamos una linda noche disfrutando de nuestra compañía, algo que ambos habíamos deseado desde el momento que nos vimos por última vez. 

Una vez terminamos de cenar, Joel conduce hacia una playa en la que al parecer no solía ir mucha gente. Con nuestras manos entrelazadas y con los zapatos en la otra caminamos por la arena hasta llegar hasta a la orilla, donde se encuentra una manta rodeada con algunas velas.

- ¿En qué momento preparaste esto?

- Magia - dice a lo que ambos reímos

Nos tumbamos en la manta él abrazándome mientras apoyo mi cabeza en su pecho.

- Sigo sin entender lo que está sucediendo, pero me alegro de estar aquí contigo. Temía no volver a verte y que te olvidaras de mí - digo alzando la cabeza para poder verle a la cara o más bien a su perfil, ya que su mirada se dirige al cielo estrellado que hay sobre nosotros.

- Nunca podría olvidarme de alguien como tú T/N. Haría cualquier cosa por volver estar contigo - dice mientras me mira a los ojos haciendo que sienta todo el amor que expresa con sus palabras - incluso huir de la otra punta del mundo y vivir como si fuera un fugitivo - dice riéndose, lo que provoca mi risa.

- No tienes remedio Joel Pimentel - digo volteando la cabeza de nuevo para centrar mi mirada en el cielo

- Es cierto. No me importa lo que tenga que hacer ni las consecuencias que pueda conllevar lo que haga si eso significa que puedo pasar tiempo contigo.

Al volver mi vista a sus ojos veo la sinceridad con la que dice sus palabras, confirmándome que de verdad haría cualquier cosa por mí.

- Me hace feliz escuchar eso, porque también haría cualquier cosa para volver a estar contigo

Su mano que descansa sobre mi cadera la sube a mi mejilla acariciándola para después hacer lo que llevaba esperando desde hacía mucho tiempo. Mientras nos besamos se me hace imposible no pensar en cuanto había extrañado sus labios y lo feliz que me hace volver a sentirlos.

- Al fin te encontramos - grita una voz detrás de mí, lo que hace sobresaltarnos y sentarnos observando a quien ahora nos rodean - me siento decepcionada con lo que has hecho.

- ¿Patricia? - digo observando como mis papás también se acercan a nosotros. Oh, no, esto no es bueno.

- No lograrán separarme de ella - dice Joel mientras hace que ambos nos levantemos preparados para salir corriendo cuando alguien se interpone en nuestro camino. Es uno de los guardias del internado.

- Dejen de hacer el ridículo. Ustedes no pueden estar juntos - esta vez es mi mamá quien habla

- Tú no eres la indicada para hablar. Siempre has estado ahí para arruinarme la vida haciendo todo lo posible para que no sea feliz

- No hables así a tu mamá, ella solo hace lo que es mejor para ti - mi papá habló

- No, tú no te puedes poner de su lado. Siempre has estado para apoyarme, no me dejes tú también - digo al borde de las lágrimas

- Entiende que nadie es el malo. Solo queremos que seas feliz con una relación que de verdad pueda traerte esa felicidad

- Joel me hace feliz

- Y T/N a mí - dijo Joel retando a su mamá

- Tonterías. Basta de esto - dice Patricia señalando al guardia para que agarre a Joel

- Ni se te ocurra tocarme - dice resistiéndose

- No, por favor - grito mientras mis papás me agarran para impedir que me acerque a él

Ambos conseguimos soltarnos y corremos a abrazarnos.

- T/N, escúchame - dice intentando captar mi atención - Despierta. Encontraremos una solución para esto, pero tienes que despertar

Lo vuelven a agarrar separándolo de mi.

- AHORA - grita

Me levanto de un sobresalto. Estoy en mi cama, en mi cuarto y sudor recorre mi cuerpo. Todo ha sido un sueño, pero aún no sé que significa.

¿Qué sucederá ahora? ¿Era un aviso de que todo irá a peor? No creo que pueda ir a peor de lo que ya está.

EL GUARDIA | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora