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- ¿Qué es lo primero que quieres hacer? - le pregunto al ver que había aceptado mi propuesta.

- ¿Sabes? Hace tiempo no salgo de fiesta a un club - lo miro sonriendo perversamente - me estás dando miedo - admite

- Acabas de despertar a la bestia - me levanto y tiro de él para que también se levante - vamos.

- ¿Por qué tanta prisa? Hay tiempo - me paro y acerco a él.

- Ya dije que despertaste a la bestia - me acerco un poco más y le saco las llaves del auto del bolsillo delantero de su pantalón - conduzco yo - salgo corriendo hasta donde se encuentra el auto.

- Eh, no. Eso no es justo - me dice casi sin aire después de venir corriendo.

- ¿Qué dices Pimentel? No te escucho - digo mientras me adentro en el auto. Entra y me fulmina con la mirada mientras se abrocha el cinturón de seguridad.

Salgo del sitio y me pongo rumbo a un club. En realidad conduzco por las calles hasta encontrarme uno, dado que no conozco la ciudad. Giro una esquina y me encuentro unas luces parpadeantes. Tengo dos opciones o acabo de encontrar lo que buscaba o es un club de striptease, cosa que tampoco le iría mal. Al final es la primera opción.

Bajamos del auto y nos dirigimos a la puerta. No hay que esperar, así que nos acercamos al guardia de la entrada, y tras luchar un poco, ya que aún tengo diez y siete años, nos dejan entrar.

Nada más entrar el olor a alcohol inunda mis fosas nasales y sonrío. Me giro para ver a Joel quien mira el lugar con cara de asco. Ruedo los ojos y suspiro satisfecha.

- ¡Vamos Pimentel! Ánima esa cara - me burlo dándole un golpe leve en el hombro

- No entiendo como puede gustarte esto - dice aún con la misma cara

- Esto - digo cogiéndole de la mano y empujándolo - es vida - lo llevo hasta la barra y nos sentamos - dos whiskys por favor

- No comencemos, ambos sabemos que vas a acabar muy mal - me mira atento y veo como el camarero deja los dos vasos delante de nosotros

- Tú estás haciendo lo que quieras sin pensar en tus papás. No seas los míos

- No intento ser tus papás pero... - Se queda en silencio al verme beber el contenido de mi vaso de un solo trago

- Otro - digo sonriéndole al camarero y me guiña un ojo

- ¡Tn! - me reclama Joel y yo le miro rodando los ojos

- ¿Te pusiste celoso? - lo miro burlándome

- No es eso, quiero que te controles

- Y yo que vivas - le acerco su vaso que aún no ha tocado y me mira, luego el vaso y de nuevo a mí - me controlaré cuando tú empieces a descontrolarte, como me dijiste hace un rato.

Me traen mi vaso y lo cojo, miro a Joel y este vuelve a mirar el vaso y de nuevo a mí aún no muy decidido. Suspira y choca su vaso con el mío para después bebérselo de un trago igual que yo anteriormente. Una vez el líquido pasa por su garganta veo que pone una cara rara.

- Wow. Quien te ha visto y quien te ve Pimentel, estás bebiendo alcohol

- Esto está asqueroso - levanta el vaso

- Al quinto ya te vas acostumbrando - hago una señal al camarero para que le traiga otro

- ¿Al quinto? - pregunta alterado y yo comienzo a reírme. En ese momento el camarero trae otro vaso, se lo doy y vuelve a mirarme con la misma cara de antes. Suspiro y le acerco el vaso a su boca, ríe y lo coge para bebérselo - espero que llegue el quinto rápido - dice con la misma cara que hizo después de beber el anterior

- De acuerdo. Pero ahora a bailar - le vuelvo a coger del brazo para llevarlo a la pista de baile y veo que se tambalea un poco - ¿estás bien? - él asiente - tu cuerpo no está acostumbrado al alcohol, creo que el quinto llegará antes de lo esperado - reímos y nos acercamos a la pista.

Joel baila con vergüenza, así que me acerco a él, le cojo de los brazos para acercarlo a mí y nos ponemos a bailar pegados. Noto como su confianza crece y pone sus manos en mi cintura.

- Veo que la vergüenza poco a poco se te va yendo - grito, ya que si no no me escucha por la música.

- Solo lo consigues tú - grita igual que yo acercándose. Ese acto hace que me ponga nerviosa y pongo mi mano en su pecho para apartarlo un poco

- Voy a por algo de beber - cambio de tema y me suelto de su agarre para ir a la barra

- Quiero uno yo también - grita mientras ve que me estoy yendo y le hago una señal conforme lo he escuchado.

Me acerco a la barra y pido dos vasos más. El camarero se acerca con los dos vasos.

- Parece que te quieren quitar al chico - me señala a la pista de baile. Me giro y veo a una chica bailando como yo antes con Joel.

- No, hoy no - me acerco a la pista y veo como ella se acerca a su boca.

En ese momento noto la sangre hirviendo me acerco a la tipa y la empujo fuertemente del hombro para apartarla de él.

- ¿Qué haces? Este es mío, búscate a otro

- La que se debe buscar a otro eres tú

- ¿T/N? ¿Por qué no dejas a la chica? - escucho que dice Joel.

- ¿Ves? Aquí sobras

- ¿No ves que está ebrio? No sabe lo que dice y tú te estás aprovechando

- Oh vamos, acepta que me quiere a mi

ECon ese comentario llego al límite y me tiro sobre ella. Comenzamos a darnos golpes hasta que noto que alguien me coge de la cintura, me giro y es el camarero. Me susurra un "será mejor que se vayan, yo me ocupo de ella" y me suelta. Cojo a Joel del brazo y lo empujo hasta la salida.

- ¿A dónde vamos? - pregunta una vez estamos frente al auto.

- A casa, sube - le ordeno y este lo hace sin rechistar, pero con dificultad, ya que llevaba varios tragos y hacía rato le habían hecho efecto.

Conduzco en silencio mientras que él mira por la ventana. Unos diez minutos más tarde llegamos, aparco, le ayudo a bajar y lo llevo hasta el ascensor para al fin llegar al apartamento. Lo llevo con cuidado a su cama y lo tumbo para después irme.

- Buenas noches, hermosa - dice antes de que salga

- Buenas noches - respondo enfadada por lo ocurrido en el club

Salgo de su cuarto para entrar al mío, me desprendo de mi ropa y me hundo en mi cama bajo las sábanas, hasta al fin caer en un sueño profundo.


EL GUARDIA | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora