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  Abro los ojos con dificultad, era de día, miro la hora y eran las diez de la mañana, suspiro y me siento en mi cama. Un insoportable dolor de cabeza me inunda, es inaguantable. Había vuelto a beber y no recuerdo ni siquiera como he llegado a mi cama. Me levanto y me ducho con agua fría, me pongo unos shorts y una camiseta blanca con un lazo a un costado. Bajo las escaleras y veo que Daisy está preparando la mesa para el desayuno.  

- Buenos días, señorita

- Buenos días, Daisy - Me siento mirando como acababa de prepararlo todo - ¿Me harías un favor? - Ella asintió - ¿Puedes traerme una aspirina? - se va y al momento vuelve con una pastilla y un vaso de agua, algo que agradezco internamente.

- ¿Anoche volvió a salir? - asiento tomándome la pastilla - Debe dejar de beber tanto, solo tiene 17 años.

- Lo sé, pero no lo puedo evitar. Es superior a mí - Me coloca la jarra con jugo de naranja y tortitas delante de mí

- Esto le ayudará a recuperarse - Me guiña el ojo y sale no sin antes darme un beso en la mejilla

Me sirvo el jugo en un vaso y cojo una tortita del montón. Empiezo a comer cuando escucha a alguien entrar a la cocina.

- Buenos días, no esperaba que te levantarías tan pronto - Me lo quedo mirando

-Es real, pensaba que solo había sido una pesadilla

- ¿El qué? - Me mira confundido

- Tu existencia - ríe de forma irónica

- A veces me sorprende tu amabilidad - Dice irónico y yo solo me limito a sonreír. Nos quedamos en silencio, de esos incómodos. Ninguno de los dos sabemos que decir, solamente miramos como el otro desayuna.

- ¡Para! Me pones nerviosa

- ¿El que te mire? - Sonríe

- No me gusta que la gente me observe mientras como - baja la mirada y aprovecho para conocerle más - ¿Tienes novia? - su mirada vuelve rápidamente a mí. Es obvio que no se esperaba esta pregunta.

- ¿A qué viene eso?

- Responde, quiero conocerte más

- No, no tengo novia - sonrío malévola - ¿A qué viene esa sonrisa? - alza una ceja y yo simplemente me río - ¿Tú tienes?

- Lo siento, me gustan los hombres - sonríe - Puede que tenga novio

- No te creo, si fuera así no hubieras estado anoche con aquel chico

- A lo mejor aquel chico era mi novio - El sonido de la puerta principal hace que acabemos con esa conversación. Al menos por ahora.

- ¡Hola! - Escucho a mi padre gritar y corro a sus brazos - Pequeña - sonríe

- Sabes que odio que me llames así - Sonrío

- Buenos días, hija - Mi madre aparece detrás de él

- Buenos días, mamá - Me pongo frente a ellos y Joel no tarda en colocarse a mi lado

- Buenas, Joel. ¿Cómo se ha comportado nuestro pequeño diablo? - pregunta mi padre, y Joel me mira con las ceja alzadas. Yo lo miro suplicante.

- Buenas, señores. creo que deberíamos hablar - suspiro

- Sabía que no podíamos confiar en ti, siempre es igual - dice mi mamá después de que Joel le cuente todo lo que había pasado la noche anterior

- Mamá... Papá... - murmuro

- T/N estamos decepcionados contigo

Se levantan del sillón y se van a su habitación. Joel me miraba triunfante, yo estaba muy enfadada. ¿Tanto le importaba no contarle la verdad? Me acerco a él de forma amenazante.

EL GUARDIA | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora