La mañana siguiente despertaste por el efecto del sol que se colaba por la rendija de la persiana de tu habitación. Abriste los ojos y automáticamente te desperezaste sobre un conjunto de almohadones que eran parte de la decoración de tu cama. Con tu pelo revuelto y enmarañado saliste de entre las sábanas, acomodaste tu camisón de algodón que se había enrollado hasta tu cintura durante la madrugada y entraste dentro del baño. Los pocos metros que caminaste por el pasillo hacia allí, oíste música que provenía de la cocina. No obstante aquello, te metiste bajo la ducha.
Fue casi media hora más tarde que saliste renovada del baño. Te habías vestido con ropa suelta y cómoda: ahora estabas embarazada y aquello era excusa para todo. Te apoyaste sobre el marco de la puerta de la cocina y viste a un Peter rellenando una bandeja de madera al tiempo que su pie derecho marcaba los ritmos de una canción que se oía ésa mañana de fin de semana por la radio. Armonía de amor, tu cara bonita es mi inspiración. Abrázame a tu corazón y no me dejes ir, no, oh, oh, oh. Armonía de amor, un sentimiento es un corazón. Abrázame a tu corazón y no me dejes ir, no, oh, oh, oh. Tarareaba y movía su cabeza al compás de la música. Fue en el mismo momento que él se volteó con bandeja en mano y te encontró allí de pie, que llevaste tus manos a la boca y saliste corriendo con velocidad.
-Ay, Lali, perdón -decía su voz apenada al tiempo que sostenía tu frente para que las náuseas no se cargaran con todo tu cuerpo chiquito.
-Está... está bien, no... no importa -y entre cada palabra, otra más.
-Yo solo quería prepararte un desayuno nutritivo... no sabía que el jamón...
-y por poco escupís hasta tu corazón-perdón, perdón... no puedo ni nombrarlo -entonces el vómito se convirtió en una carcajada que expulsaste con espontaneidad. Se acuclilló frente a vos y se contagió de tu risa. Vos llevabas tu cara colorada como consecuencia de una seguidilla de náuseas y tu pelo mojado y pegado a la frente- ¿de qué nos reímos?
-De vos -y seguiste riendo.
-¿De mí? ¿Y por qué nos reímos de mí? -sobreactuó.
-Sos increíble, Peter... hacía tiempo que no me reía tanto -entonces el mejor amigo de ustedes (el silencio) se apoderó de sus cuerdas vocales. Te perdiste en su sonrisa de lado y sus ojos verde agua (ése día el sol era redondo y brillante). Ésa mañana entendió que no debía agasajar nunca más con comida a una mujer en sus primeros meses de embarazo, o al menos a vos.
Durante el resto de la mañana se encargó de sentirse culpable de tus vómitos. Te preguntó si aquello era usual y entonces aprovechaste la oportunidad para contarle todo, con lujo de detalles, desde el momento mismo en que comenzaste con mareos. Después sacó una libretita y armó una lista de cosas que iban a necesitar a lo largo del embarazo y también escribió el nombre de todos los médicos que te tratarían durante nueve meses. Peter era de aquellos a los que les gustaba tener todo bajo control, demasiada había sido la sorpresa de saber que sería padre junto a una mujer que no era su pareja.
-Cualquier cosa que necesites me llamás ¿sabés? -dijo antes de cruzar el marco de la puerta de tu departamento.
-Gracias -y le sonreíste a él y a sus ojos suerte hoy -y una mueca de miedo y dolor: ésa misma noche hablaría con Lila de su futura paternidad. Un beso en la mejilla y te echaste sobre el sillón.
Al tiempo que la radio te ofrecía una serie de canciones relajantes -al mejor estilo de Bob Marley- tomaste una block de hojas blancas y comenzaste a diseñar cómo sería la habitación de tu futuro hijo. Aún no sabías si era varón o mujer, por lo que dedujiste que las paredes serían verde... verde agua, como los ojos de su papá bajo pleno sol. Qué tanto te relajó la música que te quedaste dormida, acariciando tu panza -que aún no se notaba-. Aún faltaba lo peor: la reacción de Peter cuando Lila se enterara de tu buena nueva. Pero... ¿qué más daba? Vos te sentías rayar de felicidad con tu vientre que crecía de a poquito. Te sentías armónica y nada podía contra vos. Armonía: dícese del perfecto equilibrio en el ser humano, tanto en lo referente a su estado físico como en lo espiritual. Y justamente de ésa manera te sentías: en perfecto equilibrio con tu futuro hijo o hija.
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DEGRADÉ
FanficDegradé intenta mostrar que no es lo mismo mirar que ver. Que un simple descuido puede hacer historia. Que entre tormentas y brisas se puede encontrar un lugar en el mundo... Y Peter y Lali sí que saben de eso. *Historia adaptada de ficsdeca con arr...