02. Mi todo

5.9K 831 243
                                    

Giselle

—Hace mucho que no venía por estos lados del castillo —digo mirando con cautela cada puerta y rincón —Hemos caminado como veinte minutos y estoy en tacones altos, Zaek, ya me duelen los pies —me quejo.

—No —responde rodando los ojos —No me culpes a mí por tu falta de condición física y por usar esos tacones.

Abro mi boca y suelto su mano a la vez que detengo el paso.

Zaek voltea a verme con una sonrisa burlona en los labios y luego ladea la cabeza.

—Ya estamos llegando —estira su mano para que la tome, pero no lo hago —Vamos, gordita, estamos a la vuelta de la esquina.

—Eres muy molesto —suspiro.

Zaek da un paso en mi dirección y lo veo fijamente sin moverme.

—¿No quieres caminar? Bien, te cargaré.

No tengo tiempo de protestar ya que en un rápido movimiento pasa una mano por mi cintura y la otra por detrás de mis rodillas y me levanta del suelo como si fuera la cosa más sencilla del mundo

—Quizás así ya dejes de quejarte.

—¡Zaek! —suelto una carcajada a la vez que coloco ambas manos por detrás de su cuello.

—Te dije que ya estábamos llegando.

—¿Qué es eso tan importante que quieres enseñarme? Jamás te había visto tan emocionado.

—Cuando te desnudas frente a mí me emociono mucho —susurra inclinando su rostro al mío y no puedo evitar sonrojarme.

—Basta —acuno mi cara en su pecho y puedo sentir como ríe.

—Y aquí estamos —dice finalmente. Me baja y cuando estoy a su lado puedo observar las puertas transparentes.

Solo había estado una vez en este lugar y fue hace mucho tiempo.

—¿Qué hacemos aquí? Recuerdo que la primera vez que vine fue cuando accidentalmente me perdí en el castillo hace bastante tiempo cuando era una inclusa. —comento haciendo memoria.

—¿Sabes por qué Ariadne le dice a Rachell ''pequeña flor''? —pregunta sin hacer caso a lo que digo y yo niego.

—Descubrimos hace unos meses que la chica tiene un talento innato para la jardinería.

—¿En serio?

—Sí —dice con una media sonrisa —Un día ella se puso a recorrer los pasillos y dio con el invernadero —señala con la cabeza las puertas y yo sonrío —Nos preguntó si podía arreglarlo. A mi padre no le importó y ciertamente a Ariadne y a mí tampoco —sube los hombros —Así que lo hizo y me dijo hace unos minutos que anoche terminó el lugar y quiero mostrártelo porque ella dividió el gran jardín de margaritas en secciones.

—¿Secciones? —repito.

—Sí —asiente —Una para cada miembro de la familia y quiero mostrarte la tuya porque yo personalmente la ayudé a plantar tus flores favoritas, mi amor.

Mi pecho no puede con tanta emoción, le doy un corto beso en los labios y él me mira con ternura.

Podría esperar cualquier cosa de Zaek, pero nunca el oírlo decir que sembró flores por mí. Tomo su mano y dejo que me guíe hasta la entrada del invernadero.

Con su mano libre empuja una de las puertas y me deja pasar liberando nuestro agarre.

El lugar está precioso, la explosión de colores estalla en mi campo de visión y me cuesta creer que este sea el mismo lugar al que entré hace mucho tiempo atrás.

Destinados por la muerte #3 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora