Giselle
Nueve meses después
—¡Vamos, cariño, puja que ya puedo ver su cabecita saliendo! —me anima la doctora.
Pego un grito de dolor y sostengo con fuerza la mano de Zaek.
—¡No puedo! —lloro y exhalo fuertemente de manera seguida —¡No puedo, duele mucho! ¡Me duele, no puedo!
—Mi amor, puedes y tienes que hacerlo —Zaek se inclina a mí y me acomoda el cabello lejos del rostro.
Estoy sudada y muy cansada, no puedo sacar a este bebé.
Una de las enfermeras se acerca por mi otro costado y pasa una toalla por mi frente para poder limpiarme el sudor.
—Giselle, si no pujas, le harás daño al bebé —la doctora aparece por mis piernas y me mira severamente —¡Eres fuerte, todas las madres lo son!
—No soy fuerte —niego en medio del llanto —No soy fuerte —repito —No puedo hacerlo, mi bebé va a salir mal por mi culpa, no puedo sacarlo —digo de manera chillona.
Zaek sujeta mi mano izquierda con aun más fuerza y me mira fijamente.
—Eres la mujer más fuerte y capaz que conozco, puedes hacer esto. ¿Qué no quieres saber si es un niño o una niña? —asiento, aunque no dejo de llorar —Vamos, mi amor, puja un poco más.
En nueve meses de embarazo esta criatura dentro de mí en ningún momento se dejó ver en los ultrasonidos, no tenemos la menor idea de que puede ser y creo que al igual que mi esposo y yo, toda la familia está desesperada por saber que es.
—Está bien —doy una profunda respiración y comienzo a pujar. Pego un grito y pujo tanto que duele.
—Sigue así, Giselle, vamos, puja —anima la doctora —Tu bebé está saliendo.
—Puja, mi amor, falta muy poco —en ningún momento se aparta de mi lado. Me acaricia la cabeza y me sostiene con fuerza la mano.
—¡La cabeza está afuera —avisa la doctora —¡Tiene mucho cabello! Continúa.
Lloro de alegría y dolor, me detengo unos segundos de pujar ya que siento que en cualquier segundo me voy a desmayar.
—Giselle, por favor puja —Zaek aprieta mi mano —Sólo un poco más, mi amor, ya no falta mucho, necesitas sacar sus hombros para no asfixiar al bebé.
—Vamos, toma una gran bocanada de aire, hay que sacarlo ya mismo —ordena la doctora.
Hago lo que me pide, respiro profundamente y pujo con todas mis fuerzas, no quería hacerle daño a mi bebé.
Siento como sale de mí y entonces la habitación queda en silencio.
Su llanto es todo lo que llena el lugar.
Dejo caer mi cabeza a la almohada y lloro de felicidad mirando al techo oyendo el sonido más precioso que alguna vez pude escuchar. El llanto de mi bebé.
—¡Felicidades, es un varón! —dice la doctora.
Volteo para ver a Zaek que aún no me ha soltado. Se encuentra perplejo mirando en dirección a la doctora que sostiene a nuestro hijo en brazos.
Las lágrimas no demoran de resbalar por sus mejillas.
"Es la tercera vez desde que lo conozco que lo veo llorar..."
—Un varón... —susurra y me mira con una sonrisa —Es un varón ¡Tenemos un varón!
Se inclina para besarme y lloro junto con él, es como si el dolor previo hubiera sido reemplazado por nada más que alegría y gozo.
ESTÁS LEYENDO
Destinados por la muerte #3 [✔️]
ParanormalTercera parte de Adoptada por la muerte. "Los secretos al parecer son las columnas que sostienen el castillo, porque las mentiras siempre estuvieron aquí. Están aquí..." Recomendación: No leer si no ha leído las dos primeras partes. TODOS LOS DERE...