20. Completos

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Zaek

Ariadne abre de un solo golpe la puerta de la oficina de nuestro padre y arroja sobre el escritorio de forma grosera el libro de nuestra creación.

Detrás del escritorio mi padre arquea una ceja y se pone de pie mirándonos con suma atención.

—¿Cómo pudiste ocultarnos algo así? —le pregunta Ariadne con enojo.

—Ya lo sabemos todo, padre, ¡fuiste humano! —lo señalo —Tenemos una madre y todos estos siglos lo ocultaste.

Él se queda en silencio unos segundos y toma el libro en sus manos.

—Si no es mucho pedir, me gustaría tener esta conversación en privado —es lo que dice viendo a las personas detrás de nosotros.

Chloë y Joshua se quejan, pero no les queda de otra que asentir y dirigir sus pasos a la salida de la oficina seguidos de Giselle.

—Estaremos en tu habitación —avisa y asiento —Te amo y por favor piensa antes de gritarle, él sigue siendo tu padre después de todo —susurra y cierra la puerta detrás de ella cuando sale.

Me giro a ver mi padre y retomo el tema —¿Cuanta de la mierda escrita en ese libro es verdad? —cuestiono señalando el libro en sus manos.

—Dinos, acaso es verdad que ¿No tenemos alma? ¿Fuimos creados desde cenizas? ¿Solo poseemos los sentimientos que nos son útiles? ¿¡No podemos estar con nuestras ayudas idóneas porque los vamos a matar!? —prosigue mi hermana a enumerar con sus dedos.

—Hay más de dos opciones ¡Tú lo sabes mejor que nadie! —golpeo la mesa viéndolo fijamente —Ella te dio opciones y aquí estás ¿Por qué no querías darnos las mismas a nosotros? —estoy tan molesto que arrojo una de las sillas contra la pared y esta se rompe por la fuerza cayendo en pedazos por todo el lugar.

—Azra nos contó todo —le informa Ariadne y se cruza de brazos.

—¿Todo? —bufa —Conociéndola de seguro contó la versión que a ella le fascina.

—¿Cuál versión? —pregunta.

—La falsa, no hay otra que le encante más que esa —responde y rodea el escritorio hasta llegar a mí y me mira fijamente. Es azul contra azul. —La próxima vez que te de otro ataque de ira procura no dañar mis muebles porque al terminar esta charla vas a reparar esa silla —señala con la cabeza las piezas rotas y asiento sin decirle nada —Vengan los dos conmigo, tengo algo que enseñarles.

No nos da tiempo de protestar ya que eso fue una orden, así que salimos detrás de él siguiendo sus pasos hasta la primera planta del castillo.

Ariadne me toma de la mano cuando vamos por uno de los pasillos sin saber exactamente a dónde nos dirigimos.

—¿A dónde vamos? —pregunto.

—Al centro de la verdad —responde mi padre sin mirarnos.

Mi hermana y yo nos miramos de reojo y cuando nuestro padre abre las puertas del invernadero la realización de algo me golpea rápidamente, pero no digo nada.

Caminamos por todo el jardín hasta llegar al centro, allí las gigantes estatuas de la mujer ángel y el hombre sin alas aferrándose a ella nos recibe.

Caminamos por todo el jardín hasta llegar al centro, allí las gigantes estatuas de la mujer ángel y el hombre sin alas aferrándose a ella nos recibe

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Destinados por la muerte #3 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora