29. Déjà vu

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Tess

La noche a caído en Corea del Sur. Toco la puerta frente a mí un par de veces y segundos después aquellos ojos verdes que conozco de memoria me miran de manera sorprendida.

—Creer que estabas muerta era demasiado bueno para ser verdad —dice.

—Kharter, creo que solo mi madre podría impedir que yo siga de pie, estoy segura de que si esa mujer sin sentimientos habría estado en el lugar de mi padre yo sería polvo desde hace mucho —él arquea una ceja —Supongo que es una lástima que ya no sea el ángel de la muerte —digo de manera triste, claramente fingiendo.

—¿No fue tu propio padre quién hace más de dos años informó a las tropas de Lucifer que te había matado?

Kharter pasa una mano por su frente y masajea la zona mientras me escanea con la mirada.

—El cobarde no tuvo las agallas para hacerlo —bufo —Lo único que hizo fue encerrarme en el castillo con la esperanza de que el tiempo cambiara mi mentalidad, cosa que no ocurrió.

—Bueno, eso veo. Sólo te vez más enojada de lo usual.

Sostengo a Zahiel con fuerza, se había quedado dormido después de tanto llorar. Kharter repara en la presencia del bebé y entonces abrió los ojos algo... ¿Asustado?

—¡Maldita seas! ¡¿Qué diablos hiciste?! —pregunta abriendo más la puerta dándome acceso.

Entro al lugar sin rechistar y miro la estancia, la casa de Kharter seguía igual. Colorida, llena de adornos extravagantes y con aquel peculiar olor a marihuana.

Veo a mi amigo mirar ambos lados de su jardín, asegurándose de que nadie viniera siguiéndome y cierra la puerta.

—He estado moviéndome de lugares desde que escapé para que no me rastreen, luego me acordé de este lugar y creo que eres el único que puede ayudarme.

—Tess ¿Acaso estás demente? ¡Secuestraste al hijo de tu hermano! Si recuerdas que Zaek y Ariadne pueden matar demonios, ¿verdad? Yo no quiero quedar en medio de la guerra que acabas de iniciar.

—Pues te informo que por ende yo también lo hago, soy la primogénita de la muerte, puedo matarte de un solo chasquido si lo deseo —lo miro severamente.

Kharter se cruza de brazos y me mira mal.

—¿Qué es lo que piensas hacer con el bebé? —pregunta.

—Matarlo ¿Qué más? —respondo obvia —Lo habría hecho desde que lo tomé en brazos, pero... ¿Qué hay de divertido en eso? —sonrío —Quiero desesperar a sus padres ante la pérdida y luego hacerlo frente sus ojos.

—Estas muy loca —se burla.

Es un demonio, aunque le tenga miedo a mis hermanos, su naturaleza sigue siendo malvada y parece disfrutar de mis planes.

—Un poco —le guiño el ojo —¿Aún trabajas con mi padre?

—Sí, de hecho, mi turno empieza en media hora —me señala —¿Qué rayos haces aquí si sabes muy bien que de todos los bares que tiene el de Corea del Sur es su favorito? ¿Acaso quieres que te encuentre?

—No lo hará —me rio y coloco a Zahiel en el sofá.

—¿Cómo es que estás tan segura? —cuestiona y se acerca del todo para tomar asiento a un lado de Zahiel en el sofá y lo mira de cerca.

Yo lo miro desde mi altura y me acomodo el cabello.

—Si hay algo que mi padre dejó muy claro estos últimos años es que si escondes algo justo frente a las narices de alguien es muy difícil que lo encuentre.

Destinados por la muerte #3 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora