27. Furiosa

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Giselle

Un mes después

—¡Dile adiós a papi y mami, Zahiel! —Rachell mueve la pequeña manito de mi hijo mientras lo sostiene firme contra su pecho.

—Adiós, mi cielo —me inclino para besar su barriguita por encima de su camisa —Te amo.

—Gracias por cuidarlo, Rachell —Zaek se inclina para besar la frente de Zahiel —Volveremos como en una hora, no creo que sea mucho lo que haya que supervisar en la construcción.

—Ustedes tranquilos —dice con una sonrisa —Yo soy feliz de cuidarlo.

Zahiel mueve sus piernas, impaciente, ya que no le gusta estar mucho tiempo quieto, él quiere que lo anden caminando por todos lados. Sus ojitos azules miran en todas direcciones desesperado porque Rachell empiece a moverse.

—No quiero dejarlo —me quejo y hago un puchero.

—Amor, ya hablamos de esto —Zaek me toma de la mano para poder tirar de mí a la salida —Estará bien aquí en el castillo con Rachell, no lo podemos llevar a la construcción porque quien sabe que polvos o cosas sucias haya en el ambiente.

—Es que... —intento buscar una excusa ya que mi bebé solo tiene un mes y no me gusta separarme de él.

—Lo cuidaremos muy bien —asegura Rachell y Giselle arquea una ceja —"Tenlo por seguro" —repiten más de veinte Rachell's apareciendo por toda la estancia —Soy la mejor niñera del mundo ¡Me puedo multiplicar y hacer todo más fácil! —vuelve a decir la Rachell original y el resto se esfuma.

—Lo sé —suspiro y asiento dándole la razón —Vamos, debemos ver lo del castillo —le digo a Zaek y le doy un último beso a mi bebé antes de girar.

—Adiós, recuerda cubrirlo del frío, su mantita está en la cuna —Zaek grita desde la puerta y salimos.

El señor Muerte nos regaló uno de sus portales y allí los ángeles están construyendo un enorme castillo para nosotros como un regalo enviado por Dios.

Lucifer no se quiso quedar atrás y envió una tropa de demonios para hacernos algún extraño detalle.

El castillo de la Muerte y el jardín eterno de margaritas fue lo que Dios le regaló a Azra y Azrael, mientras que el lago de alquitrán fue lo que Lucifer les obsequió.

Ahora la historia se repetía y yo me negué rotundamente a un lago de alquitrán, quería que mi portal fuera diferente, no sería un lugar lúgubre como el inframundo, por lo tanto, Zaek y yo debíamos darnos nuestras vueltas de vez en cuando por el lugar para que nada se volviera un desastre.

Yo confiaba ciegamente en los ángeles, pero no en las decisiones de los demonios y lastimosamente debían ser ambos reinos espirituales los que nos arreglaran el lugar porque "La Muerte" no debe tener discordia ni con cielo, ni con infierno. Somos el reino del medio y por lo tanto un punto de equilibrio.

A pesar de mi pasado con las tropas de Lucifer yo debía ser mejor y olvidar aquello para concentrarme en el futuro.

❁❁❁

Tess

Me encuentro dibujando sobre un enorme lienzo, muevo el pincel de un lado a otro para darle color al diseño que estoy realizando.

Entonces el sonido de una voz desconocida llega a mis oídos. Hace más de dos años que no escuchaba la voz de alguien que no fuera la de mi padre.

Dejo el pincel a un lado y a paso rápido me pego la puerta para poder oír mejor.

—...Este lado del castillo es uno que nadie visita —dice la chica —De hecho, creo que también es la primera vez que entro por aquí. ¡¿No es eso genial, Zahiel?! Somos como exploradores.

Destinados por la muerte #3 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora