Prólogo

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Rafael se había preparado para su triunfal regreso, volviendo a colocarse el traje de Mr. Luz.

Tras su increible aventura en el lejano planeta de Iruzbin, e gran héroe retornaba triunfal.

Mr. Luz pidió a sus dos pilotos que se comunicaran con quién estuviera al mando en Sidonéa para avisar de su llegada y que, de este modo, los ciudadanos pudieran recibir a su héroe. Sin embargo los pilotos no consiguieron establecer contacto, nadie respondió a sus intentos de entablar comunicación.

Los tres creyeron que sería debido a la nave que pilotaban, al fin y al cabo eran un objeto volador no identificado. Seguramente los humanos, presas del pánico, decidieron ignoran la llamada.

Tristemente esto provocó que la llegada de Mr. Luz a la Tierra no fuera como él había esperado.

Para no causar alteraciones decidieron aterrizar a las afueras de la ciudad. No había nadie allí para recibirlo. Pero no pasaba nada, ya habría tiempo de celebraciones.

Tras despedirse de los pilotos, el héroe se alejó de la nave y esperó hasta ver como esta se elevaba y desaparecía en los cielos.

Después se dispuso a recorrer volando la distancia que le separaba de la capital de Sidonéa. Tras varios minutos de vuelo, se alegró al ver aparecer por el horizonte la ciudad de Sumadia, la cual podía considerar su casa. Pero al acercarse se dio cuenta de que algo raro había sucedido. Todo era... distinto.

Era Sumadia, sin duda, pero no era la misma Sumadia que él había dejado hacía unas semana. Habían nuevos edificios, más pantallas gigantes, más letreros luminosos, etc... Era imposible que todo esto hubiera pasado en dos semanas.

Entonces se dio cuenta de lo que había sucedido. Recordó las palabras de Enuk acerca de los ciclos de la Tierra e Iruzbin: “un año en Iruzbin equivalen a más de cincuenta años en la Tierra”.

Mr. Luz no había contado con ello y, ni Enuk ni ningún otro Iruzbiano le avisaron al respecto, quizás porque para estos era algo obvio y no repararon en que el humano era la primera vez que salía de su planeta, o puede, simplemente, que se les olvidara. Sea como fuere este debía ser el motivo de todos los cambios.

Intentó hacer las cuentas rápidamente en su cabeza. Si había estado dos semanas en Iruzbin, en la Tierra deberían haber pasado... ¡casi dos años! 

Y , al parecer, en ese tiempo habían cambiado muchas cosas.

Mr. Luz, confuso con toda la situación, decidió descender a pie de calle, con la intención de preguntar a algún ciudadano. En la gran plaza había mucha gente, así que decidió descender ahí.

Un chico que se encontraba en la plaza percibió algo en el cielo. Era Mr. Luz, el gran héroe de antaño. Sin embargo no fue alegría lo que el joven sintió, más bien al contrario. El chico, aterrorizado, al ver un humanoide blanco descender de los cielos, gritó fuertemente a la vez que señalaba con el brazo hacia él. Toda la gente a su alrededor alzó la mirada y sus rostros palidecieron, echando a correr entre gritos de terror.

 Antes de que Rafael pusiera sus pies sobre el pavimento  de la gran plaza todo el mundo allí presente había huido entre el gran revuelo que se había formado.

El héroe no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿por qué habían huido al verle?.

La gran plaza, hace unos segundo llena de gente, lucía ahora desértica. Solamente un chico continuaba en la ella. Era el único que no había huido. Estaba de espaldas, sentado en un banco de madera. Mr. Luz, con cautela, se acercó hasta él.

—Eh.. ¿Hola? —dijo, pero el chico no le prestó atención.

Entonces, con cuidado Mr. Luz puso su mano en el hombro del chico y este, al notar el contacto, se giró lentamente mientras se quitaba los auriculares que llevaba en el oído. Estaba jugando con una consola portátil y por eso no se había percatado de lo que sucedía a su alrededor. Al girar la cabeza y ver a Mr. Luz, con su traje especial, mirándole fijamente, su rostro palideció al instante.

—¿Qui..quién eres tu? —dijo tartamudeando producto del miedo—. Por favor no me hagas daño... —añadió mientras se cubría la cara en un intento de protegerse.

Mr. Luz estaba atónito, ¿pero qué había pasado?, ¿por qué no le reconocían? Y, peor aún, ¿por qué le temían?

—No voy a hacerte ningún daño —le explicó al chaval.

El héroe soltó el hombro del chico.

—Soy Mr. Luz, el héroe que protege la ciudad —le dijo intentando tranquilizarle. Pero antes de que pudiera acabar de hablar, el chico, en cuanto vio que el extraño había soltado su hombro, se levantó y echó a correr, desesperado, alejándose de la gran plaza. 

Mr. Luz no podía creer lo que estaba viendo, no conseguía entender porque huían de él, ¡si él era el bueno!.

¿Qué había pasado en la Tierra en su ausencia? ¿Qué le había sucedido a todas esas personas? ¿Qué és lo que temían?

Sea lo que fuera lo que había sucedido, Rafael estaba más que dispuesto a descubrirlo.

El gran héroe Mr. Luz había vuelto...

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora