Capítulo 22 - Traición

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Enuk, en el último momento, no lanzó la calavera, ante el asombro de los tres héroes.

—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó Adora.

—No es momento de bromas —dijo Mr. Luz contrariado.

—No es ninguna broma —replicó Gábriel con gesto serio—. ¿Por qué Enuk? Tu más que nadie deberías querer acabar con ella.

—Hay algo que no os he contado —respondió este mientras contemplaba la reluciente calavera de cristal que sostenía en sus manos—. Todo, desde el principio ha sido culpa mía.

—¿Qué quieres decir?

—Todo, el enfrentamiento con los reptilianos, su extinción, Kumrad... Todo es culpa mía.

—Sea lo que sea lo que nos ocultaste, lo que fuera que hicieses, ahora da igual. Todo tu pueblo ha sido destruido, tu planeta, Iruzbin, es historia... Debes destruir la y acabar con sus planes... o todo habrá sido en vano —le instó Gábriel—. Kumrad habrá ganado y el universo entero será destruido...

Enuk agachó la cabeza, avergonzado.

—No puedo hacerlo...

—Enuk... —Gábriel se quedó sin palabras.

Inesperadamente una nave entró en escena, descendiendo de los cielos y situándose frente a la puerta abierta junto a la que se encontraba Enuk. Esta abrió sus puertas, quedando ambas levitando parejas a escasos metros de distancia. Y del interior de la nave una figura se fue acercando hasta que quedó a la vista de los héroes, que contemplaban expectantes la escena.

Unos ojos rojos como el fuego entrecerrados acompañados de una maléfica sonrisa de satisfacción sobre una tersa piel amarilla, coronados con unos enormes cuernos negros enroscados. Por primera vez estaban viendo al auténtico Kumrad en persona.

A diferencia de sus clones, que no llevaban ropa alguna en la parte superior del torso y solo vestían unos pantalones negros ajustados, el verdadero Kumrad llevaba una imponente armadura de platino con un diseño estremecedor. La parte superior constaba de una especie de toga circular, también de platino, que nacía a la altura del cuello y moría sobre sus hombros. Era plateada con formas agresivas, pero recordaba a los atuendos que utilizaban los antiguos faraones de anteriores civilizaciones. Bajo el pecho llevaba una especie de corsé metálico con puntas afiladas como cuchillas, y unos guantes que le cubrían desde los nudillos hasta la parte baja del codo. En las piernas un recubrimiento de platino le protegía la parte superior del muslo.

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora