Capítulo 18 - El final del camino

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Ante ellos se encontraba la calavera de cristal. Con solo mirarla podía apreciarse el exquisito trabajo realizado, puliendo el cristal con una precisión asombrosa. La calavera, saltaba a la vista, no era humana. Y por los rasgos que presentaba, un cráneo alargado, un morro corto y con solo unos pequeños agujeros como cavidades nasales, unos marcados pómulos y unas cuencas de los ojos bastante grandes, parecía ser de los reptilianos.

La sala era más bien pequeña, con varias vitrinas de acero que hacían la función de expositores de seguridad, y en el medio un pedestal con un cristal que resguardaba la legendaria calavera de cristal. En la sala había más objetos interesantes, aunque sin duda la calavera era la pieza más importante. Mr. Luz echó un vistazo por encima y pudo ver un extraño anillo con grabados en una lengua que jamás había visto, en una de las vitrinas; En otra descubrió una especie de tablilla con el plano de lo que parecía ser un submarino, que aparentaba ser bastante antigua; Un dibujo de un extraño laberinto con un ser amorfo en su interior; Una bella espada, algo oxidada, que otrora debió pertenecer a algún glorioso rey. Todos estos objetos, y los demás que se guardaban en aquella sala debían de ser importantes, o haberlo sido. Sin embargo lo único que a ellos les importaba era la reluciente calavera de cristal.

—Ya es nuestra —dijo Mr. Luz, rompiendo el cristal con un golpecito y agarrando la calavera con la palma de la mano.

En ese momento un aluvión de imágenes se le aparecieron ante sus ojos:

Trece seres de distintas razas. Seres de aspecto extraño y variopinto. Solo pudo reconocer a un Iruzbiano entre ellos. Las imágenes pasaban rápido ante sus ojos. Estaban, todos, sentados al rededor de una mesa circular. De repente un remolino, aparecido de la nada, lo engulle todo. Las cosas quedan atrapadas en su vórtice, mientras el remolino no deja de girar. El héroe siente la atracción. También va a engullirle a él. No puede evitarlo, no siente su cuerpo. De hecho se percata de que su cuerpo no está. Es solo una mente, una conciencia, que es atraída hacia el vórtice del remolino. Ya solo existe el remolino, todo a su alrededor es oscuridad. Descubre multitud de seres, algunos humanos otros no, agolpados en el vórtice. Atrapados dentro del remolino con rostros desencajados por el dolor. Sus gritos de agonía acompañan su descenso hasta las profundidades del remolino. Todo es oscuridad, hasta que aparecen miles de estrellas ante él. Mira a su alrededor, está flotando en el espacio. Ante su mirada desfila un gran ejercito de naves, de todas las formas y tamaños, preparadas para la batalla. De repente una intensa luz lo inunda todo, cegándole. Acompañada de un estruendo.

De repente despierta. Comprueba con asombro que sigue encontrándose en la misma habitación. Nunca salió de ella. Adora le está agarrando del brazo.

—¡Vamos Rafael, despierta! —le insistía—. Tenemos que salir de aquí... por favor.

El héroe miró a la puerta y vio a Gábriel luchando contra dos clones.

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora