Capítulo 8 - Intrusos en Acad

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Un grupo de científicos caminaban charlando sobre el nuevo dueño de la empresa.

—Dicen que es el hijo menor de los Rose, Vincent.

—Si, yo también lo he oído. También he oído que es un poco... tirano —añadió en un tono de voz más flojo.

—Es un niño consentido —replicó el otro.

Cuando desaparecieron tras la esquina del pasillo, Mr. Luz, seguido de Adora, salió de las sombras y avanzó hacia las escaleras que conducen al sótano. Estaban cerca y, por el momento, nadie se había percatado de su presencia. Asomó la cabeza y, al ver que el corredor estaba despejado, descendieron al piso inferior. Ya estaban en el sótano, donde Jonhy les había dicho que se encontraba la nave espacial que necesitaban para intentar llegar hasta la base de operaciones de los grises, en el espacio exterior. Pero ante ellos tenían un entramado de pasillos con varios guardas patrullando la zona, además de científicos y gente de la nueva organización recorriendo las instalaciones. Iban a tener que ser especialmente cuidadosos a partir de ahí.

Avanzaron unos metros hasta el siguiente cruce de pasillos. Mr. Luz echó un vistazo, y pudo ver a una pareja patrullando esa zona.

—Adora, ahora debes seguirme muy de cerca —dijo girándose hacia ella—. Tu nuevo traje te permite moverte a supervelocidad. Sé que no has podido probarlo, pero vas a tener que hacerlo ahora.

—¿Qué he de hacer? —preguntó ella.

—Verás, no resulta sencillo de explicar, aunque realmente es más fácil de lo que parece. Simplemente tienes que creer que eres capaz de desafiar las leyes de la física, tener la certeza de que no hay ningún límite, y el traje hará el resto. —le explicó—. Hay dos guardias, uno a cada lado del pasillo, que no apartan la vista. Debemos pasar muy rápido, tanto que sus ojos no nos perciba. Yo lo haré primero, y tu me sigues, ¿ok?

Ella asintió con la cabeza, un poco nerviosa ante el reto que se le presentaba. El héroe se preparó y, en un abrir y cerrar de ojos, estaba al otro lado del pasillo. Los guardias no se percataron de nada

—Vamos, ahora tu —le dijo desde allí.

Adora respiró profundamente, concentró sus pensamientos y se autoconvenció de que era capaz de hacerlo. Se puso en posición y, sin darle más vueltas, se lanzó hacia adelante.

Mr. Luz la agarró entre sus brazos, ayudándola a frenar, y, durante un segundo eterno, ambos se miraron.

—¡Genial Mia!, ¡lo has hecho muy bien! —le felicitó.

—Gracias. Estaba un poco nerviosa pero confié en ti y todo salió bien —dijo, sin mostrar intención alguna de salir de entre lo brazos del héroe—. Gracias Rafael por aparecer en mi vida —añadió inesperadamente.Esa frase había salido desde lo más profundo de su corazón.

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora