Capítulo 9 - Espacio exterior

39 3 0
                                    

La nave avanzaba por la oscura inmensidad del espacio, camuflada entre las numerosas estrellas que los rodeaban. Desde su posición la Tierra lucía preciosa. Una enorme y majestuosa esfera de un tono azul intenso, con algunos matices de marrón y verde, recubierta por un fino manto blanco. Flotaba solitaria en mitad de un ilimitado océano de oscuridad.

—Es tan preciosa... —dijo Adora, contemplando ensimismada lo hermoso que resultaba su planeta natal visto desde fuera—. Nunca pensé que llegaría a ver algo así.

—Hay tantas cosas que nunca pensé que haría o vería... —respondió melancólico Mr. Luz—. Es realmente hermosa —añadió.

Continuaron su lenta travesía por el espacio. Iban a grandes velocidades, sin embargo, mientras flotaban en mitad de la nada, la sensación era de no avanzar. Cuando pasaron cerca de la Luna, dejándola a la derecha de su nave, Adora observó su árida superficie y se sorprendió al observar ciudades derruidas en la cara que se mantiene oculta desde la Tierra. Incluso le pareció ver unas extrañas luces parpadeando en uno de los cráteres, pero quizás no fue más que un reflejo.

Mr. Luz estaba concentrado en sus funciones como piloto. Esa nave era distinta a las que Enuk le enseñó y, aunque compartía el funcionamiento básico, habían demasiadas cosas de las que no tenía ni idea. El panel de control estaba lleno de palancas, botones con lucecitas y medidores de sabe Dios qué. Pero de momento había sabido dominarla.

Ya había introducido las coordenadas en la consola de la nave y, según el mapa de navegación, les quedaban más de diez horas de viaje interestelar para alcanzar su destino.

Vio a Adora, sentada en el asiento del copiloto, con signos de fatiga. Intentaba evitar las cabezadas involuntarias, cada vez más frecuentes.

—Adora —dijo en un tono suave—, nos quedan aún unas cuantas horas. ¿Por qué duermes un rato? Te sentará bien.

—Ehh... —dijo ella—Si, tienes razón. El estrés de la infiltración y el combate me han dejado un poco... tocada.

—Aprovecha y descansa. Lo vas a necesitar —mostró una sonrisa afable—. Yo seguiré pilotando.

—Está bien —convino ella.

De repente se escuchan disparos, seguidos de una gran explosión. Mia se encontraba camino a su habitación. Las alarmas comienzan a sonar. La chica se acerca a la ventana y al observar a través de ella, ve que en el patio se ha desatado el caos. La gente corre de un lado para otro, confusos y desorientados. Los hombres de bata blanca corren desbordados, intentando tranquilizar a los pacientes, que a su vez corrían confusos y desorientados, gritando y haciendo aspavientos y gestos de lo más extraño. Había fuego y mucho humo que le impedían ver lo que había sucedido. Lo que si pudo ver fue uno de los muros completamente derruido. No había planeado en absoluto nada así, pero quizás se le había presentado la oportunidad perfecta para escapar.

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora