Capítulo 11 - La decisión

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Tras atravesar varios cientos de metros de laberínticos conductos que derivaron en una multitud de angostos y oscuros pasillos, acabaron dando con el lugar que buscaban. El único lugar en el que tenían alguna posibilidad. En la distancia pudieron observar una gran sala repleta de paneles, asientos, ordenadores y demás tecnología. Habían llegado a la zona delantera de la gran nave, y a través de los cristales de la sala, se podía observar el espacio y un trozo de Saturno. Era una sala circular, de unos quince metros de diámetro, y conectaba al final del pasillo en el que los héroes se hallaban, con una gran puerta cuadrada. La sala de mando la poblaban una veintena de grises, algunos de ellos con uniformes en tonos azules y otros en tonos amarillos. La mayoría estaban pilotando la nave o sentados frentes a los monitores, algunos paseaban de aquí para allá. Pero entre ellos destacaba uno. Un gris sentado en un sillón que denotaba más rango que el resto, vestido con un uniforme más engalanado de color blanco intenso y varios rombos azul lapislázuli bordados, con lineas y detalles dorados, que se hallaba frente a una proyección holográfica que mostraba un plano de la galaxia.

—¿Y ahora qué? —preguntó Adora, que se encontraba reclinada junto a Mr Luz, observando con detenimiento la sala, resguardados tras una esquina.

—Fíjate en aquel —contestó señalando con la mirada al gris que destacaba del resto.

—Sí, parece el líder. Pero, ¿qué insinúas?

Trazaron visualmente el camino hasta la sala de mando, y en el trayecto habían varias patrullas de grises. En los cerca de doscientos metros que los separaba de la puerta habían cinco grises, dos de ellos a cincuenta metros, y otros tres junto a la sala. Todos armados.

Mr. Luz guardó silencio durante unos segundos mientra cavilaba.

—Tal y como están las cosas —dijo el héroe—, solo tenemos dos opciones.

Adora le miró ligeramente intrigada.

—Estamos en una nave, en mitad del espacio, con miles de humanos encerrados a los que debemos rescatar. Esa es la sala de mando de la nave —dijo señalando—, y ahí está su líder.

Tenemos dos opciones. Una: Dialogar..

—¿¡Qué!? —interrumpió Adora.

—Cálmate, te lo explico. Necesitamos llevar la nave hasta la Tierra, para poder evacuar a todas esas personas. Podríamos negociar con su líder.

—¿Negociar? ¿Has visto lo que le hacen a los humanos?

—Si, tienes razón —admitió el héroe—. Pero piénsalo, no sabes los motivos que los impulsan a hacer lo que hacen. Quizás podamos negociar con ellos. Si lo que buscan es algo acerca de nuestra genética, como creo, seguramente Enuk sería la persona perfecta para ellos. Los Iruzbianos nos crearon, Enuk nos creo. Él debe poder darles respuestas.

Adora negó con la cabeza.

—¿Y qué pretendes? ¿Qué acepten, dejen en paz a los humanos, nos lleven a casa y liberen allí a todos los abducidos?

Quinta Essentia (Trilogía EXO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora