✞𝕾𝖈𝖆𝖕𝖊✞

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𝕸ark comenzó a arrepentirse de ser tan buena persona. Había tomado el lugar de su hermano y de John. Ahora estaba perdido y condenado a una muerte segura. Porque ¿Qué podía hacer un chico como él en el mundo mágico? No cargaba ningún amuleto o algo que lo ayudará a escapar de aquel infernal tormento. Si hasta para John sería difícil sobrevivir ¿Qué esperanzas tenía él?

El sentimiento lo venció y caminó sin rumbo por aquel bosque ¿Dónde estaba? Probablemente nunca lo sabría. Igual, se alejó de los sauces al ver un par de driadas observarlo, probablemente esperando que se alejara y no molestara, así que tomó un camino diferente. No era listo como su hermano o su padre, no era un guerrero como John, ni siquiera había sacado los poderes de su madre. Era simplemente un estorbo, así que no se sintió tan mal, así al menos no tendrían que lidiar con él.

Caminó y caminó. Quizá horas enteras, no sabía con exactitud, sólo sabía que estaba lejos de casa y que probablemente, nunca volvería. Pensó en Jaemin y Jeno. Ya no volvería a ver a Jaemin hacer caras tontas y a Jeno sonriéndole, dejando que sus ojos se hicieran pequeños. No volvería a hacer una guerra de cosquillas con Jaehyun, siempre resultando perdedor, pero siempre feliz de serlo. Y tampoco, nunca volvería a ser sostenido por John, no volvería a sentirse infinitamente amado cuando su rostro era sostenido por las fuertes manos del mayor. Así que siguió llorando, porque no quería dejar atrás eso, porque se quejó tanto tiempo, no disfrutó todo aquello que ahora deseaba desesperadamente.

Un sonido desconocido a unos cuantos metros alertó al pobre chico, un miedo profundo lo inundó. No había podido parar de llorar, sus lágrimas se acumulaban en sus ojos y sus piernas corrieron hacia otro lado instintivamente, volteó a sus espaldas y sintió que caía al suelo. Cuando abrió los ojos, parecía ver el techo de su habitación. Se incorporó con cuidado, estaba aturdido pues había caído al suelo sin razón aparente, y en ese momento despertaba en casa, como si nada hubiese pasado.

Te equivocaste Mark volteó a su costado.
Jaehyun...
No, no lo soy. Tú jamás volverás a ver a Jaehyun.

Su hermano, o al menos su cuerpo, estaba sentado en una esquina, mirando uno de los libros de Plinio el viejo. Después de un minuto, cerró el empolvado libro y miró a Mark. Sin duda ese no era su hermano, los ojos de Jaehyun no tenían brillo, estaban opacos y grandes,  profundas ojeras y las uñas descuidadas. Ese no era su Jaehyun...

Si lo que estás pensando es que no soy tu hermano porque me veo tan mal, entonces deberías saber que tu hermano ahora está peor Mark sintió el peso de aquellas palabras que por desgracia, tenían razón. Estaba seguro que Jaehyun en esos momentos estaba peor que él.
¿Quién eres tú?la imagen de Jaehyun hizo una mueca, similar a una sonrisa.
No soy nadie, pero dime Mark ¿Qué harías por volver a casa?

Mark se sintió terriblemente atraído por la figura ante él, quería abrazar a Jaehyun, quería volver a casa.

Lo que sea.

Entonces ahora si, la mueca en su rostro era una sonrisa.

Entonces levántate y ven conmigo Mark, ven, no tengas miedo.

Con pesades, Mark hizo caso. Se levantó de la cama y camino hacia el falso Jaehyun. No podía detenerse, no pudo dudar, su cuerpo se movió hacia en frente sin detenerse. Cuando estuvo a una distancia prudente, Jaehyun lo miró. En sus ojos oscuros pudo ver su propio reflejo, delgado rubio y...con los ojos ¿Rojos? No tenía pupilas, simplemente era como una luz roja saliendo de ellos, así que al fin entendió. Aquella criatura no era Jaehyun ni lo ayudaría a encontrar su hogar. Mark entonces con todas sus fuerzas trató de despertar, se tiró al piso de nuevo, y antes de caer, fue cuando abrió los ojos.

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