✞𝕾𝖊𝖔𝖓𝖁𝖎𝖑𝖑𝖆𝖌𝖊✞ ｎｃｔ•

✞𝖂𝖊'𝖑𝖑 𝖇𝖊 𝖇𝖆𝖈𝖐✞

—¿Se supone que debe pasar esto?— preguntó Mark totalmente desanimado.

—No— le contestó el Fu— pero se supone que no debes hablar, así que concéntrate.

Mark suspiró agotado. Había estado mucho tiempo intentando aquello y tan solo no podía. Llevaba una semana intentando encontrar su don mágico, mientras que Jungwoo había progresado enormemente y recuperaba poco a poco sus memorias.

Hasta el momento eran inconclusas, porque solo había momentos muy pequeños de su infancia. Aunque de algo estaba seguro: él no era familia de Doyoung en realidad.

El chico había aparecido en sus recuerdos como un amigo de su verdadera familia, más no había otra cosa. Y es que Kim ni siquiera parecía consternado de saber su verdadero pasado, en realidad al momento de recordar comenzaba a asimilar las cosas, era como volver a vivirlas y reconocer todo lo que había olvidado.

Las cosas iban bien para el chico, sin embargo él...no tenía ni un progreso, más que en los episodios de ansiedad que todo aquello le causaba.

—Es inútil— dijo de repente— no hay ni un gen mágico en mi. Hubiera salido desde hace muchos años.

El menor entonces se recostó junto a Bean, el burro que los seguía acompañando en aquella aventura. El animal simplemente siguió comiendo las manzanas que Yuta le había cortado, y cuando vió al chico junto a él, se acercó a lamer su cara como un gesto cariñoso. Mark solo lo apartó lentamente y comenzó a acariciarle.

Los terranos habían desaparecido como siempre lo hacían después de medio día a quien sabe dónde, Jungwoo estaba aún viajando por sus memorias a unos metros de dónde estaban ellos. Seguían estancados en aquella montaña sin poder regresar o avanzar. Les quedaba poca comida de la que LuHan les había dado, suerte que nunca parecía caducar.

—Muchacho, sabes que no nos sobra el tiempo ¿Verdad?

—Lo sé...

—¡Entonces trabaja!

Minhyung suspiró estresado.

—Mi madre era hechicera, pero eso no significa que por eso tengo que ser igual...

—Y era una muy buena hechicera. Venía de un linaje muy sofisticado de brujas. Las brujas rojas de Seon fueron muy reconocidas en mis tiempos, veras que yo tengo ciento siete años.

—Entonces ese linaje se rompió conmigo y con mi hermano.

—Ya te lo he dicho Mark, tu madre te mandó una maldición para contener tu magia, lo puedo sentir en tu aura.

—¿Y por qué mi madre haría algo así?

—No lo sé— admitió el anciano— pero estoy seguro que fue para protegerte.

—¡¿Protegerme de que?!— gritó Jung alterado.

Las cosas le estaban poniendo muy delicado, y por primera vez en todo ese tiempo, había llegado a su límite.

—¡Estoy cansado de que me protejan! No soy un bebé, puedo cuidarme solo.

Bean se sobresaltó al escucharle gritar, y Mark no hizo si no más que volver a acariciarle en modo de disculpa.

—Mark—murmuró el Buda con algo de cansancio— no importa si te crees capaz o no, debes al menos intentarlo...

—¿Y de qué sirve? Soy un inútil, nunca he podido hacer nada por mi cuenta. Mi hermano es lo único excepcional que me queda.

—¿Eso crees?

Se formó un silencio entre ambos. Solo se escuchaban algunos quejiditos que Jungwoo soltaba de repente y el sonido del viento removiendo las copas de los árboles. En medio de la nada, el vacío también era un sonido.