✞𝕾𝖊𝖔𝖓𝖁𝖎𝖑𝖑𝖆𝖌𝖊✞ ｎｃｔ•

✞𝕰𝖒𝖔𝖙𝖎𝖔𝖓𝖘✞

𝕶un no soportaba ver a su amado esposo tan arrepentido y triste que después de que Jungwoo desapareciera. Había dicho que estuvo hablando con XiaoJun un largo tiempo, y cuando menos se dió cuenta, el coreano se fue temprano. Wooseok, el chófer de Jungwoo dijo que el chico le insistió en darle el día libre, el chico aceptó pues no siempre podía hacerlo, a lo que no supo nada de él. Xiaojun en cambio había ido a la aldea del aire, buscando ayudar en lo que pudiera pues mucha gente había acompañado a Ten, y se necesitaba más en las montañas.

—No te culpes de todo Sicheng, Jungwoo tampoco tuvo la culpa, nadie sabía que eso iba a pasar.
—Pero pude haberlo detenido.

Era inútil, su esposo estaba acostado en su gran cama, hundido entre las sábanas, lamentándose que su mejor amigo en corea estuviese perdido.

—No vas a ayudar a Jungwoo si sigues así.

Dong no dijo nada. Sabía que no ayudaría en nada si no se levantaba de su cama, pero tampoco sentía que fuera muy útil fuera de esta.

—Se te hace tarde para el trabajo—dijo un tajante Sicheng. Kun suspiró, se acercó al menor y besó su frente.
—Te amo—vio el sonrojo en su esposo. Nada hacia a Sicheng suspirar más, que dos simples palabras por parte de Kun.
—Te amo más.

Como un bebé llorón, Sicheng se levantó y abrazó del cuello a Kun, este con una sonrisa lo sostuvo en brazos y lo besó con fuerza en los labios.

—Te amo Kun.
—Te amo Sicheng.

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Jaemin comía apresuradamente, no quería hacer a Jeno esperar así que rápidamente se cambió de camisa porque su ropa siempre era fea para ver a Jeno. Su ropa nunca era suficiente. Tomó su libro, ese que había estado haciendo desde hacía un mes y corrió escaleras abajo. Su novio estaba ahí afuera, esperándolo, apuesto como siempre. Incluso si Jeno estuviese en pijama, se seguiría viendo elegante.

—Ya estoy listo, podemos irnos.

Jeno simplemente le sonrió y caminaron de la mano en dirección a el paraíso. El paraíso era un enorme jardín en la aldea que daba a muchísimas plantas del mundo mágico, algo así como un museo. Jaemin solía ir seguido para tomar apuntes de varias flores, ya que su sueño era poner una perfumería. Iba cada sábado junto a Jeno, iban, paseaban y después, comían en casa de Jaehyun ya que vivía cerca, aunque los últimos días no entraban, era bastante incómodo ver al pobre YoonOh lamentándose todo el tiempo la desaparición de Mark.

Claro que ellos también lo extrañaban, pero Jaemin era una persona muy optimista y estaba seguro de que Mark volvería a estar con ellos. Caminaron por el paraíso, tomados de la mano, sonriendose y robándose besos de vez en cuando. Algunas personas los miraba con burla de lo cursis que eran, otras los ignoraban. Después de que Jaemin dibujara unas muy deformes hojas de manzanilla, salieron al fin de su lugar. Caminaron por las calles sin mucha prisa de regresar, sinceramente no tenían ganas, antes era divertido pasar con el hermano de Mark, comer algo y quedarse platicando hasta que anocheciera. Más que nada lo hacían para tener distraído a YoonOh y dejar a Mark escaparse para verse con John. Sin embargo se había vuelto un hábito muy agradable. YoonOh llegaba de sus juntas con el consejo y les daba toda la información sobre la ciudad, pero Mark ya no estaba y Jaehyun necesitaba su tiempo.

Caminaron sin decirse mucho, Jaemin sacó su libro para decirle a Jeno sobre las flores que había visto, Jaemin sin embargo, cayó al piso ya que sin fijarse, no vio cuando un caballo iba a buena velocidad hacia él.

—¡Ah, mierda no!

Su libro había caído sobre un enorme charco inmundo que Jaemin no quería saber lo que tenía. Todo se había arruinado, nadie le entendería. Jeno corrió hacia él para auxiliarlo, tomandolo de la mano y gritando al jinete, quién después de un momento vio quién era.

—Perdón Jaemin, es solo que no se dirigir este maldito animal y tú saliste de repente y...—Huang Renjun estaba frente a él, suplicando sus disculpas, detrás de él, Yukhei incómodo tratado de calmar a Jeno para que no se lanzara contra el chino.
—Esta bien yo...no me fijé...

Renjun lo ponía muy nervioso, tanto que se olvidó de que su trabajo de un mes y medio estaba arruinado totalmente. Quizás era porque Renjun era muy bonito, o quizá por su voz suave, con un timbre peculiar, su aroma era el de a fressia que le encantaba, había visto pinturas de esa flor en la habitación del chico, seguro por eso olía tan bien. Renjun olía y era fresco, tenía suaves notas a canela quizá. Renjun era una obra de arte en todas sus expresiones.

Jaemin era una persona amable, veía lo mejor de la gente, sin embargo tampoco era tonto, y sabía medirse en cuanto halagos porque tenía a Jeno, pero le daban tantas ganas de pararse ahí, y crear una fragancia con el aroma de Huang Renjun, la fragancia...aún no tenía nombre, pero iba a fabricarla.

—Te lo compensaré, perdóname por favor, yo no...
—Esta bien, no te preocupes—Jaemin buscaba salir de ahí, así que rápidamente se giró a su novio— necesito cambiarme de ropa.

Jeno asintió, y sin despedirse, se llevó a Jaemin lejos hacia su casa. Jaemin había dejado botado el libro, no tenía ningún valor ya, solo eran hojas mojadas y sin nada que le pudiese interesar.

—¿Estás bien?—le preguntó Lee al llegar a su hogar. Su novio asintió, aunque no era del todo cierto. Había trabajado duro con sus notas, aunque sus dibujos estaban arruinados y no tenía ganas de hacerlos de nuevo—te juro que haré a ese chino idiota pagar por...
—No, está bien. Estoy seguro que Yukhei lo convenció para llevar las riendas del caballo, además yo me atravesé.

Se acercó al mayor y lo abrazó, escondiendo su cara en el pecho contrario. Ambos se abrazaron por un largo tiempo pues era la única forma de calmar a Lee Jeno. A pesar de ser alguien poco hablador o divertido, Jeno tenía un corazón gentil y amable, sus manos cálidas como su mirada, su abrazo fuerte y firme como su voluntad, su aroma a hogar y su sonrisa una pincelada de paz.

Jaemin realmente estaba enamorado de Lee Jeno. Na comenzó a besar a su novio, sin soltarlo y caminado hacia sí habitación, sin separarse ni un segundo.
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;RACHELRED✞