✞𝕾𝖊𝖔𝖓𝖁𝖎𝖑𝖑𝖆𝖌𝖊✞ ｎｃｔ•

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𝕹o había una razón verdadera para que Jaemin lo mirara de esa forma. No parecía feliz. No parecía ni siquiera algo cómodo cuando le dijo que iría con Lucas a pasear por la ciudad.

—No estoy seguro de que sea buena idea que salgas con él.
—Es mi amigo...

Jeno en cambio, tomaba de una taza de té verde sin hacer más comentarios de los que Jaemin le pedía. El chino no entendía demasiado su preocupación. Hacia apenas un día que se conocían. No eran amigos ni nada por el estilo. Simplemente vivirían juntos en lo que encontraba cada quien a su ser querido.

—Renjun—dijo seriamente Na—no lo estoy diciendo por otra cosa más que porque Wong Yukhei no hace eso. Jamás había sabido de que invitara a salir a alguien o al menos aceptara salir.
—Supongo que le agrade.
—Renjun... Yukhei está comprometido.

Decir que no lo decepcionó sería mentir. Sin embargo con tan solo tener a otro chino a su lado como su amigo era suficiente.

—Bien por él—dijo con simpleza—pero quiero que un chino me muestre la aldea.

Renjun entonces tomó dinero, las cosas que había preparado en su bolso colgante y salió de la casa. Nadie lo siguió así que se encogió de hombros. Realmente no había quedado con Lucas en ningún lado. Sólo sabía su nombre y de dónde era, así que caminó hacia la letanía. Baekhyun le tendría su ropa en dos días más así que fue directamente a la librería, dónde esta vez JiSung no estaba solo, un hombre algo mayor que parecía ser su padre, lo recibió amablemente. Renjun amablemente respondió a sus preguntas y fue directamente a la sección de arte. No había nada nuevo por supuesto, así que se acercó a la sección de novelas. Vio una muy interesante llamada Yakshasa, sobre las profecías de la india. Lo compró por mera curiosidad y salió a la calle de nuevo. Apenas salió y vio un caballo a unos cuantos metros de distancia, de inmediato reconoció al jinete.

—¡Hey Lucas!

El defensor lo miró con chispas en sus ojos, aparentemente feliz de ver al chico, sin embargo Renjun ahora sabía que estaba comprometido, no debía ilusionarse.

—Renjun-ah, iba a buscarte a casa de los chicos.
—Vine a comprar unos libros, que agradable coincidencia verte.
—Muy agradable diría yo. Ven sube, te daré un recorrido.

A pesar de que Huang no era muy fan de los caballos, no dudó ni un segundo en subir junto a Lucas. Enredó sus manos en la cintura contraria y dejó que el mayor lo llevará por la aldea, pero lo más peligroso fue dejar que su corazón se llenara de falsas ilusiones.

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𝕰l día se sentía deprimente, metidos en la gran oficina de gobierno en la capital, los cuatro líderes buscaban una solución.  El rey estaba totalmente en apoyo a los chicos, por lo que había dejado cualquier decisión en sus manos. Discutían sobre su siguiente movimiento.

—Yo iré a Tailandia mañana. Traeré gente que nos pueda ayudar. —dijo Ten.
—Entiendelo Chittaphon, no sabemos si realmente alguien está organizando una especie de complot ridículo como el que estás insinuando.

Doyoung como siempre totalmente pesimista. Si Jaehyun no estuviese tan confundido del dolor de haber perdido a su hermano, quizá hubiese calmado al líder del agua. Él era la única persona probablemente en el mundo entero que lograba cerrarle la boca a Kim Doyoung.

—Pero tampoco sabemos que no lo es. No me importa lo que tenga que hacer, pero yo haré lo imposible por traer a Yuta de vuelta. Es mi mejor amigo en Seon y no lo abandonaré. Además, en el camino sabré si hay señales de ellos por la salida de la tribu del fuego.

Nadie dijo nada ante eso. Ten se veía alterado y no era muy común del tailandés.

—Tardarás meses en llegar.
—Viajaré hacia el sur oeste y cuando esté lo suficientemente lejos de la ciudad abriré un portal, a unos siete kilómetros de Bangkok está un portal de los Yaksha, lo podré abrir sin problema y no tardaré tanto.

Parecía arriesgado, pero no veían una opción mejor, mientras Ten estaba buscando ayuda fuera, ellos deberían lidiar dentro de Seon para encontrar alguna forma de localizar a los desaparecidos.

—Bien, se termina la junta. No hay nada más que decir—dijo Taeil. Doyoung con una clara molestia en el rostro de que Moon fuese quién terminara la junta, simplemente se acercó a Jaehyun. Doyoung se estaba ocupando de cuidar a Jaehyun mientras Johnny, su amigo trabajaba, así que Taeil simplemente se retiró junto a Ten. Pensaba ir a despedir al chico, además de pasar la noche en las montañas del aire para llevarse lo poco que dejaron sus amigos antes de desaparecer, además de aprovechar y visitar a Donghyuck.

En cambió Doyoung camino pegado a Jaehyun hacia su carruaje y lo llevó a casa. Pasaría la noche con él pues John no estaría en la aldea del fuego para cuidar del pobre. Doyoung una vez que estuvieron en casa del chico, lo llevó a su habitación y comenzó a quitar su calzado y prendas principales. Después de dejarlo en ropa interior, el mismo se comenzó a desnudar.

—¿Quieres quitarte ya la ropa?

La voz de Jaehyun era grave, comparada a su voz durante la junta.

—Sabes que lo que hacemos no arreglara nada ¿Cierto?
—Y si nadie se entera entonces tampoco afectará.

Doyoung suspiró y se sentó justo a lado de Jung. YoonOh sin cuidado alguno tomó el rostro del otro líder y lo besó con fuerza y desespero, Doyoung entonces se fue sentando en el regazo del menor. El consuelo de Jaehyun era el cuerpo de Kim. Si antes ya habían tenido ciertos encuentros totalmente excusables, entonces ahora con esta situación lo hacían más seguido. Su relación era una especie de relación formal. Se querian, y mucho. Doyoung era siempre un gran apoyo para Jaehyun de la misma forma que Jaehyun para el mayor. Sin embargo no era amor. Era sexo, ambos se eran fieles en cierta forma pero no confirmaban. No se amaban en secreto, solo lo hacían. Eran buenos amigos y el sexo se había vuelto su distracción para la horrible tragedia que sucedía.

La razón por la que lo hacían en secreto, era porque estaba prohibido que dos líderes de aldeas mantuvieran una relación más allá de la profesional, cada uno debía estar al tanto de sus aldeas por lo que simplemente no había forma de que ellos estuviesen juntos. Pero aunque no eran algo realmente serio, era lo más parecido al amor de pareja que ambos hubiesen tenido. Habían crecido juntos, criados para ser líderes, ahora dirigían sus aldeas a la par, no era de esperarse que en cualquier momento se sintieran atraídos el uno por el otro, sin embargo al ser tan amigos, pensar que el sexo implicaba algún otro tipo de sentimiento los hacia cambiar de tema y simplemente hacer lo que debían hacer.

Doyoung entonces comenzó a quitar la ropa interior de su dongsaeng, bajando poco a poco, inclinándose hasta quedar entre las piernas del chico. Tocó el miembro del líder, este ya bastante caliente, soltó un gruñido grave. Kim entonces sonrió maliciosamente y comenzó a acariciar la longitud con lentitud. Una turtuosa y lenta agonía que ponía caliente a ambos, sin aguantarse más, el mayor metió el miembro contrario en su boca para comenzar a dar lametones traviesos a lo largo de este. Lo metió a su boca y lo saco, en un ritmo rápido y preciso. No sabía si era porque desde la adolescencia lo hacían o simplemente porque Doyoung era un experto en felaciones, que bastaron pocos minutos para hacer a YoonOh correrse en la boca contraria. Doyoung tragó su escencia como si de agua se tratase, y le sonrió con malicia.

—Hagamoslo rápido. Quiero dormir un poco está noche. La vez pasada no descansamos nada.
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