✞𝕱𝖆𝖙𝖍𝖊𝖗✞

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—Puede bajar ahora, príncipe Zhong.

Chenle bajo del carruaje rápidamente. Se adentró a la nueva casa en la que pasaría, con suerte, al menos un mes más. Taozi bajó sus maletas y lo condujo por el inmueble hasta dar con una modesta alcoba algo sucia. El menor hizo una mueca, pero no dijo nada.

—Lamento las condiciones, pero es lo mejor que podemos conseguir. Si nos alojabamos en un lugar más cómodo, levantarísmos sospechas.

Chenle únicamente asintió, mientras su criado hacía una reverencia, dejando sus cosas en la cama para seguido, retirarse.

El heredero al trono de Shanghai, y fugitivo de su propio reino, se sentó en su cama un momento, tratando de recapitular todo lo que le había estado sucediendo.

Hacia un par de meses, estaba en su palacio real de arquitectura exquisita y artefactos dignos de la realeza china. Ahora, vestido con ropa campesina y sin una sola pizca de apariencia noble, se encontraba en una de las ciudades más grandes del mundo, rodeado de gente pobre y hastiado de no poder mínimo degustar un festín a los que estaba acostumbrado.

Chenle era el heredero al trono de Shanghai, china, osea, rey legítimo de una ciudad fundamental de las naciones más importantes e influyentes del mundo. La dinastía Ming, quienes eran una familia elite, eran los que gobernaban la ciudad de Pekín, la capital del país. Años atrás, al nieto menor de la abuela Yun, la matriarca y líder de los Ming, al fin le había caído la idea de que el jamás podría ser el rey legítimo. La anciana ya tenía la sorprendente edad de ciento siete años, y antes que él, había un sin fin de herederos a la corona real china.

Así que tomó una decisión, cazar a los dirigentes de las altas ciudades chinas y hacerlo ver como un complot contra la reina. El padre de Chenle lo había adivinado a tiempo, por lo que hizo a su hijo huir, al menos hasta que cumpliera los dieciocho años y pudiese exigir su lugar como rey de Shanghai. Mientras tanto, aquel temible Ming llamado Hao, tenía a su padre bajo arresto mientras él, tranquilamente tomaba su lugar y  buscaba a Chenle con intensión de aniquilarlo, y no dejar opción a que pudiera robarle la corona.

Era una graciosa coincidencia que aquel tirano portase el nombre de Hao, que al literal significaba bueno, cuando era la persona más terrible que Chenle hubiese conocido jamás.

El noble se levantó de la incomoda cama, arregló sus cosas y se dispuso a intentar dormir. No quería quedarse pensando más en eso, debía distraerse.



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𝕱𝖆𝖙𝖍𝖊𝖗
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—Muy bien, antes que nada, comenzaré a darle indicaciones al jovencito Jungwoo, y después, trabajaré completamente en ti Mark.

El buda tibetano alzó la mirada, encontrándose con cuatro jóvenes recién levantados. El mencionado pareció sonreír, aunque con esa cara de adormilado, se miraba más como una mueca.

—¿Podemos mientras nosotros dormir?— preguntó Yuta confiado, sin embargo, el hombre negó con efusividad.
—El tiempo que tarden ellos en desbloquearse, ustedes lo aprovecharan para ponerse en forma. Soy pacifista, pero una guerra se avecina, y quién la esté haciendo, no es un diplomático que resuelva los problemas con palabras.

Mark, que terminaba de comer una bola de arroz que LuHan les había dejado, se atragantó. Taeyong le golpeó la espalda para ayudarlo a respirar. Cuando recupero el aliento, se giró a Fu.

—¿Guerra?
—La que se debe estar desatando en nuestro mundo— confirmó— debemos salir de aquí lo antes posible.

Todos estuvieron de acuerdo. No entendían muy bien lo de la guerra, pero nadie tomó en serio las palabras de Fu, porque lo tiraban de loco. El único que sintió removerse el estómago, fue Mark, quién sabía al menos de una criatura que estaba detrás de aquello.

—Muy buen Jungwoo-ssi—llamó el monje— te diré lo que debes hacer. Vas a acostarte cómodo, vas a relajarte y vas a meditar. Debes acomodarte bien, porque no debes moverte. Tienes que entrar en una parálisis del sueño, y esperar a que al momento de que te duermas, puedas realmente saber que estas soñando y viajar por tu subconsciente. ¿Entiendes?

El menor que había estado confundido, miró a sus amigos con duda.

—S-si— respondió tímido, haciendo lo que Fu indicó.

El buda entonces, se volteó a ver a Mark.

—Tú y yo entraremos a tu subconsciente de otra forma, siéntate.

Jungwoo se acostó a unos metros de ahí, mientras Mark se sentaba de piernas cruzadas frente al buda.

—Ustedes pueden...hacer cosas de lucha— indicó a los restantes.

Yuta y Taeyong se encogieron de hombros mientras se retiraban de ahí. Minhyung en cambio, miró al que afirmaba que podría ser hechicero pero... ¿De verdad podría?

—Tu amigo Jungwoo parece que ya se durmió— afirmó. Apenas un minuto de acostarse y Kim no se movía más que su pecho, marcando una tranquila respiración— Lo más probable es que no pueda llegar a su subconsciente hasta el crepúsculo.
—¿Tanto tiempo? En a penas medio día.
—Cuando el crepúsculo llega, cada dimensión se conecta. El mundo espiritual, el físico y cada dimensión, se alinean en el horizonte, cuando la tierra y el cielo se unen. Entonces, en ese momento, podemos entrar y salir de todas las dimensiones si cargar con nuestro cuerpo, pues este solo sirve para transportar nuestra alma por el espacio físico. En esta dimensión, es muy fácil viajar a tu subconsciente en el crepúsculo, pero ustedes han estado durmiendo después de la media noche ¿Cierto?— Mark asintió— Bien, ahora comenzaremos con tu desbloqueo.

Del otro lado de la montaña, algo apartados de los demás, Taeyong y Yuta caminaban por entre la maleza. No estaban muy alegres de dejar a los menores solos, pero sabían que no distraer a Mark era su única oportunidad de que abriera un portal.

En silencio, caminaban de la mano. Era un pequeño secreto que habían guardado, el hecho de que ese viaje les había aclarado sentimientos que siempre existieron. No necesitaban palabras, al menos no ahora. Solo su agradable compañía y roces de dedos, que eran lo suficientemente delicados para sonrojar las mejillas del coreano, y sacará una sonrisa tímida del japonés.

—¿Crees que podremos salir de aquí?— preguntó Nakamoto de repente.

Tae quería decirle que no le importaría pasar quinientos años a su lado, ni que no le molestaría quedarse en esa dimensión, pero sabía que Yuta tenía muchas cosas que lo ataban a su vida en Seon. Desde su fuerte amistad con Ten, hasta su familia en Osaka. Ambos sabían que Taeil cuidaría incluso mejor que ellos de Renjun, así que no les preocupaba pero... quizá Taeyong no era tan indispensable para Yuta como lo era para él.

—Seguro que lo haremos, Yukkuri.

Se sonrieron a la par, dándose ánimos. Si el sueño de Yuta era volver, entonces le ayudaría a cumplirlos. Si su sueño era quedarse ahí toda la eternidad, sin dudar se quedaría. Pero si el sueño de él era abandonarle, entonces se desmoronaría. Cualquier deseo que la persona de la que se había enamorado, era confiado a él, se atrevería a todo, con tal de verle cumplirlo.
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;RACHELRED✞

✞𝕾𝖊𝖔𝖓𝖁𝖎𝖑𝖑𝖆𝖌𝖊✞ nct• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora