Cuarenta Y Nueve

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Poema: "Sí alguna vez olvido quién soy."

Si alguna vez olvido quién soy,
ven y llévame al mar para que me funda en su azul.

Dile a la luna llena que necesito verla
y a las estrellas que vigilen que no me apague;
recuérdame cada intento
para que recuerde que fui capaz.

Enséñame montañas, sonrisas y nubes,
y dime que me esperan;
tararéame bajito y balancea mi cintura para que la música regrese a mis pulmones.

Susúrrame un "te quiero" para que mi corazón recuerde lo que es latir.

Dime que los sueños son más reales que la realidad y que me esperas allí para demostrármelo.

Tráeme lluvia y tormentas para poder resguardarme en casa.
Inventa fantasmas y fantasías que hagan temblar mi piel;
abre puertas que resuciten mi alma y me devuelvan la fe,
átame a tu abrazo y no me dejes escapar.

Mírame a los ojos para que los tuyos griten mi nombre y me reconozca de nuevo.

Y hazme saber que el amanecer no amanece sin mi despertar.

Si alguna vez olvido quién soy,
por favor...

No lo olvides tú.

...

—En los reglamentos que se basa esta misión, está escrito estrictamente, no mantener relación con ningún individuo; así que me niego a tu idea estúpida de ser novia de Fernando. No me sale ese papel —dije abrumada, hablando por celular.

—¿Me estás llamando solo para decirme eso?

—Sí, no eres el único que se encuentra ocupado. Tengo que dar clases, nos vemos luego.

El rector nos reunió a la última hora con todos los docentes de bachillerato. Fue cómico verlos a todos ajetreados maldiciendo lo tardío que llegarán a sus casas. Rebecca se encontraba ocupada tecleando en su laptop, no quise interrumpirla porque en serio que se ve frustrada; creo ser la única con buen humor esta tarde. El reloj marcaba las tres p.m. y el rector llega con quince minutos de impuntualidad. Típico de este país.

—Verónica. —Escucho que un profesor me llama, dejo de conversar con Clara (porque la reunión se hizo en la biblioteca debido que el laboratorio está en mantenimiento) para observar a quién me llama.

—Hey —saludé confundida.

—Hola, Verónica.

—¿Cómo estás, Vero?

Los docentes del área de ciencias, a excepción de Rebecca, están reunidos y terminaron sentándose conmigo. La morena que estaba en otra mesa, alza la mirada para ver mi situación. Le sonrío y me ignora negando con su cabeza. La veo llevar un bolígrafo a sus labios, apartarlo para relamer la rojez de sus labios con la punta de su lengua y me muestra sus dientes, luego me mira de nuevo y la miro también. Es ella quien sonríe ahora y yo me encuentro con la boca abierta admirándola.

—Queríamos saber si estás disponible esta noche para salir a tomar algo al Sur. ¿Qué dices?

—Es un local nuevo y queremos ver qué tal.

—¿Se te antoja?

La bomba de preguntas me hicieron apartar la vista de la morena para contesta un "claro, me parece genial". Al escucharme, Rebecca se pone de pie acercándose hacia nosotros, está detrás de mi asiento y pasa su mano por mis hombros.

Alguien Tenía Que Aprender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora