I «De Asgard a Midgard»

2.5K 134 22
                                    

Caminaba por el gigantesco pasillo principal del castillo de Asgard con un vestido verde tradicional con una frazada que cubría sus hombros, llevaba un peinado en moño y por debajo grandes ondas igualmente tradicional en Asgard. Adara llegó a la puerta del salón donde se encontraban festejando la paz que habían traído Thor, ella y sus amigos. Ésta era la última noche en Asgard ya que, después de 4 años regresaría a su querida Midgard.

Suspiró, estaba a punto de entrar e incorporarse a la fiesta.

—¿Lista para mañana? —La voz de Thor sonó con más fuerza en la inmensidad del pasillo. Llegó a su lado. Ella lo miró y se volteó por completo a él.

—Estoy nerviosa, ¿Ha cambiado todo por allá? —Preguntó pensativa.

Después se reprochó, Thor tampoco había ido a Midgard en dos años, su pregunta sonaba estúpida.

El dios, por su parte sonrió levemente. No quería burlarse de ella... Aún.

—No, todo sigue igual, sólo... —Se interrumpió, no era hora de decirlo—. Bueno no importa —Miró la puerta desviando la atención—. Te extrañan mucho.

—Y yo a ellos —Dijo melancólica mirando el piso.

—No es tiempo de tristezas Addy —Le sonrió tendiendole el brazo para que ella lo tomara y fueran a incorporarse a la fiesta—. Mejor disfruta la última noche que tienes en Asgard... Es probable que no te volvamos a ver por aquí en un buen tiempo.

Thor sonrió más amplio.

Ella lo miró confundida pero sonrió y le tomó del brazo.

—¿Eso significa que...? —Preguntó ella con intriga.

—Amas Midgard tanto como yo así que... Sí, tal vez no regreses en un tiempo.

—Ah.

Ella llegó a pensar que lo decía por Steve, tal vez sabía que él aún la esperaba y así era la única forma de quedarse en Midgard.

Él soltó una risa sonora mientras caminaba a la puerta. Al abrirla, todos los miraron alegrándose aún más de lo que estaban.

Ella sonrió, más por compromiso que por el sentimiento real. En esos momentos sólo tenía cabeza para pensar en Midgard y su regreso.

Ella no estaba feliz pero tampoco triste. Estaba objetiva, pensando en los múltiples escenarios que se le podían presentar al llegar a la tierra.

—¡Llegaron los hermanos de alma! —Gritó uno de los guerreros.

—¡Los mejores comandantes! —Gritó otro.

—¡Ahora sí, qué empiece la fiesta!

—¡Estamos completos!

Y diciendo eso, todos abrieron sus cervezas y la espuma llegó a los recién llegados. 

Había gritos, risas, ebrios...

Ellos llegaron a la mesa principal donde estaban sus amigos.

Chistes, risas, anécdotas, de todo había, mientras Adara comía un gran banquete, que sólo se comió un cuarto, ya que estaba gigantesco.

—¿Te comerás eso? —Preguntó el glotón de Volstagg cuando vio que ella ya no quería comer.

Adara rió brevemente.

—¡No! Está delicioso pero es gigantesco —Hizo una mueca de disgusto por no poder comer todo.

—¡Uh! Tráemelo a mí —Dijo mientras tomaba el plato de la chica y lo arrimaba hasta él para así poderlo comer mejor.

D E S T I N O » Steve Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora