XXIX «Es tiempo de seguir»

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“Después de llorar en el hombro de Steve por unos instantes —que me parecieron eternos—, Thor, mi hermano, tocó mi hombro haciéndome estremecer. Me había asustado, yo estaba sumida en la tristeza, pensando que no existimos nadie más que Steve y yo. Lo miré confundida, él me explicó que todo había terminado.

Yo giré mi vista a todo el lugar. Limpié mis lágrimas y asentí levemente.

—Así es —Dije—. Parece que todo terminó —Mi voz sonó ronca y delgada. Una auténtica vergüenza—. Puedes regresar a Asgard y decirle a Odín que, tanto Loki como el asesino de Frigga, ya no están.

—¿Loki mató a mi mamá? —Preguntó desconcertado.

Yo negué. Ciertamente, ahora que lo pienso, debí reírme en su cara o haberlo abofeteado. Lástima que me sentía terriblemente devastada como para darme cuenta de su enorme error.

—Kenneth la mató. Loki me lo confesó —Corregí—. Puedes decir que Loki se fué como un héroe.

—Me temo, hermana —Comenzó con suavidad—, que deberás venir conmigo y decírselo tú misma. A ti te ha encomendado la tarea de buscarlo. Es tu deber decirle todo ésto a mi padre.

—Con todo respeto, Thor —Me apresuré a decir—, no quiero irme ahora —Hice un pausa, pensando el lo que iba a decir a continuación—. Loki me traicionó, Thor... Y luego dió la vida por mí. Debo procesar todo lo acontecido.

Él me sostuvo la mirada, aquellos ojos anhelaban que estuviera jugando y le dijera «No es verdad, vamos. Muero por contarle a Odín el acto heróico que acaba de hacer nuestro hermano», sin embargo yo no estaba para cumplir deseos.

— Thor, Ángela está herida, deja que se recupere y podrá ir a Asgard después —La voz de Steve nos tranquilizó a ambos.

Lo amo tanto.

—Angie —La voz de Pietro me hizo voltear a su dirección—. ¿Qué hago con ésto? —Preguntó enseñándome el pequeño cilindro con el Eather dentro.

Yo inhalé y exhalé con pesadez.

—Hay dos gemas del infinito en la tierra. Una con Strange y la otra con visión. Dudo mucho que alguno se quiera ir, así que... Gema de la realidad —Levanté mi pulgar y lo llevé hacía atrás—. A volar.

—¿A dónde? —Preguntó Tony, detrás de Pietro.

—Oí que el coleccionista reparó su museo y lo ha abierto de nuevo. Sé que estará bien ahí —Contesté con mi voz habitual, me había tranquilizado lo suficiente como para poder hablar decentemente.

—¿Debemos llevarlo, o algo así? —Preguntó Reed.

Yo negué.

—Sé de unas personas que pueden hacerlo por nosotros —Contesté pensando en Sif y Volstagg.

—Entonces, ten —Dijo Pietro, dándome la famosa gema.

Yo la tomé entre mis manos y la admiré unos instantes. ¿Cómo un líquido podría poner toda mi vida de cabeza? Era increíble las cosas que nos hizo pasar esa cosa.

—Bueno, señores. Tomemonos el día libre... Quizá toda la semana, creo que todos lo necesitamos —Habló Tony caminando a la salida.

—Alto —Habló Strange y todos nos detuvimos—. ¿Estamos todos? —Preguntó mirando lentamente a cada uno.

Yo seguí su rastro, no sé si estaba tan débil por la herida o tan conmocionada por Loki que, juré y perjuré, que estamos todos. Los veía una y otra vez y estaba segura que no faltaba nadie.

D E S T I N O » Steve Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora