Los soles quemaban, el agua salía por sus poros, el calor aumentaba en cada movimiento, la arena dificultaba la agilidad de sus actos. El desierto de Vanaheim no era el mejor lugar para combatir sin embargo... Debía hacerlo, no había otra opción.
Adara sabía que estaba cerca de conseguir a Loki, no había duda que estaba ahí y que podría acabar con la guerra; lo tenía todo para ganar hasta que se oscureció todo.
De pronto, Fandral la miraba sonriente y al segundo después una daga en su pecho sobresalía con sangre. El guerrero agonizaba en los brazos de Adara.
Ella trató de no llorar. No lo logró, lágrimas salía de sus ojos cual cascada. Fandral moría en sus brazos y ella no podía hacer nada.
De pronto se despertó, un poco de sudor invadía su piel y sus ojos estaban llenos de agua. Su respiración se tranquilizó cuando miró a Fandral recostado a su lado.
Una sonrisa asomó sus labios. Ella se acercó a darle un beso en el pecho desnudo del Asgardiano, después decidió ir a la entrada de su casa de campaña para tomar un respiro de aire fresco... Necesitaba tranquilizarse.
Pensó en ese sueño, ya era la quinta vez que lo soñaba, ya no era una casualidad... El significado le aterraba.
Se suponía que ya no debía tener sueños proféticos debido al castigo de su padre quien le quitó ese poder. Sin embargo... ahí estaba. O quizá era ella que no lo quería perder y estaba de paranoica.
Inhaló fuerte y miró el cielo. Los colores de la mañana la relajaban, cerró los ojos y se dejó llevar.
Fandral, por su parte, abrió los ojos y se dió cuenta que era de mañana, los rayos del sol recién aparecían. Miró a su alrededor, debía estar Adara junto a él. Sonrió al verla desnuda mirando el amanecer desde la entrada de su campamento.
—Te has despertado muy temprano hoy, mi amor —Murmuró por lo bajo, su voz estaba ronca.
Ella volvió su rostro a él y sonrió al verlo, gateó hasta recostarse en su pecho.
—No pude dormir, Fandral —Contestó angustiada—. Tuve ese horrible sueño otra vez.
La mano de la chica se pasaba por el pecho desnudo de él. Fandral masajeaba su espalda para tranquilizarla, de tanto en tanto baja un poco más de la cuenta.
—¿Quieres contármelo de nuevo?
—Ya han sido muchas veces, cariño. No te quiero aburrir.
—Nada que provenga de tí me aburre, eso debes saberlo, Adara —Contestó determinado.
Ella suspiró. Ese hombre le robaba el corazón con cada frase salida de su boca.
—Que lindo pero, sigo diciendo no. Mejor disfrutemos de lo que nos queda de la mañana —Respondió juguetona bajando su mano por el abdomen del Asgardiano más de la cuenta.
Por suerte, aún faltaban horas para levantarse y volver a la guerra.
Él la atrajo hacia sí, encima de él y la abrazó con toda su fuerza, sobó su espalda y su cabello para tratar de tranquilizarla mientras la besaba.
—Adara, estoy bien, ¿De acuerdo? —Comentó separándose de ella y mirándola a los ojos—. Y todo estará bien. Yo jamás te dejaré mientras no me olvides —La miró cálidamente a los ojos, le limpió una pequeña lágrima que salía de su ojo izquierdo y la besó de nuevo—. Te juro que nunca me perderás mi amor, ni aunque quisieras.
Ella asintió y lo abrazó de nuevo, sintiendo su calor y seguridad; Fandral le transmitía mucha tranquilidad. Ángela aclaró su garganta, luego lo miró de nuevo y lo besó intensamente.
ESTÁS LEYENDO
D E S T I N O » Steve Rogers
Fiksi PenggemarContinuación de I N M O R A L (Anteriormente llamada "La edad es sólo un numero") Si no la has leído te invitó a pasar a leerla. Ésta historia fue editada, reescrita y reesubida. (Anteriormente llamada "Mi destino eres tú.) ...