D E S T I N O » Steve Rogers

XXVI «Realidad alterna»

Kenneth entró a la habitación de la chica faltando diez minutos. La encontró en la cama mirando sus uñas.

Él sabía que algo estaba haciendo a sus espaldas, burlando toda la seguridad que tenía.

Preguntarle sería inútil así que lo omitió.

—Hola, hermosa —Sonrió. Ella también lo hizo—. Te queda mejor de lo que creí —Dijo mirando su ropa. Ángela no contestó. Entonces Kenneth prosiguió—: Oye, ¿Sigues molesta por lo de tus padres?

Bloom respiró hondo mirando el piso. Luego subió la mirada.

—No estoy molesta —Exhaló las palabras—. Eso es lo que hacemos eventualmente todos, ¿No? Nacemos, creemos y... Morimos.

—De verdad lo siento, Angie... Matar a tus padres... Lo siento, en serio —Habló suplicándole perdón.

Ángela lo miró confundida. No entendía aquel sentimiento de culpa cuando hacía unas horas parecía molesto.

—Está bien. Ya te lo dije —Murmuró.

—No, no lo está —Exhaló—. Necesito contarte una historia —Le tendió la mano—. Pero antes, quiero llevarte a presentarte a alguien y mostrarte nuestro futuro.

Bloom dudó un segundo, sin embargo, se levantó aceptando la invitación sabiendo que no tenía otra opción.

—Kenneth... Antes de todo ésto, quiero saber ¿Qué fue lo que soñé antes de venir acá? Es que... Fue muy extraño —Dijo deteniéndose antes de salir de la habitación.

Él sonrió y la miró.

—Fue una realidad alterna. La escogí para darte un empujón a mí. Funcionó bastante bien.

—¿Hay una realidad en la que Steve y yo estamos juntos encubiertos? —Preguntó confundida.

—Sí. Hay miles de realidades con infinitas posibilidades; y en esa tienen muchos problemas. Por eso la elegí —Sonrió—. ¿Algo más que quieras aclarar?

—Nada más —Sonrió—. Prosigamos.

Parecía que en todas las realidades, Steve y ella tenían problemas. ¿No había una sola realidad en la que fueran plenamente felices? Eso la ponía triste y pensativa.

Salieron del lugar y Kenneth la guío por el pasillo. Se abrieron paso a un elevador que los llevó a la primera planta y sala principal.

Era elegante, todo parecía estar hecho de oro y mármol. Era pulcro, olía a limpio.

—Woow, Kenneth —Se asombró la chica—. Maravilloso.

—No es como tu castillo en Asgard pero es lo mejor que te puedo ofrecer —Anunció con una sonrisa.

Ella caminó por el enorme salón, dió un par de vueltas mientras él hablaba, luego se detuvo cuando escuchó tal cosa.

—Yo no tengo un castillo en Asgard, Odín lo tiene —Corrigió—. Y no era necesario. Me había conformado con un departamento en el centro de Nueva York.

—Quiero lo mejor para tí —Sonrió, caminó hacia la sala—. Lo mejor para mi futura esposa.

Era la segunda vez que lo mencionaba y Ángela enloquecería si lo decía una vez más, así que lo miró y exhaló.

Ella miró su mano izquierda.

—¿Futura esposa? —Preguntó, después miró a Kenneth—. Yo no veo ningún anillo.

Él sonrió.

—Será muy pronto —Le tomó la mano—. Y será romántico, mucho. Lo prometo.