• Veintiuno - Presente •

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—¡Es que no puedo creer que hicieras tantos! —chilló el menor empezando a caminar por toda la habitación.

Nueva maña que tenía, apuntó el Señor Oscuro en su lista mental, Henry no solía hacer eso cuando se desesperaba.

—Yo tampoco estaba consciente de un séptimo horrocrux —se excusó el mayor encogiéndose de hombros.

—¡¿Quién no se daría cuenta cuando un pedazo de alma desaparece así porque sí?!

—Alguien que ha dividido muchas veces su alma y, ¡oh, qué curioso!, también ha estado vagando por el mundo siendo menos que un fantasma —gruñó Tom cruzando sus piernas mientras veía a su novio yendo y viniendo dentro de la habitación.

—Oh, bueno, si lo pones así, tiene mucha lógica —susurró el azabache deteniéndose, pero, claro, todo volvió a su mente de un momento a otro—... ¡Pero sigue siendo algo estúpido!

—Ya, bueno, tengo la mayor parte de mi alma —comentó Tom tratando de tranquilizar al menor. Cuando Henry se ponía en su forma histérica, nada ni nadie podía callarle o detenerle—. No sé dónde están dos fragmentos de alma, eso podría ser bueno, si ni yo sé dónde está, ¿por qué alguien más lo sabría?

—Tom, ¿cómo puedes estar tan tranquilo? —cuestionó alterado— ¡Dumbledore los puede tener!

—¿Cómo no estar tranquilo cuando estás en frente mío? —Harry suspiró sonrojándose levemente, haciendo sonreír al mayor.

Era injusto que Tom siempre sacara esa excusa cuando algo pasaba, se podría estar acabando el mundo y él estaría como si nada sólo por tenerlo a su lado. No importaba lo que le dijese, el mayor siempre sonreía con tranquilidad y decía alguna cosa que haría que su corazón latiera como un loco en plena taquicardia.

—Tom, querido —comenzó Harry sonriendo con cariño—, ¡tienes un puto horrocrux perdido que, por cierto, contiene dos fragmentos de tu alma! —chilló nuevamente empezando a moverse hacia él— Debemos encontrarlo y... ¿Dijiste que posiblemente estaba en Hogwarts?

—¿Te acabas de dar cuenta de que dije eso?

—Necesito volver allí —dijo quedándose quieto—, así podría recogerlo o hablar con Dumbledore, tal vez él sepa dónde está el horrocrux.

—Me niego —siseó cruzando sus brazos—, te acabo de encontrar, no me arriesgaré a perderte de nuevo.

—Dumbledore sabe algo. —Harry se acercó al ojirojo, sentándose en sus piernas como lo había estado haciendo últimamente— Necesito estar allí, ver sus planes... Tú necesitas tener a un infiltrado de confianza dentro del castillo.

—Tengo a Snape —cortó sin dar más que agregar, pero estamos hablando de Harry Potter.

—Iré —sentenció pasando sus brazos por el cuello del mayor—. El horrocrux del diario debe estar...

—Henry... Harry —se corrigió poniendo sus manos en las caderas del menor—, no confío en Dumbledore, tú no confías en Dumbledore... ¿por que te expondría a él? —el ojiverde empezó a acariciar la mejilla del Lord con cariño, transmitiendo tranquilidad en con ese acto. Tom odiaba eso, odiaba que Harry supiera cómo hacerlo vulnerable con tan sólo una caricia— Tenemos a varios hijos de mortífagos allí, a Severus y te aseguro que podría hacer que algunos de mis seguidores entren a Hogwarts sin problemas, Barty está allí.

—¿Barty...?

—Tú lo conoces como Moody, aunque...

—Olvídalo, no sé porqué no lo supuse —interrumpió recargándose en su hombro para acomodarse en él, le encantaba estar cerca de Tom—. Iré a Hogwarts, empezaré a reclutar gente para la causa, encontraré el horrocrux y veré los planes de Dumbledore; Tom, no podemos desperdiciar esta oportunidad.

—Cualquier cosa recurrirás a Severus —sentenció abrazando al pequeño en sus brazos.

—Y todos los días te mandaré una carta —complementó Harry ocultándose en el cuello del mayor—. Me encanta que hayas regresado a ser como antes.

Y no mentía. Habían hecho el ritual para que el alma de Tom estuviera un poco más completa de lo normal, pero sólo habían encontrado cuatro. Sólo les faltaban tres: el relicario -que un tal R. A. B. se lo había llevado-, el diario -que Harry había destruido en segundo año y que, tal parece, el alma almacenada se mudó al horrocrux más cercano- y, el peor, el artículo desconocido que parecía tener dos fragmentos.

Harry le gritó por horas a Tom, luego Tom lo regañó por haber destruido un horrocrux, pero, al final, hicieron el ritual, el cual costó dos días de recuperación por parte del mayor, quien colapsó al tratar de contener su alma unida.

Sólo cuatro horrocrux hicieron falta para que la forma del antiguo Tom regresara, sólo que un poco más pálido, con ojos rojo y con un grave problema de caída de cabello.

—Quiero que regreses si algo pasa. —Harry asintió aspirando el olor de su pareja— De inmediato, sin pensarlo, como el Gryffindor que eres.

—Oh, calla —susurró el menor mordiendo el cuello del Lord en consecuencia—. Soy el mejor Gryffindor que encontrarás en todo el mundo.

—Asco.

—¡Eh!

Tom se rió con cariño antes de besar la sien del menor.

Se encontraban juntos, no había que preocuparse. Ahora eran más fuerte que nunca y con un arma que Dumbledore nunca sospecharía.

Sueños profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora