• Diez - Pasado •

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El bufido llenó la habitación por cuarta vez en el último minuto, causando que un rubio mirara al causante con molestia desde su escritorio.

—Deja de ser tan dramático, Henry —siseó Abraxas sacando uno de sus libros para ponerse a hacer la tarea de pociones—. Sólo será un momento y regresará, dudo que el profesor Dumbledore le quiera distraer por más de media hora.

El menor soltó un chillido que fue cubierto por su almohada antes de que la puerta de la habitación fuera abierta y, momentos después, un furioso Tom Riddle entró por ésta.

—¡Ridls! —gritó Henry emocionado y arrojándose contra su amigo, quien por poco se cae por la embestida— Te tengo una mala y una buena.

—Quiero la buena...

—Te daré la mala primero —dijo el menor ignorando lo que había dicho su amigo segundos antes—: Resulta Neferet no soportó el cambio de clima y ahora está enferma —comentó poniendo los ojos en blanco—, no me sorprende, la tía Louise siempre dice que...

—La buena, Henry, la buena —siseó llevando al menor hacia su cama, acostándole de tal manera que su cabeza terminara en sus piernas.

Abraxas puso los ojos en blanco para seguir con su tarea. Desde hace unas semanas empezaba a interactuar más con el par, a veces hasta se juntaba con ellos en el Gran Comedor, sentándose al lado de Avery.

—Oh, mi padre dice que estás invitado a pasar las vacaciones de verano con nosotros —comentó sonriendo—, también agregó que, si necesitas que vaya a pedir permiso, lo hará —informó acurrucándose en las piernas del mayor, quien había dejado de acariciar su cabello por el impacto del comentario—. Mamá te quiere conocer, dice que he hablado mucho de ti como para que ya te conozca, así que aprovecharon que iríamos a Francia para llevarte con nosotros.

—Vaya —susurró Tom ante eso, dejando que una sonrisa abarcara su rostro, lo cual ya era más común estando en presencia de Henry.

Por otro lado, para Abraxas, esa sonrisa era de las más aterradoras que pudo ver en su vida.

—Mamá trabaja en Francia, así que mi papá compró una casa allá porque, bueno, era más fácil que estar yendo y viniendo en un traslador —informó Henry como siempre, hablando de más. Era callado con otras personas, pero no vaya estar el Slytherin de ojos azules frente a él porque su lengua cobraba vida propia—. En fin, a mí me gusta mucho el centro histórico, lo conozco como la palma de mis manos, así que podría darte un pequeño recorrido por ahí. Lyon es muy mágico, hay varios magos que les gusta hacer...

—¿Lyon? Allí está Fave —se metió Abraxas mirando a su compañero.

—Mi mamá es amiga de Fave —quitó importancia siguiendo su conversación—. Podríamos subirnos al crucero, a mi papá le gusta subirse porque dice que te encuentras a personas interesantes...

—Henry, pero no creo que me dejen ir...

—Te dejarán —dijo restándole importancia—, sólo dime que quieres ir y Roberts resolverá todo.

—Pero...

Henry lo miró por unos segundos, callando cualquier excusa que los labios del mayor pudieran dar.

—Si es por la misma razón por la que peleamos la última vez, —Tom se dio cuenta que no quería dar más información de la debida, dándole una pequeña mirada al rubio dentro de la habitación— haré que no me diga nada de nada. Lo prometo.

Tom suspiró y asintió. Nunca detengas la determinación de un niño de doce años, más cuando ese niño en cuestión era Henry Sant-Sayre.

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Sueños profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora