—Harry Potter.
El nombrado sonrió al ver que todo el espectáculo se había acabado, Colagusano era aburrido cuando trataba de memorizar todo, casi le interrumpe cuando se iba a equivocar e iba a echar primero su sangre en vez del hueso del padre del heredero de Slytherin. Soltó un suspiro de alivio cuando recordó a tiempo las instrucciones del ritual.
No entendía cómo Tom había elegido a ese estúpido como uno de sus seguidores.
—Tom Riddle —contestó el saludo sonriendo. Lord Voldemort frunció el ceño molesto, ignorando los quejidos horrorizados de sus seguidores—. ¿No te llamas así? Dime, puede que me haya equivocado de persona.
—Que sorpresa, sabes hablar —decidió contestar Voldemort acercándose al menor de forma amenazante, pero lo único que causó fue que éste siguiera hablando.
—¿Te digo qué es sorpresa? —arrastró sus palabras molesto. El Señor Oscuro se detuvo a un metro de distancia del Gryffindor— Que hayas hecho lo que prometiste nunca hacer cuando eras joven. Me siento decepcionado, Ridls.
Sorprendido, el Lord miró a su enemigo, dando otro paso y mirándolo a los ojos, ¿cómo sabía ese apodo? Tal vez Dumbledore le comentó que así le decía su pequeño. Negó mentalmente, una forma de entretenerlo, ha de ser eso.
—¿Qué cosas dices? —cuestionó sin poder quitarse la idea de la mente.
—¿Cuántos niños mágicos has dejado huérfanos, querido? —la voz cambió a la de su otra vida, Harry lo notó. Sintió un pequeño ardor en su garganta, junto con su cuero cabelludo, pero no comentó nada— Te convertiste en aquel muggle que mató a mis padres.
—El salvador del mundo mágico se ha vuelto loco... —tras la burla, todos los mortífagos se rieron, pero el menor simplemente lo miró con aires de desafío, molesto por lo que su Tom estaba diciendo.
—Loco, sí, puede ser. Pero yo no he roto nuestra promesa —repitió con enojo.
Lord Voldemort levantó su varita, esta vez harto de lo que estaba pasando, pero sin saber porqué era incapaz de lanzarle un avada en ese momento.
Algo dentro de él se movía al ver el verde de los ojos del chico. Poco a poco, su mente fue descubriendo otras similitudes que poseía el niño con... No, ilusiones nada más.
—¿De qué rayos hablas? —siseó poniendo la varita en su cuello.
Harry levantó su mentón, retándolo a que lo hiciera, a que le mirara a los ojos e hiciera lo que quería hacer. Pero sabía que no podía, sentía la conexión que tenía con Lord Voldemort y, por alguna razón, comprendía que el ser frente a él también era capaz de sentirlo.
—William Griss, veinticinco años. —el Lord Oscuro abrió los ojos, ¿cómo el chico sabía...?— Asesino del matrimonio Sant; Admes y Martha Sant.
Tras decir eso, todo quedó en total silencio a su alrededor.
No podía hablar. Exactamente, no sabía si podría respirar después de eso. Sus pulmones quemaban y su corazón se estrujó al oír el nombre de los padres de su antiguo amante. No sabía cómo el mocoso se había enterado de dicha información, Roberts se había encargado de que eso sólo quedara entre ellos tres.
—¿Cómo sabes eso? —Harry casi tiembla de miedo al oír el tono que usó.
Tom estaba realmente molesto si usa esa voz, y a Henry no le agradaba que su Slytherin favorito tuviera emociones malas... más cuando es un tenebroso Señor Oscuro.
—Dime, Lord Voldemort —cambió de tema y, con un poco de magia, hizo que la atmósfera que les rodeaba se hiciera más tranquila, más cálida—, ¿qué darías para regresar a Henry Sant-Sayre a tu lado?
El nombrado se quedó callado por unos minutos, mirando al indefenso Harry Potter frente a él, acorralado y sin esperanzas de vida.
Luego, sin un previo aviso, recordó los labios de su pequeño, las sonrisas vagas que le daba, la emoción y la felicidad que delataba su rostro cada vez que estaba con él. Recordó su primer beso, su primera vez, su primer todo al lado de ese chico.
Bajó su varita mirando a su mayor enemigo y, sin darle importancia -al final terminaría matándolo-, respondió:
—Daría el mundo entero por él.
Los mortífago se sorprendieron al oír eso, su Señor nunca había deseado otra cosa que no fuera dominar el mundo y traer la supremacía de la sangre.
Harry Potter simplemente sonrió, conteniendo las lágrimas y las ganas de abalanzarse contra su chico y besarle toda la cara, pero la estúpida estatua detuvo su acción.
—Soy yo, Ridls —siseó con ternura—. ¿Recuerdas nuestra promesa en primero? Estaría siempre contigo, hasta que tu existencia de extinga...
—Tú... hablas pársel —susurró el mayor acercándose al ojiverde y notando las semejanzas que tenía con su novio, más que semejanzas, notó las pocas diferencias que tenían.
—Herencia Sayre, ya sabes —susurró.
Lord Voldemort llevó su mano a la mejilla ajena, logrando que Harry se inclinara hacia ésta.
—¿Cómo creerte? —cuestionó con suavidad.
—Haz cualquier prueba, estoy dispuesto a superarla —respondió el menor sonriendo justo momentos antes de que Lord Voldemort le planteara un beso en los labios.
Ese beso... su corazón le decía que sí se trataba de su Henry, su alma gritaba por abrazarlo con todo su ser y, su mente, oh, eso era lo mejor, su mente decía que Harry Potter hacía el mismo truco con su lengua que lo hacía ver estrellas como lo hacía Henry.
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Sueños profundos.
Fiksi PenggemarDicen que los sueños son momentos que tuvimos en nuestra vida pasada. Harry Potter nunca ha creído lo que dicen las personas, pero -por primera vez- prefiere prevenir antes que lamentar. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temátic...