• Veintidós - Pasado •

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—Henry, —el nombrado miró a su acompañante con curiosidad, antes de que el mayor sonriera— encontré a los Riddle.

El ojiverde sonrió poniendo un hechizo silenciador en la habitación y otro en la puerta para que nadie entrara. Miró atentamente a su novio.

»Podríamos ir en las vacaciones de verano —informó sacando un pequeño mapa que se encontraba finamente doblado dentro del libro que anteriormente se encontraba leyendo—, está en Pequeño Hangleton, una villa muggle al Norte de Inglaterra. Vive con Thomas y Mary Riddle, sus padres —siseó mordazmente—. Los que resultan ser mis abuelos.

—Tom, ¿y cómo harás que no seas sospechoso? Dumbledore te tiene en la mira y...

—Aquí es donde entra Morfín Gaunt —comentó encogiéndose de hombros, dando unas palmaditas al lado de él para que Henry se acostara a su lado, cosa que el menor hizo de inmediato—. Un imperius debe arreglar eso. Me enteré que el pueblo no les tienen un gran afecto a los Riddle, no sería raro que alguien quisiera hacerles un poco de daño.

La sonrisa que se extendió por el rostro del mayor fue tenebrosa, muy oscura. Y a Henry le encantó. Le fascinaba ver todas y cada una de las facciones que tenía su pareja, más cuando sólo él podía verlas.

—Podríamos usar la varita de Mortín, así sería más fácil encontrar al culpable —ideó suavemente, perdiéndose un poco en las caricias que recibía—. Un avada sería rastreado por el ministerio, más si es lanzado en un lugar lleno de muggles. Las sospechas caerían al primer mago y...

—Al comprobar la varita, el culpable sería inmediatamente Morfín —completó sonriendo—. Bien pensado, Henry —susurró inclinándose un poco para darle un pequeño beso en los labios.

El menor recibió gustoso el gesto, correspondiendo con alegría.

—Me podría quedar en el orfanato, fingiendo que estás de mal humor en tu habitación, así ninguna cuidadora se animará a entrar y, si Dumbledore sospechara que fuiste tú quien mató a los Riddle, tendría testigos que dijeran que estuviste todas las vacaciones en el orfanato.

—Tienes una pequeña obsesión con Dumbledore —declaró Tom sonriendo en forma de burla.

—Oh, el duende hablando de orejas —contrarrestó siguiendo el juego—... pero ese hombre es el mal, siempre molestaba a tío Areu.

—Y desde ahí nació tu obsesión...

—Calla —siseó riendo—... ¿Y la cámara de los secretos? —cuestionó sin dejar de lado su dulce sonrisa— ¿Vas a seguir hasta que ya no haya nacidos de muggles en Hogwarts?

—O que la mayoría sean sangre puras o mestizos —contestó sin preocuparse.

—Debes tener cuidado, con el tiempo podrían empezar a desconfiar de ti.

—Ya tienen los ojos puestos en ti —bufó Tom poniendo los ojos en blanco. Los estúpidos Gryffindor empezaron a difundir que su lindo Henry era el heredero de Slytherin sólo porque es descendiente de él, si bien era una lógica buena, su pequeño no pertenecía a la línea principal y sonaba tonto que alguien fuera detrás de los sangre sucia cuando tenía un "amigo" así. Desde ese día las discusiones y riñas entre las casas empezaron a ser más frecuentes, una gran barrera invisible separaba a las cuatro casas, pero más a Slytherin.

—Tom, ¿en qué te estás metiendo? —gruñó enterrando su rostro en las almohadas del mayor— También quieres hacer el estúpido horrocrux...

—Tú también deberías hacerlo —acusó el prefecto cruzando sus brazos indignado—, ¿cómo podremos hacer todos nuestros planes si morimos en la primer batalla que nos metamos?

Sueños profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora