El alboroto era algo a lo que Harry se había desacostumbrado. La mansión Riddle era muy tranquila y sencilla, siempre con Tom merodeando la biblioteca mientras hablaban con tranquilidad. Por otro lado, en Grimmauld poder hablar con tranquilidad... Bueno, eso no parecía existir.
—¡Yo quiero puré! —el grito de Ron pasó sobre todo el escándalo.
La señora Weasley le pasó lo pedido a su hijo mientras tenía una de sus muy normales discusiones con Sirius, quien a esas alturas había decidido ignorarla y empezar una conversación con Remus. En otros asintos, los gemelos estaban hablando con Tonks y ésta les mostraba cuantas narices de animales podía hacer.
Todo era un caos, desde las fuertes mordidas que el pelirrojo menor hacía hasta el regaño propiciado por su mejor amiga. Harry simplemente puso los ojos en blanco, terminando su comida tan rápido como se levantó de su asiento, saliendo para ir a su habitación, acción que causó que toda la cocina se quedara callada en pocos segundos.
Severus Snape se encontraba en la esquina de la habitación, viendo las extrañas acciones del llamado Elegido. Desde que llegó empezó a comportarse de una forma un tanto... Slytherin. Los demás decían que era por el tiempo que estuvo perdido, tiempo del que no se ha querido preguntar a causa de la esperada respuesta, pero Severus sabía muy bien que unas semanas con el Señor Oscuro no causaban que el chico caminara como si fuera un sangre limpia, o empezara a hablar como si se tratase de un adulto.
El chico había cambiado demasiado para haber sido unas cuantas semanas. Casi imposible. Aunque, pensándolo bien, había empezado a cambiar desde antes de la última prueba. Cualquiera con dos ojos podría verlo.
Salió de la silenciosa habitación justo a tiempo cuando empezaron a especular sobre qué había pasado. Nadie fue tras el niño. ¿Cómo esperaban que Potter les dijera lo que pasaba cuando no le mostraban apoyo? Hasta cierto punto era estúpido.
Giró para irse a sentar a uno de los sillones de la sala, queriendo estar lo más lejos posible de las posibles razones por las que el niño Potter se comportaba así.
Justo cuando se estaba por sentar en el sillón más alejado se dio cuenta de la presencia de dicho joven, quien se encontraba leyendo un grueso libro sobre... ¿pociones? Negó con la cabeza, seguro había algo más.
Hizo ademán de levantarse, pero el joven lanzó un hechizo no-me-notes alrededor y silenciador alrededor de ellos y, si eso era raro, lo era aún más que los hechizos fueran lanzados con un simple movimiento de su mano.
Bueeeeno. Siempre habría algunas curiosidades que se deben aprender.
—Profesor Snape, siempre me he preguntado algo —comentó el joven sin levantar su mirada del libro—, espero que me pueda responder con sinceridad, no quiero causar malos entendidos que terminen perjudicando su persona.
Bien. Eso era aún más extraño.
—¿De qué pregunta estamos hablando, Potter? —susurró con desprecio.
El ojiverde levantó su mirada y, cerrando su libro, cruzó sus piernas con interés.
—¿Es totalmente fiel a Dumbledore o a Lord Voldemort? —el aura que usaba y el tono de voz hizo a Severus creer que, realmente, el chico no iba a hacer algo en su contra sin importar lo que dijera.
Miró la postura del chico, la determinación en sus ojos con una mezcla de tranquilidad. Su voz suave, pero firme. Su aura. Su respiración. Su todo. Todo de él transmitía confianza, seguridad.
—¿Por ideales? —cuestionó tratando de no dejarse llevar por las emociones que le transmitía el menor— Al Señor Oscuro. ¿Por moral? A Dumbledore...
Harry se quedó callado unos segundos antes de suspirar.
—Está ocultando algo, profesor.
El silencio fue más largo esta vez. Severus miró a su acompañante con curiosidad y miedo. Curiosidad porque, por alguna razón, sentía que ese niño había cambiado, dejando a un Harry Potter atrás y dándole paso a... lo que fuera que sea. El miedo venía con otro motivo más razonable, la estupenda aura que rodeaba al joven hacía que Severus quisiera decirle todos sus secretos, cosa estúpida contemplando que es la primera vez que hablan de una forma tan cordial.
Frunció el ceño.
»Profesor, si no quiere contarlo, está bien —susurró con comprensión—. No le obligaré a hacer nada que usted no quiera, pero le recomiendo que tenga un bando fijo y, a mi parecer, Voldemort no suena tan mal para usted.
La última frase le pegó tanto como un stupefy. Miró al ojiverde mientras éste se levantaba, sin entender muy bien lo que acababa de sugerir el menor aunque eso fuese muy claro.
El joven miró hacia atrás, fijando su vista en los ojos oscuros del profesor.
»No quiero que se equivoqué cuando todo esto acabe.
Esto fue lo suficiente para que Snape levantará su mano y atrapara parte de la ropa del menor.
—¿Usted de qué lado está, Potter? —preguntó.
Antes podría jurar que con Dumbledore, pero, a esas alturas, ya no estaba tan seguro de la respuesta.
—¿Por qué pregunta? —cuestionó levantando una ceja— Creo que la respuesta es obvia después de nuestra charla.
Potter nunca había levantado una ceja. Ni a Draco ni al estúpido de Weasley. Nunca.
—Está actuando de forma rara, no me gustaría tener que comprobar si es realmente Harry Potter.
—Oh, le aseguro que soy Harry Potter —susurró sonriendo—, pero no podría decir que soy el mismo Harry Potter que han conocido. —parecía que el silencio era la nueva normalidad entre ellos dos, pero el menor no le tomó importancia y, deshaciendo el agarra que su profesor mantenía en su playera, contestó—: Si tuviera que elegir un bando, no sería con Dumbledore.
Le hizo una seña de despedida y, justo cuando iba a pasar la barrera no-me-notes, una suave voz lo detuvo.
—Yo estaré donde tú estés, Harry.
El nombrado miró hacia atrás, mirando al mortífago con sorpresa, más cuando se encontró con una mirada feroz, sin dar paso a la duda.
Simplemente asintió, sonriendo al saber que podían contar con un maestro en pociones, más cuando ese maestro es Severus Snape, el joven siempre había sido de confianza. Henry lo sabía y ahora Harry también.
Siguió su camino hacia su habitación ignorando a sus amigos y demás personas que empezaban a salir de la cocina, Sirius fue el primero en dirigirse a su dirección, pero el menor sólo quería seguir leyendo, así que, con un movimiento de su cabeza, dio en claro que no quería ser molestado. Puede que hayan pensado que estaba cansado, pero no era que le importase, viendo cómo Ron y Hermione no lo seguían, supuso que tenían planeado hablar sobre su nueva actitud.
Se encogió de hombros, lo que menos le importaba era lo que pensaban de él, luego se acostumbrarían.
O, al menos, lo harían por su bien.

ESTÁS LEYENDO
Sueños profundos.
FanficDicen que los sueños son momentos que tuvimos en nuestra vida pasada. Harry Potter nunca ha creído lo que dicen las personas, pero -por primera vez- prefiere prevenir antes que lamentar. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temátic...