Caminó hacia su habitación, debía ir por algunas cosas para poder irse a la mansión Sayre, donde se encontraba su Tom.
—¿No crees que el secuestro lo haya hecho un poco... amm... loco?
Harry se detuvo a tiempo de entrar a la Sala Común, quedando en el pequeño pasillo entre la Sala y el retrato de la Cantante Gorda.
—Harry ha sufrido algo que nosotros no podemos imaginar, debe estar confundido y, aún con eso, pudo entender varias cosas que tal vez nosotros no...
—¿Y por qué no nos lo ha dicho? ¡Somos sus amigos! —gritó el pelirrojo antes de recibir un librazo de la castaña.
Harry no podía ver bien, pero se deleitaba con el sonido.
—No se lo ha dicho ni a Dumbledore —murmuró—. Tal vez no está listo, quiere su espacio.
—Su espacio a durado casi medio año, Herms.
—No forzaré a Harry a que nos diga algo que él no quiere recordar —gruñó la chica clavándole con la mirada unos cuantos clavos a Ron—. Es nuestro amigo, deberías respetar su espacio, tampoco es nuestro huésped enfermo al que debamos cuidar a todas horas.
Tras ello, Hermione se levantó y se dirigió a las habitaciones, dejando al pelirrojo mirando el fuego de forma pensativa.
Harry sonrió en el lugar que había elegido para observar. Debía admitir que, aunque le costara trabajo entenderlo a su yo pasado, Hermione era una buena amiga. Sangre sucia, sí; pero muy buena amiga.
Suspiró.
Debía reorganizar todo en su mente para lograr saber si quería permanecer en una amistad con ellos, y, aunque la balanza estaba más inclinada a seguir a su lado, no podía confiar en ellos la ventaja que tenían ahora él y Tom.
Tom estaba por arriba de todos, eso no se ponía en dudas.
Miró cómo Ron se empezaba a quedar dormido en el sillón, no le sorprendía, se habían despertado demasiado temprano para ser un domingo. Caminó de largo dispuesto a pasar por las escaleras, pero una Hermione Granger se encargaba de obstruirle el paso.
—Herms...
—Sé que estuviste escuchando, Harry Potter. —El nombrado casi cierra los ojos por la voz que usaba la chica, la cual destinaba siempre que quería regañarlos, pero se forzó a mantenerlos abiertos y lucir lo más normal posible— Sólo quería decirte que... bueno, cualquier cosa que pienses o que estés pasando, no estás solo, ¿entiendes? —murmuró derrotada.
—Hermione....
—Quiero que confíes en mí tanto como yo confío en ti —declaró y miró al suelo.
El ojiverde sabía que escondía sus ojos vidriosos de la vista. Dio un paso hacia ella y la abrazó con cariño.
—¿Confías en mí? —preguntó aún con la afirmación que la castaña había dado segundos atrás.
—Con mi vida —aseguró Hermione levantando sus ojos. Como Harry supuso, los ojos castaños contenían lágrimas que se negaban a salir, pero la determinación que brillaba en ellos hizo que el joven se sorprendiera—. Sé que no hay persona más correcta que tú y te seguiría aunque tuviera mis dudas de los métodos tan locos que sueles usar.
Eso último tocó una fibra muy en el fondo de Henry Sant-Sayre, haciéndolo sonreír con cariño.
—Entonces confía en mí y cúbreme hoy y mañana —murmuró dando un beso en la frente de la joven. Siempre ponía pruebas y, si su amiga demostraba ser digna de su completa confianza, entonces le diría todo—. Quiero estar solo, me esconderé un rato.
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Sueños profundos.
FanficDicen que los sueños son momentos que tuvimos en nuestra vida pasada. Harry Potter nunca ha creído lo que dicen las personas, pero -por primera vez- prefiere prevenir antes que lamentar. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temátic...