• Veintisiete - Presente •

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Tocó suavemente la puerta frente a él, esperaba no llegar en un momento inapropiado, pero realmente ya se había cansado de los constantes gritos y parloteos, así que no tuvo de otras más que huir.

Oyó unos pacíficos pasos del otro lado de la puerta y, justo cuando la puerta se abrió, la cara del profesor Snape salió a la vista con su típica cara de molestia.

—Oh, Potter —susurró el mayor frunciendo el ceño confundido.

La confusión no sólo era de verlo ahí después de tanto tiempo, era más de verlo parado en su puerta justo unos días después de que el Lord Oscuro ordenara la detención total de acciones que atenten la vida del Gryffindor. Hubo reproches, pero sólo una mirada de su Señor hizo que todos comprendieran que algo había cambiado, no sólo en los planes, sino en Lord Voldemort.

—Vengo aquí por su detención, ¿recuerda?

Y la verdad era que no. Desde que habían regresado a Hogwarts no le había asignado ninguna detención al menor, ni le había bajado puntos a su casa por su culpa -tampoco era que le diera motivos-, así que la visita sólo detonaba la curiosidad que todo Slytherin no debe sentir por su seguridad.

Pero eso no le hizo negarle al joven lo que quería.

Dio un paso atrás y dejó pasar al ojiverde, cerrando la puerta detrás de él cuando éste ya había ingresado a sus aposentos.

—Bien, ahora, ¿qué es lo que realmente quiere? —siseó, aunque esta vez sin su típico tono mordaz. Desde la pasada plática, los dos se habían comportado de una forma muy cordial el uno con el otro.

Y sentía que eso iba a cambiar.

—Tom me comentó que ya había anunciado la detención de actividades en mi contra, también me mencionó que debía tener cuidado.

Bien, eso no respondía mucho.

—¿Por Tom te refieres a...?

—Lord Voldemort —completó sonriendo con tranquilidad. Un escalofrío recorrió su espalda, pero el joven lo ignoró—. Ya sabe que tenemos un tipo de alianza. También le comenté sobre sus lealtades. —Severus iba a comentar algo, pero Potter sólo dejó caer su mochila en su escritorio y empezó a sacar su pluma y pergaminos— Tranquilo, tal vez suene raro, pero está complacido de tener a alguien capaz "protegiéndome" —puso los ojos en blanco después de decir lo último—. Como si yo no pudiera hacerlo por mí mismo.

—Sin ofender, Potter, pero usted todavía es un mago en desarrollo, no tiene los conocimientos para defenderse del mundo que lo espera —decidió comentar.

Harry miró sorprendiendo a su profesor por esas palabras, pero no duró mucho cuando una pequeña risa salió de él.

—Créame, soy realmente capaz de cuidarme a mí mismo —dijo encogiéndose de hombros—. En fin, Ron y Hermione no me han dejado solo por ningún momento y le prometí a Ridls que le mandaría cartas de forma constante. Estoy seguro que estará refunfuñando en estos momentos en su habitación.

Lo último fue dicho con demasiado cariño que terminó sacando de lugar al profesor, quien volvió a fruncir el ceño ante las cosas no tan Potter que el joven hacía.

»Oh, por favor, quite esa cara —susurró sentándose en su silla para empezar a escribir en su pergamino—. Si le estoy diciendo todo esto es porque confío en usted, profesor. —el chico sonrió mientras los garabatos se hacían visibles en el papel— También estoy seguro de su sentido de sobrevivencia, así que no me decepcione.

Bien, eso era mucho.

Snape levantó su varita para apuntar al chico, quien sólo miró la punta de ésta para regresar a su redacción.

—Diga algo que sólo sepa el verdadero Harry Potter —susurró.

Eso fue suficiente para que el nombrado levantara su mirada y sonriera con tranquilidad.

—Cuando un dementor se me acerca lo único que puedo escuchar son los gritos de mi madre suplicarle a Tom —declaró con tranquilidad—. Los días que estuve encerrado en la mansión Riddle con él fueron los más tranquilos y acogedores que he tenido en esta vida. Hay veces que no tolero a Ron cuando de pone de intenso, ¿sabía que Hermione también se estresa cuando se pone así? Merlín, una vez le dio un golpe en la nariz para que guardara silencio, pero eso sólo causó que Ron se enojara y se alejara de nosotros por un momento... está de más decir que fueron unas horas muy tranquilas, pero...

—Bien, bien, ya cállate —siseó—. Me darás jaqueca.

Harry rió divertido y siguió escribiendo mientras que el mayor se empezaba a quejar sobre niños que invaden su escritorio y tienen diarreas verbales.

♣♣♣♣

" Querido Ridls:

NO TE ENOJES.

Sé que no te he escrito lo que he prometido, pero es demasiado difícil tratar de estudiar, buscar tus objetos, aburrir a Ron, distraer a Hermione y huir de Dumbledore al mismo tiempo.

He encontrado una pequeña pista al volver a bajar a la cámara de los secretos, parte de tu magia seguía ahí, así que pude rastrear un poco, aunque ahorita sólo parece que me lleva en círculos.

Dumbledore parece estar planeando algo, no te recomiendo hacer algo riesgoso... ¿Has pensado en entrenar a los reclutas? Podrías hacer algún hechizo en tu hogar para que entren y practiquen un poco, la mayoría ya ha de estar oxidados.

Encontré un lugar seguro para escribir, tal y como me lo pediste. La oficina de Severus es cómoda, por más sombría que parezca, tal vez venga aquí más seguido de lo que le guste a nuestro profesor favorito.

Tom, por favor, cuídate. No hagas ninguna tontería.

Con amor:
Harry S-S.

Pdt: Te mando una caja encogida con algunos pedazos rescatables de la serpiente (por cierto, huele muy mal allá abajo). Disfrútala. "

El ojiazul sonrió ante la carta en sus manos. Extrañaba mucho a su chico, pero ahora podrá entretenerse un poco con los pedazos de basilisco y la nueva idea de su novio para entrenar a sus mortífagos.

Le encantaba la mente que tenía.

Más cuando un Severus llegó con su recado reprochando sobre niños controladores y sus secretos.

Tom simplemente sonrió y agarró la caja para despedir al profesor y entrar a su oficina para leer la carta.

Sólo esperaba que los días pasaran más rápido.

♣ ♣ ♣ ♣

Debería estar llorando mientras hago la tarea, pero no, decidí corregir este capítulo para poder mandarles algo esta cuarentena.

Sé que muchas/os deben tener un mal momento con esto de la cuarentena, tal o peor de lo que yo lo manejo, así que... bueno, he decidido traerles un poco de entretenimiento barato con este capítulo.

Pero ya, en serio, si necesitan algo, no duden en mandarme un mensaje. No olviden que tienen a alguien dispuesta a apoyarles al otro lado de la pantalla.

No les conozco ni ustedes a mí, pero déjenme asegurarles que, al leer mis historias, están leyendo una parte de mí... y eso hace que les quiera más de lo que ya hacía.

Gracias, de verdad.
Les adoro.

Sueños profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora