Descansó su cabeza en el pecho contrario mientras éste le daba unas ligeras caricias en su cabello. Desde que había descubierto la conexión mental, Harry se había estado aprovechando de ésta... No que Tom se molestara, al contrario, un día le reprendió por no haberle dicho que no se conectaría esa noche, reclamándole que lo extrañaba y, si molestaba a los mortífagos, iba a ser su culpa. Harry sólo rió.
—Entonces... navidad —murmuró el mayor depositando un suave beso antes de hacer que el ojiverde abriera sus ojos para mirarlo.
—Estaba considerando ir, pero sería complicado y no quiero levantar sospechas —bufó restregando un poco su nariz a la ropa del ojirojo—, ya me tienen en la mira como alguien que está loco, no quiero que sospechen algo más.
Lord Voldemort asintió y miró el techo de su recámara, la conexión mental los llevaba al lugar donde estaba el otro, no sabían si era congruente saber si se podría hacer más, pero, por mientras, los dos estaban satisfechos con eso.
—Tenía planeado decirle al Malfoy menor que arreglara un armario evanescente, hay uno en la Sala de los Menesteres—confesó el mayor—. Convertirlo en mortífago y que ésa fuera su primera tarea.
—Debo confesar que se me hace gracioso que lo llames "Malfoy menor" cuando el verdadero "Malfoy menor" para nosotros es Lucius —bromeó recibiendo un infantil gesto de su novio cuando éste le sacó la lengua—. A todo esto, ¿estás seguro que él quiere convertirse en mortífago? —debatió Harry volviendo a levantar su mirada para centrarse en el apuesto hombre— No creo que él quiera, sólo está siguiendo los deseos de su padre...
—¿Y nosotros deberíamos meternos en eso?
—¡Pues claro! —dijo casi indignado— La lealtad es un factor clave para todo esto, sin ella, sin confianza, entonces no sabríamos hasta dónde son capaces de llegar las personas por la causa.
—Harán lo que sea, están obligados...
—A veces eres muy frío, Ridls.
El nombrado lo miró a los ojos antes de sonreír. Tom sabía que no podía negarse a algo cuando usaba esa mirada y ese apodo. Había deseado tantos años poder tener a su chico entre sus brazos diciendo ese estúpido nombre que, sin darse cuenta, se había hecho vulnerable a ello.
—Bien, bien. Haz lo que quieras —murmuró dándole un beso en los labios—, si quieres que la gente se sienta cómoda con nosotros, entonces te dejo a ti esa tarea.
—También deberías dar de tu parte.
—¿Qué quieres que haga? ¿Galletas?
—No estaría mal...
Los dos se miraron por unos segundos y, luego, rieron.
—Paso.
—Bien, yo hago las galletas —afirmó sonriendo, pero abrió más los ojos cuando Tom lo miró con... ¿nostalgia?
Ladeó la cabeza.
—¿Harás de tus asombrosas galletas? —La pregunta estaba seguida de un sentimiento que Harry no identificó.
—Haré todo lo que gustes comer, cariño —contestó después de perderse en la mirada del mayor por un momento. Y ahí fue cuando lo comprendió—. Tom, ¿hace cuánto no comes galletas?
El mayor desvió su mirada, colocando ésta a las cortinas azules de la habitación.
—¿Años?
—Tom...
—Poco después de que te fueras —declaró encogiéndose de hombros—. Avery hizo algunas para celebrar la entrada de los nuevos reclutas, fue la última celebración —dijo antes de fruncir su nariz—. Sus galletas eran malas.
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Sueños profundos.
FanficDicen que los sueños son momentos que tuvimos en nuestra vida pasada. Harry Potter nunca ha creído lo que dicen las personas, pero -por primera vez- prefiere prevenir antes que lamentar. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temátic...