—Ese premio debió haber sido tuyo —comentó Tom abrazando por la espalda a su novio.
—Tu nombre se ve mejor en él —comentó sonriendo, volteando un poco su cara para darle un pequeño beso en la mejilla—, y te podrá ayudar en conseguir más seguidores.
Tom sólo hizo un pequeño sonido en acuerdo antes de empezar a besar el cuello de su chico, haciendo que éste riera en voz baja, tratando de no llamar la atención de las personas que pasaban por ahí, cosa que no le importaba mucho al mayor. Todo Hogwarts sabía que el grandioso Henry Sant-Sayre tenía dueño y, si algún loco valiente quería quitárselo, tenía que ir primero contra Tom Riddle.
Mucho pensarían que la imagen de un Tom Riddle cariñoso crearía una mala reputación, pero, al contrario, el hecho de que su novio fuera heredero de una de las más grandes y honorables casas sangre limpia de Francia hacía que varios Slytherin empezaran a ir detrás de él y, con un poco de afecto público, algunos Hufflepuff habían dejado de temerle y, ahora que el dilema de la Cámara de los Secretos ha sido resuelta, los pequeños tejones empezaron a interactuar más con los dos.
Henry era el mejor tratando a los tejones, siempre tan amigable y servicial mientras que Tom era más calculador y sonriente. Después de eso, Tom debía admitir que Henry era una muy buena imagen a su persona, imagen que no dejaría irse de su vida.
El tiempo pasó dándole la bienvenida a las esperadas vacaciones de verano y, con eso, el final de la familia Riddle. Henry había preparado todo para el ritual del horrocrux, por ahora tenía el diario y, aunque no le gustase, no desperdiciaría la oportunidad para poder conseguir otro, por más que le agradara hacerlo con alguna posesión de los fundadores de Hogwarts.
Miró a su novio, quien le devolvió la mirada y sonrió con alegría.
Habían conseguido un trasporte muggle que los llevaran hasta el Pequeño Hangleton, todo el viaje repasando el plan en sus cabezas. Henry fue quien dio dos toques en la puerta de la casa (¿eso se llama casa?) de su tío, ignorando la serpiente seca que colgaba en ésta.
Cuando Morfin salió hablando mal de muggles y familias estúpidas, lo única que fue capaz de hacer es mirar a Henry con sorpresa para pasar su mirada a Tom, volviendo a despotricar sobre muggles sin nada mejor que hacer que molestarlo.
Los dos adolescentes se miraron y sonrieron por lo bajo, empezando una conversación casual con el tío de Riddle, Tom distrayendo al mayor mientras que su novio se ponía a buscar algo -el prefecto de Slytherin sabría después que el menor había encontrado un particular anillo- por toda la casa.
No pasó mucho tiempo para que se dirigieran al orfanato con una sonrisa en sus labios, Tom por haber terminado con su estúpida familia que lo había abandonado y Henry por haber visto el peculiar color de ojos de su amante cuando las maldiciones asesinas tocaron los cuerpos de sus familiares.
Un hermoso carmesí, tan profundo y adictivo que no pudo sacar sus ojos de encima del mayor cuando eso pasó. Luego le comentaría a Tom su gran descubrimiento, ¿será a causa del horrocrux? Habían leído sobre los efectos secundarios, pero nunca supieron con exactitud cuáles serían.
Henry suspiró, si eso pasaba con un horrocrux, no quería saber cómo terminaría su hermoso novio.
♣ ♣ ♣ ♣
—¿Te encuentras bien? —preguntó Henry cuando Tom despertó un día después del ritual, más pálido que de costumbre, pero nada que fuera notable a no ser que lo conocieran tanto como Henry lo hacía.
—Me duele un poco la cabeza —susurró para encontrarse una pequeña botellita frente a él siendo sostenida por el menor.
—¿Sólo eso?
—Es la segunda vez que lo hacemos, Henry, ¿cuál sería la diferencia?
—Te ves más pálido...
Tom sólo siseó tomando la poción y quedándose sentado por un momento, se quedó un instante mirando el piso, dejando que su cabeza diera vueltas hasta que se cansara de eso y volviera a la normalidad. Levantó su mirada encontrándose con los ojos de su pareja y suspiró.
—Estoy bien, Henry —susurró acariciando la mejilla del menor—; pero no lo seguiré estando si tienes esa carita, cariño.
El ojiazul sólo bufó antes de sentarse en las piernas de su chico, abrazando su cintura con las propias.
—Te quiero.
—Yo igual, Henry —susurró besando con cariño los labios del nombrado.
El beso no duró mucho cuando Tom encontró el anillo que habían recuperado de la casa Gaunt. Sonrió viendo la pequeño joya antes de agarrar la mano de su chico y colocarla en su dedo anular, depositando un beso con cuidado.
—Puede ser peligroso que lo tenga en mi mano...
—Sí, lo sé... —Tom le interrumpió antes de que la hermosa boquita de su pareja empezara a rechazarlo— pero confío en ti.
Henry lo miró por un largo tiempo, Tom casi podía jurar que le estaba inspeccionando el alma... a lo que sobrara de ésta. El menor sonrió luego de la inspección y, depositando un pequeño beso en los labios del mayor, comentó:
—Tendré este anillo hasta que tú decidas cambiarlo.
—Me parece bien...
—Y yo mismo le haré hechizos protectores, si tú le quieres poner más, está bien, sólo que no creen un choque con los otros y...
—Sí, sí.
Unas manos se colaron por la camisa del menor, sacando un gemido de sorpresa, el cual fue devorado por los hambrientos labios de Tom.
Henry no sabía qué estaba pasando, pero tampoco se iba a quejar porque su novio se animara de esa manera. Merlín. Que se animara más veces si ése era el caso.
Pasando una mano por el cuello del ojiazul, el mayor siseó algo en sus labios, nada que tuviera sentido, pero, al mismo tiempo, Henry lo entendió. Tal parecía que el horocrux hacía que ciertos puntos fueran más delicados, y el pequeño Slytherin sabría aprovechar eso.
♣ ♣ ♣ ♣
—Henry, apúrate —dijo el mayor con un toque de burla.
—Juro que te romperé el trasero a hechizos si me vuelves a apurar —siseó el menor caminando lentamente, casi con gracia—, a ver si así sientes lo que yo estoy sintiendo.
Tom se rió y pasó uno de sus brazos por el hombro del menos, recibiendo pequeñas quejas sobre "no apoyarse que se iba a caer".
—No te estabas quejando cuando...
—Ni una palabra —gruñó el menor entrando a la habitación que el orfanato les ofrecía—. Todo esto es tu culpa, si no hubieras sido tan bestia podría caminar con tranquilidad.
—Bueno, mínimo no dirás que no te gustó.
—Eres un... —el sonido en su ventana hizo que el menor se callara, notando así a dos hermosas lechuzas queriendo entrar a la habitación.
Los ojos de Henry brillaron y, cojeando a gran velocidad, abrió la ventana, dispuesto a darle la bienvenida al nuevo ciclo escolar.
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Sueños profundos.
FanfictionDicen que los sueños son momentos que tuvimos en nuestra vida pasada. Harry Potter nunca ha creído lo que dicen las personas, pero -por primera vez- prefiere prevenir antes que lamentar. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temátic...