5- Bosque

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— ¡Dafne! ¡Dafne! —Gritaba una voz infantil.

— ¿Si, pequeña Flor? —Cuestioné a la niña que tiraba de mi falda.

—Las otras Hermanas han capturado a un hombre. Estaba incumpliendo las Sagradas Normas del Bosque. ¡La Hermana Lila fue quien lo encontró! —Contestó histérica.

—Solo es un hombre más del exterior, Flor. ―Intenté calmar a la niña. ―No tienes porque ponerte tan nerviosa, pequeña.

—Pero, Dafne, ha incumplido las reglas, ¿Qué le pasara?

—Depende de lo que haya hecho, el Consejo decidirá su castigo.

— ¡Vamos, Vamos! ¡Qué ya van a empezar! —Gritó.

Mientras veía como la pequeña Flor se iba corriendo a presenciar el juicio contra el mortal, yo fui con un ritmo más calmado. Solo era otro humano más al que había que dar su merecido, en fin... Cuando llegué al claro donde se iba a realizar el acto, me situé en una posición en la que podía ver al hombre... Lo estudié con la mirada, iba vestido con una túnica de brujo y poseía una expresión serena, demasiado para alguien que está en poder del Consejo del Bosque... De repente la Hermana Lila comenzó a hablar.

—Hermanas, este hombre ha sido encontrado en nuestro amado Bosque. —Guardó unos instantes de silencio antes de continuar. —Él estaba cometiendo uno de los pecados más horribles contra la naturaleza. Estaba practicando magia oscura.

Todas las hermanas comenzaron a cuchichear. ¿Magia oscura? Yo podía ver el aura de las personas y la de él no era más negra que la mía... Qué extraño ¿Qué estaba pasando aquí? Algo no cuadraba...

—Hermanas del Consejo, ¿me podríais conceder la palabra por un momento, por favor? —Intercedí en el juicio, colocándome al lado del mortal.

—Adelante Guardiana Dafne, valoramos mucho tus palabras. —Me cedió la palabra la Hermana Lila, a regañadientes.

—Como ya sabéis, puedo observar en el interior de las personas, ya sean mortales o inmortales... El caso es que he visto dentro de este humano y no he hallado nada que estuviera involucrado en magia negra.

— ¿Vas a decir que las otras Guardianas del Bosque, mentían?

—Sí, no queda otra explicación plausible y Hermanas vosotras sabéis que no mentiría por proteger a alguien que hubiera roto el Sagrado Código, pero él os puedo asegurar que no lo ha hecho.

—Guardiana Dafne... ¿qué propones que hagamos? ―Casi gruñó la Hermana Lila.

—Yo ahí ya no intercedo Hermana Lila, os he contado la verdad sobre él, mi conciencia queda en paz. Si no absolvéis a este hombre caerá sobre vuestros corazones.

—Hermanas, el Consejo se va a reunir para debatir que hacer con el mortal. Podéis marcharos hasta nuevo aviso.

Miré una vez más a donde tenían atado al hombre... No sabía el por qué, pero tenía la urgente necesidad de acercarme a él... Fui hasta el punto del claro donde lo tenían encarcelado. Entonces lo miré a los ojos. Los ojos de los brujos siempre me habían parecido preciosos a la par que peculiares. Los suyos eran azules con matices plateados, brillaban con la luz de la luna, eran extraordinarios, mágicos... No pude resistirme y le pasé la mano por la mejilla, él me miraba fijamente a los míos.

— ¿Cómo te llamas? —Pregunté curiosa.

—Cedric, mi señora Guardiana.

«Cedric.» Repetí en mi interior el nombre del mortal, como si me acariciase la mente.

— ¿Qué hacías en el Bosque?

—Nada que rompiera el Sagrado Código, mi señora Guardiana. —Respondió él seguro de sí mismo y sus consecuencias.

— ¿Entonces, cómo has acabado aquí? —Apartó la mirada, su expresión era de total vergüenza

« ¿Qué le paso?»

—Confía en mi Cedric, no diré nada si es lo que temes. —Traté de hacerle sentir seguridad.

—Vera mi señ... —Le tapé la boca con la mano.

—Shh, llámame Dafne, tanto formalismo me está dando dolor de cabeza. —Sonreí. —Pero no lo hagas en público, podría ser malo para ti.

—Pues... me encontraba en el bosque recogiendo algunas plantas para mí y una de tus Hermanas se me... —Se puso rojo antes de continuar. —Insinuó, y como ya sabéis eso está penado con un castigo horrible... Entonces se enfadó muchísimo, y me impuso estos cargos, que no son míos.

— ¿Qué Hermana del Bosque fue, Cedric?

—La que ha estado al mando del juicio. —Santos Dioses.

— ¿La Hermana Lila? —Cuestioné, aun sabiendo la respuesta.

—Sí.

—Ahora están discutiendo el veredicto, pero... creo que no va a ser bueno, no te voy a engañar...

Al momento comencé a trazar un plan en mi cabeza... sí, tenía que funcionar. No sabía que me estaba impulsando para salvarle la vida a este brujo que no conocía de nada, mas ver la tremenda injusticia que se iba a cometer contra él... no podía quedarme con los brazos cruzados, viendo como sufría en un tormento eterno bajo del mar.

— ¿Qué hacéis? —Preguntó absolutamente sorprendido Cedric.

—Soltarte, nos vamos.

— ¿Qué pasa con vuestras Hermanas?

—No puedo ver como un inocente sufre por la lujuria estúpida de una Hermana del Bosque. Eso jamás debería de suceder. —Gruñí furiosa. —Vamos corre, sígueme.

***

Estaba sudando cuando me desperté del sueño más raro que había tenido en mi vida. ¿Dafne? ¿Guardiana del Bosque? Estoy oficialmente loca. Si, ya podía decirlo. Sin embargo algo me hacía creer que el ser etéreo y Dafne eran la misma mujer. Por raro que parezca creo que yo también tenía algo que ver con ella. Me senté en la cama y miré alrededor de la habitación, estaba tan oscura y fría como siempre...

Salí de la cama, necesitaba ver a Marcus y preguntarle por todo esto, ¿Qué conexión tengo yo con Dafne? ¿Quién es Cedric? Más preguntas... ¿No se acabaran nunca?


La Última Guardiana. (Dioses Y Guardianas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora