XIV

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Cuando abro los ojos y miro hacia la ventana de mi habitación veo que algunos finos rayos de sol comienzan a hacer su aparición en el cielo. Deben ser las 6:30 como máximo. Giro mi cuerpo para voltear al otro lado de la cama y no es lo que esperaba, Shawn no está.

Un segundo después lo veo salir del baño, sólo lleva puesto un bóxer, pero que bien se ve. Espera, ¿qué llevo puesto yo? Me mira y sonríe ampliamente.

―Siempre me ha encantado cómo adquieren ese tono rosado tus mejillas.―dice acercándose a la cama mientras yo me incorporo arrastrando una sábana conmigo para cubrirme con ésta.―Creo que la primera vez que lo noté fue cuando te pregunté si eras igual de buena que tus padres.―sonríe dejando ver sus hermosos dientes.

―Lo recuerdo... Buenos días.―le digo sonriendo y colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

―Buenos días, mein Schatz.―sube al colchón y se coloca frente a mi. Parece que se ha duchado, su cabello está mojado y rizos caen sobre su frente. Su frase en alemán hace que lo mire fijamente a los ojos.

¿mein Schatz?―pregunto, sabiendo el significado.

―Eres lo más valioso para mi, Eva. Así que sí, mein Schatz.―me toma entre sus brazos y me mantiene allí, contra su tibio pecho. Escuchando los latidos de su corazón. La situación hace que cierre los ojos y un recordatorio llegue a mi memoria.

―Shawn...

―¿Si?―responde aún sosteniendome cerca de él.

―Necesito... Ayer, no hemos, no hemos usado protección.―digo haciendo pausas al inicio. Los anticonceptivos jamás fueron un tema tabú para mis padres, me dijeron que los usara cuando llegara el día, pero ayer lo he recordado muy tarde.

―Sí, lo sé.―se aparta de mi para alejarse de la cama e ir hacia el baño, cuando regresa tiene una cajita blanca con toques rosas en su mano, entiendo qué es.―Ayer me he olvidado de todo Eva, lo siento.― acaricia mi mejilla suavemente y me extiende la caja.

―¿De dónde la has sacado?―pregunto curiosa.

―Salí a correr y en el camino de regreso pasé a una farmacia.―me dice sonriendo, está tan malditamente guapo.

―Gracias.

―Ayer me sentí el hombre más afortunado del mundo, y hoy por la mañana cuando desperté y te sentí cerca, cuando abrí los ojos y estabas allí, comprobé que lo soy.―ha vuelto a sentarse frente a mi y acuna mi mejillas con sus manos.

―Te lo dije ayer Shawn, lo recuerdo. Eres el amor de mi vida.―digo y lo beso. Se ha cepillado los dientes y sabe un poco a dentrífico.

―Prometelo.―pide después del beso, su frente está contra la mía y sus manos en la misma posición, es casi un susurro.

―¿Prometer qué?

―Que soy el amor de tu vida, que no me vas a dejar...―Oh Shawn, no soy ella. Jamás te haría daño.

―Anne fue una estúpida Shawn...―digo con coraje hacia aquella mujer a la que no conozco.―Lo prometo.―finalizo. Las promesas.

―Deberías ducharte y vestirte...―me ayuda a incorporarme con la sábana incluida.

―Lo haré―lo beso corto en los labios y camino hacia el baño. Me detengo y giro sobre mí para volver a verlo cuando se me ocurre algo...―Sé que ya te bañaste pero, ¿no quieres volver a tomar un baño?―Se había sentado en la orilla de la cama, pero en cuanto pronuncio aquellas palabras se levanta.

―Me harás perder la razón, Eva...

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Holiiiii, regresé.
Es un texto pequeño pero sentí que necesitaba hacerlo, so aquí está.
Final y oficialmente mis vacaciones empezaron el jueves, así que como ya les había adelantado eso significa una cosa: actualizaciones más constantes.
Gracias por leer, votar y comentar, amor para todos ustedes.
Nos leemos pronto❤
P.D: La siguiente parte ya está escrita y lista para ser publicada, depende de ustedes, si me dicen que la quieren la publico hoy mismo xD

Hospital [Shawn Mendes] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora